Al llegar a lo de Jorge, Paula, desde luego, fue el tema de la sesión:
- Dime si no es una postura loca. Dejar que el destino nos reúna... un delirio.
- Si por loco queremos entender "todo lo que excede lo previsible", tal vez sea loco... Algo para aprender:
Se cuenta de cierto campesino que tenía un caballo de tiro ya viejo y casi ciego.
En un lamentable descuido, el caballo cayó en un pozo. No dejaba de relinchar, trataba de hacer fuerza con sus patas para impulsarse. A cada intento del caballo, el campesino le sentía agonizar, y él trataba de ayudarlo haciendo palanca.
El caballo y el campesino lo intentaban por todos los medios.
El campesino "sentía" la agonía del caballo como propia. Así que tras baldíos esfuerzos por sacar al caballo de su prisión, decidió llamar a los vecinos para acabar con la agonía del animal.
El pueblo se unió con palas para ayudar al vecino y al propio caballo. Urgidos, comenzaron a echar tierra y piedras.
El caballo continuaba bramando enfurecido y pataleando. A cada palada, el caballo, tras sentir los guijarros en su lomo y la tierra, se revolvía luchando por salir del pozo.
A cada palada más titánicos los esfuerzos del caballo, que iba retirando de sí la tierra...
La tierra iba cayendo, lentamente, bajo las patas del animal. Seguía luchando contra el pánico.
Los campesinos comenzaron a darse cuenta de que el esfuerzo del animal le esraba ayudando a dejar debajo de él la tierra, así que redoblaron esfuerzos.
Finalmente, con la tierra de lo que se presumía su tumba, logró dar un salto suficientemente grande como para liberarse de aquella agonía.
El campesino aprendió que mucho tenía que aprender de su viejo caballo de tiro y que tenía que quitarse de encima que cargaba a sus espaldas y a subirse a sus dificultades..
Fuente: Jorge Bucay: "Cuenta Conmigo". RBA de Bolsillo. 2005. Buenos Aires-Barcelona. Pp.: 86-87
Rerecontado por Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
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