PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

domingo, 9 de septiembre de 2012

Antología Poética de Neruda. La dulce mirada de Alberti


 
ALGUNAS BREVES IMÁGENES DE PABLO NERUDA

Como cenizas, como mares poblándose...

Yo quiero traer aquí, en esta primavera madrileña y como introducción a la presente ANTOLOGÍA POÉTICA de Pablo Neruda, algunas de sus imágenes, tanto de nuestra amistad como de su poesía, aquel inmenso arrebatado mar de su poesía, bamboleado por lluvias y huracanes de sus altas montañas andinas, sacudidas por fuertes arenales invasores, agitada de bosques ensoñadores y crujientes, estremecida de latigazos sísmicos, de tanta luz nevada, de extraño territorio y minerales, repartidas islas, voces, soles, flores, rayos y sombras, toda ella, como contenida en aquel verso inicial de su primera Residencia en la Tierra.

Como cenizas, como mares poblándose...

Y así también su imagen, que hoy, digo, quiero traer aquí, sacándola de entre los soles alegres, los vivos, claros, oscuros y dramáticos años de nuestra amistad.
Cuánto he sufrido, Pablo, por no haber estado contigo, acompañándote, cuando aullaban todas las furias sueltas que aquellas recién engalonadas panteras de tu país soltaron alrededor del vigilado lecho en el lenta, desesperada y angustiosamente agonizabas hasta morirte, pocos días después de asesinado el presidente de todos los chilenos, tu gran amigo, Salvador Allende. Pero yo quiero imaginar que tú no has estado solo, que a tu cabecera y a tanta distancia de tu alcoba, acompañaban tu agonía, al lado de Matilde, tu ejemplar compañera, aquellos grandes que igual que tú sufrieron desvelados por sus pueblos, como Whalt Whitman, Maiakovski, Machado, García Lorca, César Vallejo, Paul Eluard, Quasimodo, Miguel Hernández, entre los muertos o sacrificados, y también tantas voces líricas vivientes e inmensas multitudes que te amaban, que admiraron en ti tu conducta, tu fe, tu grandeza de poeta en aquel trance supremo de tu vida.

Tu vida, Pablo, aquella otra, la alegre, la optimista, cuando llegaste, apareciste por vez primera en Madrid, el día menos pensado, subiendo a aquella terraza mía en Marqués de Urquijo, desde donde la sierra guadarrameña me saludaba al fondo con sus níveos azules transparentes. Aunque yo nunca entonces te había visto y llegabas sin avisar, comprendí rápidamente que eras tú, aquel mismo que me escribía cartas desesperadas desde su consulado chileno en Batavia (Java), sintiéndose muy solo, tan distanciado del mundo y de su propio idioma. Y eso que ya tú eras el inmenso poeta que había escrito Residencia en la tierra, cuyo manuscrito llegué a conocer por un amigo tuyo, secretario de la Embajada de Chile en Madrid. Desde su primera lectura me sorprendieron y admiraron aquellos poemas, tan lejos del acento y el clima de nuestra poesía. E intenté que se publicara. Tan extraordinaria revelación tenía que aparecer en España. Lo propuse a los pocos editores amigos. Fracaso. Entonces se lo di a Pedro Salinas para que él mismo tanteara a la Revista de Occidente. Pero Salinas también fracasó, logrando tan solo -menos mal- que la revista publicase algunos ejemplos de tu libro. Aumenté entonces mi correspondencia contigo. Tus respuestas eran cada vez más angustiosas, llegándome a pedirme en una de tus cartas disculpas por los errores gramaticales que pudiese encontrar en ellas [...]


 
PERMANENCIA DE PABLO NERUDA
 
En el mar, en la tierra,
en los pueblos perdidos,
en las grandes ciudades,
en las naciones,
siempre tu nombre, tú,
tu estrella inextinguible,
tu fulgurante ejemplo.
Es dulce y es alegre y amargo hasta las lágrimas
encontrarte,
saber que tu presencia es más fuerte que todo,
que habla por ti tu verso,
su sondear infinito,
prendiendo el corazón,
arrebatándolo
a altas cimas de paz
o sacudiéndolo hasta dura coraza indeclinable.
No,
tú no tienes, hermano,
que retornar, tu ida,
a pesar de la sangre por las calles,
en medio de tu muerte,
no se cumplió, jamás
saliste de tu cuerpo
y es tu cuerpo, su voz,
es tu encendido espacio el que cae cada día,
cada alba del viento,
en el mar, en la tierra,
en los pueblos perdidos,
en las grandes ciudades,
en las naciones...
 
RAFAEL ALBERTI
 
 
 
Pablo Neruda.
Antología poética.
Selección y prólogo de Rafael Alberti.
Austral. Espasa. Madrid, 2009.
 
 
 
 
 

A continuación, después de leer y escribir lo anterior, fruto de un regalo hecho desde el interés, el cariño y el conocimiento de mis gustos, he seguido sondeando sobre este libro. Más que un libro, por las connotaciones contextuales y amorosas de las personas que me lo han regalado y de la persona que les ha transmitido mis ocupaciones actuales, propias de la naturaleza aragonesa, calor, frío, cierzo (viento intenso), un viento que curte las facciones, un viento tan bello como el río que atravieso entre mi hogar y el trabajo: el Ebro, un libro tan fascinante y apasionante como la Basílica de Nuestra Señora del Pilar: "La Pilarica". Tan hermoso como las gentes de Zaragoza, como las personas de Teruel o de Huesca, no mencionar a la multitud de pueblos significa que existen, como la poesía, en el paladar del que lee a Neruda. En este caso a Neruda a través de los ojos de Alberti. Enraizarse no es solo tomar una identidad aragonesa. En todo caso, convocar a mi profesión solo puede poner una perspectiva científica, y aunque, el psicoanálisis puede llevar a la poesía y se nutre de ella, hay más vida. En todo caso, quiero dar las gracias a los chilenos, quiero dar las gracias a las personas que me han hecho el regalo, mis suegros. Quiero agradecer a mis cuñados que me hayan regalado a quien comparto con relativa frecuencia desde el acceso libre de youtube: Jorge Drexler y Pedro Guerra. Del último han sacado una foto para recordar. Es bueno reírse de uno mismo y Pedro Guerra tiene talento, genialidad, sosiego e inteligencia como para conviertir ese aparente handicap en un buque insignia. Yo diría "soy feo, pero puede que lo que escriba o componga te guste". Así que un hurra por todos aquellos que toman esa postura ante la vida. Rodrigo Córdoba Sanz.
 
Sin más preámbulos, les dejo con una reseña muy interesante de "Encuentros de Lecturas"
Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter (W.H. Auden)

 Espasa acaba de lanzar una edición especial de la Antología poética de Pablo Neruda que preparó Rafael Alberti en 1981. Dos de los nombres imprescindibles de la poesía contemporánea en español se unen en esta edición conmemorativa que constituye una nueva invitación a acercarse a la obra del chileno.

Incorporado al grupo español del 27, que lo acogió como a uno de los suyos y tuvo en la Casa de las Flores uno de sus lugares de encuentro, García Lorca lo presentó en la Universidad de Madrid con unas palabras memorables que definían lo que había sido y lo que iba a ser la obra de un poeta “más cerca de la muerte que de la filosofía, más cerca del dolor que de la inteligencia, más cerca de la sangre que de la tinta.”

Eran los tiempos del Caballo verde para la poesía y de Residencia en la tierra, una revista y un libro que cambiaron el rumbo de la poesía a ambos lados del Atlántico.

La poesía torrencial de Neruda está llena de inevitables altibajos que coexisten con una constante ambición expresiva. A esa indisimulable irregularidad se refería Juan Ramón Jiménez cuando lo llamó, con más lucidez crítica que ímpetu descalificador gran mal poeta.

Entre el precoz Farewell y los sollozos, de Crepusculario, y el final Libro de las preguntas, los poemas de esta antología son una muestra de hallazgos y destellos constantes, una evidencia del poderío verbal de quien poseía el don de la palabra y lo combinó con una desbordante capacidad visionaria para dar lugar a las imágenes potentes y perturbadoras que sostienen su mundo poético.

En medio, la sentimentalidad adolescente de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, la explosión liberadora de las Residencias, la apertura a la poesía civil de España en el corazón, el segundo descubrimiento de América que es el Canto general, la recuperación del intimismo en Los versos del capitán, que inician una tercera época marcada por el tono menor que se prolonga en la exploración de lo humilde cotidiano y su elevación metafórica en las Odas elementales, en los Cien sonetos de amor, en el Memorial de Isla Negra o en el espléndido y poco conocido Las manos del día.

La de Neruda es una obra larga y honda, una poesía caudalosa que celebra la palabra, la naturaleza y el amor o denuncia a los repetidos chacales de la historia de América y de España. El medio millar de páginas de esta antología son una breve muestra de lo que Alberti llama en su introducción “el inmenso torrente andino” de su poesía. Y una nueva ocasión de comprobar que leer a Neruda es explorar a través de su palabra y su mirada la realidad y el lenguaje como quien descubre el mundo:

Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

(...)

y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.


Santos Domínguez






http://youtu.be/9h58PazTxws Música Hispanoamericana: titulado NERUDA EN EL CORAZÓN
http://youtu.be/2DA3pRht2MA Serrat -Caminante no hay camino-
http://youtu.be/ROTWhwc-0lM Serrat -Es caprichoso el azar-
http://youtu.be/gq_-9XDwyJU Serrat -Poema de Amor-

No hay comentarios: