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Paz y Ciencia

domingo, 23 de septiembre de 2012

Sobre la Incoveniencia del Eneagrama en la Terapia Gestáltica

Sobre la inconveniencia del eneagrama en la psicoterapia gestáltica

 
Existe actualmente una gran difusión del eneagrama, catalogada incluso como "poderosa herramienta de autoconocimiento", sin embargo, pensamos que tiene inconvenientes en relación a la práctica de la Gestalt, este artículo aborda esa problemática. 
      
“Esto es lo que se saltan a veces las personas cuando sólo repiten ideas: la atmósfera en la que se hace o dice algo”
Adriana “Nana” Schnake, Sonia, Te envío los cuadernos Café
 
Citar fuentes que ilustren la visión y conceptos del Eneagrama es una actividad innecesaria ya que hay cientos de libros y sobre todo sitios en internet en donde se puede encontrar estas referencias.
El Eneagrama debe su nombre a una imagen generada a partir de la historia siguiente:
“Lo que quiero proponerle ahora es que se asome al misterio geométrico del Eneagrama, para que se familiarice con su estructura visual. Esto que voy a decirle no lo he visto en ninguno de los tantísimos libros sobre este tema que yo haya leído: lo conocí por transmisión directa en un Seminario dictado por un sheik de la orden Nakshbandi. La pregunta es: ¿de dónde nace esta extraña y bella figura que es el Eneagrama?
Le acompañaré a que llegue por sí solo a descubrirlo, siguiendo estos pasos:
Dibuje un círculo, y marque en ese círculo nueve puntos equidistantes que lo dividan en nueve partes iguales. Coloque a cada punto un número del 1 al 9, de manera que el 9 quede en la cúspide del círculo.
Ahora, dispóngase a hacer una cuenta (con calculadora o sin ella). La cuenta que debe hacer es la de dividir la unidad (1) por un número altamente significativo en la simbología de todas las Tradiciones: el 7. Obviamente, el primer número del resultado será el cero, seguido de una coma. ¿Qué números le siguen? (Observe que, si está bien hecha la cuenta, esos números se alinean en una serie que se repite hasta el infinito).
Tome una regla, y, apoyándose sobre el círculo dividido en nueve, una los puntos siguiendo la secuencia indicada por el resultado de su cuenta, trazando una línea que dibuje el camino entre uno y otro punto. ¿Qué ve? Una vez hecho ese diagrama, quedan tres números excluidos de ese dibujo. Únalos.
Si Ud. ha seguido cada paso empíricamente, tal vez haya experimentado el mismo asombro que sentí yo al ver la trama secreta de los números, y cómo su realidad se manifiesta de una manera misteriosa... Los sufis han llamado al Eneagrama “el diagrama de todas las cosas”, aplicando su dinámica no sólo a la comprensión del psiquismo humano, sino también a las más variables disciplinas de conocimiento. Por eso lo consideraban una figura verdaderamente sagrada...
Frente a esta extensa cita, puedo decir lo siguiente:
1. El origen del Eneagrama se encuentra en una tradición de la cultura oriental relacionado con el pensamiento mágico más que con una faceta reflexiva, como sucede con otras filosofías de la región como el Zen o el Tao.
2. Como se ve en la cita se ha escogido el 9 por fundamentos de tradición, más que por cualquier otra razón, salvo consideraciones relacionadas al pensamiento mágico (…es “la trama secreta de los números”)
3. Como síntesis de lo anterior, y como consecuencia obvia, es que no existen fundamentos naturales o de observación reflexiva o sistemática de la tesis eneagramática en relación a la afirmación que son 9 los tipos básicos de la personalidad humana.
Esto es particularmente importante, en la cultura señalada el 9 tiene un significado de “orden” o “armonía”, allí, no en otra parte, sólo después de este origen no racional, las personas que han estudiado el eneagrama dan razones , explicaciones, argumentaciones y demás para creer que son 9 “los tipos” básicos que describen al ser humano, algo muy arbitrario, por decir lo menos. Si la tradición de origen hubiese sido eminentemente judía el número 7 (símbolo de “perfección natural”) sería el elegido y ahora estaríamos hablando del “heptagrama”, y si se hubieran apoyado en la antigüedad griega (particularmente los pitagóricos) hubiera sido el símbolo de la salud, la estrella de cinco puntas, el símbolo del equilibrio, es decir, ahora estaríamos hablando del “pentagrama”.
Teniendo el eneagrama un origen tan ligado al “fondo cultural” de sus autores, insisto, me parece arbitrario pensar que son 9 los tipos más básicos de la personalidad humana. Si somos parte del movimiento humanista ¿cómo aceptar esto?
Esta es una de mis primeras críticas.
Y creo que debe quedar claro que el problema no es simplemente la raíz cultural del eneagrama, eso no tiene nada de extraordinario (a fin de cuentas yo sigo el enfoque Gestalt de raíces filosóficas europeas y soy latinoamericano), sino el establecimiento de una afirmación (“9 tipos”) sin más sustento que la misma tradición o el pensamiento mágico.
 
EL ENEAGRAMA COMO “ETIQUETA”
 
Si bien sus cultores se esfuerzan por reclamar apertura, el mismo hecho de recomendar no “cerrarse” en su uso, es decir, no estar aplicando indiscriminadamente el rótulo de los tipos (“eres un 7”, “esa persona es un 4”, “aquél es un 8”, etc.) hace referencia a un hábito que es casi como un automatismo cuando nos entregan un nuevo instrumento, pero en este caso es un instrumento clasificador.
¿Cuál es el problema con eso?
El problema reside en que al hacerlo condicionamos nuestra percepción del consultante, sabemos por nuestra
formación humanista que los seres humanos y su personalidad son fenómenos de una riqueza monumental, pero al aplicar el rótulo eneagramático se liquida esa diversidad, entonces el evaluador será dirigido, en su percepción del otro,no tanto por las características propias de éste sino por aquellas que pertenezcan a lo que el evaluador crea que es su eneatipo y lo mismo podríamos decir de cualquier otro sistema clasificador en el estudio de la personalidad en relación a la práctica de la psicoterapia.
No digo que debamos evitar por completo la clasificación (es un procedimiento científico) pero sí debemos evitar ese encasillamiento de la persona, en otros contextos teóricos se recurre a unos cuantos conceptos en base a los cuales se estudia la personalidad pero de una manera diferente.
Por ejemplo, uno entre muchos que puede haber: el recientemente desaparecido Doctor Pedro Ortiz Cabanillas (http://www.academiaperuanadepsicologia.org/2012/Sociedad-Conciencia-Personalidad.pdf) recogiendo la tradición académica de la psicología clásica ( que a su vez se basaba en los “humores hipocráticos”) dividió el estudio de la personalidad humana en un aspecto cognitivo, uno temperamental y otro conativo, pero esta división tiene como objetivo el análisis de la trayectoria individual sin etiquetamientos previos, es decir, en la “parte cognitiva” se abordará todo lo relacionado a habilidades ,destrezas y capacidades de diversa índole, en la “parte temperamental” se referirá a la emocionalidad y en la “parte conativa” se hablará del aspecto volitivo-motivacional (estas breve exposición es una gran simplificación de las ideas del Dr. Ortiz porque sólo tienen sentido en su enfoque más global de sociedad, conciencia y concepto de ser humano, para los interesados ahí está la información); pero estos aspectos serán ordenadores desde los que se dispone un análisis del individuo, reitero, es más un orden para el estudio que una clasificación hecha de antemano.
Otro ejemplo interesantísimo sería el de Mc Adams (http://personal.us.es/fjcano/drupal/files/AYMC04.pdf) , que postula el concepto de “Dominios de la Personalidad” , en el primer nivel se situaría lo que la persona tiende a hacer (relacionado a temas temperamentales y constitucionales, rasgos que se expresan aún “descontextualizadamente”); el segundo nivel de las “adaptaciones características” relacionadas con aprendizajes , el asumir roles y en base al contexto en la que la persona se desenvuelve, lo que las personas hacen y finalmente el tercer nivel el dominio de la identidad, constituido por el significado de quien es el individuo más que en base a lo que hace o tiende a hacer, cada nivel tiene una forma de evaluar distinta. En este esquema, imaginemos a un profesor de escuela, podríamos ver conductas peculiares en base al primer nivel (por ej. Tendencia al buen humor, tendencia que puede existir aún cuando no le vaya bien), aprendizajes característicos como una manera de dirigirse a sus alumnos, en el segundo nivel; y en el tercer nivel podemos preguntarle cómo se siente, averiguar si lo que hace lo realiza, lo frustra, si tiene sentido o no para él.
He presentado ejemplos de dos enfoques en base a los cuales un psicólogo se puede apoyar para estudiar la personalidad humana sin clasificaciones previas, sino en conceptos que más bien ordenan su tarea. Quizás a algunos les parezca denso y tedioso estudiar el fenómeno “personalidad” de esta manera, pero creo que un psicólogo profesional vería con mejores ojos esta manera de hacerlo y ahí también percibo otro problema: el eneagrama es más comercial y atractivo para no profesionales de la conducta y gran público que algún sistema de estudio o teoría de la personalidad, este es un aspecto muchas veces no enfocado en la consideración y evaluación del eneagrama, cualquier persona se encanta fácilmente con "los tipos" de personas.
EL ENEAGRAMA COMO “OBSTÁCULO EPISTEMOLÓGICO”
 
Considero que este tipo de clasificación constituye un “obstáculo epistemológico” tal como lo concibe Gastón Bachelard ( http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/obstepis.html) es decir, una idea que impide el conocimiento y la investigación de la realidad, en este caso la personalidad, se acerca al quinto obstáculo epistemológico (ver la referencia) por que hace referencia a un “sustancialismo” o “esencialismo” que no considero apropiado y que se encuentra en las antípodas de la posición fenomenológica inherente al enfoque gestáltico.
¿Qué obtenemos sin abandonamos por completo el eneagrama?
Desde mi punto de vista, la respuesta es clara: desplegar en toda su amplitud la potencia fenomenológica del terapeuta gestáltico, ya que con fluidez y libertad el terapeuta estará atento a sí mismo, al consultante y al “Campo” sin las ideas preconcebidas del eneagrama, no habrá una persona tipo 1 ó 2 ó 3 y demás, sino en el sentido más fenomenológico del término, simplemente un ser humano.
Al suceder esto, lo único que esperará el terapeuta es ver qué aparece en él, qué figura se forma en relación al
momento actual, de consulta, porque si tuviera en mente el tipo eneagramático, sólo podría ver aquello condicionado por ese tipo.Por las leyes gestálticas de la percepción sabemos que el ser humano es UN BUSCADOR DE PATRONES, y debemos dejar que los mismos sean formados por los procesos naturales del Campo y por la autorregulación organísmica del cliente, eso requiere dejar fuera del campo perceptivo referencias externas al mismo, ese papel cumple el eneagrama, dirigir la percepción del terapeuta “externamente”, considero que hay que decirle “no” a ese aspecto. Y hay que tener en cuenta que una vez que se instala en la mente del terapeuta una idea acerca del otro, todo lo que ocurre después, tiene naturaleza confirmatoria de la idea original, así funciona nuestra mente, esto ocurre por la “tendencia a la configuración” de nuestra percepción y porque no aceptamos la existencia de ideas discrepantes simultáneas en nuestra mente, es decir, si por ejemplo una persona es calificada como ordenada,formal,objetiva,disciplinada,etc. (Tipo 1) por su eneatipo, lo más "natural" que ocurre en el terapeuta es tener la tendencia a filtrar aquellas características que no pertenezcan a su eneatipo y que sin embargo pueden estar presentes en él (o ella) y de esa manera soslayaríamos el todo.
En esta línea, la idea principal es que el eneagrama CLAUSURA las posibilidades de investigación fenomenológica del consultante y si, según sus defensores, “en realidad” eso no ocurre porque se dirigen al centro de la persona sin etiquetamientos y sin aferrarse a ellos ¿entonces para qué necesitan la figura de 9 tipos? ¿Estamos pendientes de la SINGULARIDAD del ser humano o no lo estamos?
Creo que el terapeuta gestáltico que evita el eneagrama gana claridad fenomenológica, puede que en algún momento pueda sentir que se queda “sin información” ni “conocimientos” para su abordaje ( en los que lo utilizan) porque el movimiento del eneagrama se ha difundido en muchos países y por la obra de Claudio Naranjo, asociado a la Gestalt.
Sin embargo ese vacío, parafraseando a Paco Peñarrubia, puede llegar a ser “metodológico”, el terapeuta se puede llenar de vivencias y de captación de formas, abandonar el eneagrama, en síntesis, en el contexto de la psicoterapia gestáltica, es una manera de ir a “las cosas mismas” y de “recobrar los sentidos”.
 
 
 
FUENTE: Gestaltnet

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