En tu angosto silbido está tu quid
y, cohete, te elevas o te abates,
de la arena, del sol con más quilates,
Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,
en humanos hiciste entrar combates.
Dame, aunque se horroricen los gitanos,
veneno activo el más, de los manzanos.
Miguel Hernández: "Poemas de amor"
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