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Paz y Ciencia
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martes, 23 de noviembre de 2021

Resiliencia: NIETZSCHE

 



La vida nos enseña que nada es para siempre, que nuestros sueños no siempre se cumplen y que no podemos aferrarnos al pasado, ni vivir suspirando por el futuro. Cuando alguien nos traiciona, cuando la salud nos falla, cuando no podemos controlar una determinada situación o las acciones de los demás, sólo nos queda aceptar la realidad. Pero la realidad es difícil de definir, porque cada uno de nosotros tiene su propio camino: en el que influye su pasado, su presente actual y su futuro, que llegará pero que no podemos controlar. La vida de cada persona es diferente, por lo que nuestra visión o percepción de la realidad, también lo es. Sin ir más lejos, en estos momentos de gran incertidumbre provocada por la gran crisis sanitaria, económica y social, causada por la pandemia de la Covid-19, conceptos como el de la resiliencia toman cada vez más protagonismo. Pero…¿Qué podemos hacer si pensamos que somos poco resilientes o lo queremos ser más?. Os damos una serie de ideas y pautas que os pueden ayudar a cultivar la resiliencia.

Adaptarse a las nuevas situaciones mediante un trabajo personal

La crisis sanitaria del coronavirus ha provocado un profundo impacto en la población a nivel económico y social, nuevos hábitos que hemos tenido que normalizar y adaptar a nuestra rutina diaria. Sin embargo, la incertidumbre y el miedo a lo desconocido han alterado el bienestar psicológico y emocional de buena parte de la población, dando lugar a conductas obsesivas, fobias e incluso trastornos psicológicos como el estrés postraumático. 

Esta situación es una oportunidad para desarrollar la resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad que tenemos los seres humanos de adaptarnos a situaciones críticas o adversas, superarlas y salir con un aprendizaje.

Es importante saber que la resiliencia no es un rasgo que las personas tienen o no tienen, sino que es un concepto que incluye una serie de comportamientos, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidos y progresivamente desarrollados por cualquier persona que se lo proponga. El ser resiliente no es un ser extraordinario, esta capacidad está en toda persona. La tarea está en desarrollar esta aptitud con actitud y firmeza, ayudándote de las siguientes pautas:

– Haz crecer tu autoestima. ¿Cuáles son tus puntos fuertes?. Todos tenemos habilidades que nos hacen destacar y eso es, precisamente, lo que debes utilizar para afrontar las situaciones más complicadas. Autoconocerse es crucial para afrontar cualquier cambio.

– Mantén tu mente abierta y receptiva a nuevas ideas. Incluso en los momentos más complicados, se generan nuevas oportunidades. En un entorno de cambios, mantente atento para aprovechar al máximo cualquier situación, intentando ser proactivo.

– Comunica tus sentimientos. Es importante que las personas más cercanas sepan cómo te sientes. Eso les facilitará comprender mejor por lo que estás pasando y podrán ayudarte, así que no dudes en compartir con tu equipo cómo te sientes, sobre todo si afrontas un momento complicado.

– Mantén el sentido del humor. Tener una actitud positiva y optimista es fundamental en cualquier situación. Busca el lado positivo de las cosas, porque ¡con un poco de humor todo es más fácil!

– Busca un propósito significativo en tu vida. Fijarse un objetivo o una meta siempre nos ayuda a mantener el camino. Cuando te sientas perdido, recuerda cuál es tu propósito y ¡ve a por él!

– Actúa para influir en lo que sucede alrededor. ¿Eres de los que creen en el destino? Sea cual sea tu opinión, las actuaciones que realicemos siempre marcan el camino, así que no te dejes llevar por la situación y toma tus propias decisiones.

– No pienses en tus errores, sino en lo que has aprendido de ellos. ¿Errores o aprendizajes? Equivocarse es humano, así que no le des más vueltas y céntrate en lo que has aprendido porque toda experiencia enriquece y nos ayuda a crecer.

lunes, 16 de julio de 2018

La Vergüenza

La vergüenza es un sentimiento intensamente humillante y doloroso. Es muy difícil liberarse de ese sentimiento pegajoso y repelente. Si tienes algunos de estos síntomas es posible que estés experimentando vergüenza:
- El impulso de encogerte o de ocultarte.
- El deseo de desaparecer.
- La sensación de que todo tu cuerpo se está debilitando.
- La sensación de que hablar es incluso más difícil de lo normal.

La vergüenza está relacionada con ser. Sentimos vergüenza cuando creemos que somos indignos o que tenemos defectos innatos. El resultado de la vergüenza es la impotencia y desesperación. La vergüenza nos incita a replegarnos y ocultarnos. La vergüenza es un sentimiento miserable que aplasta la alegría de compartir nuestro mundo interior con los que nos rodean. En lugar de eso, sentimos que exponerse duele demasiado y que tenemos que permanecer ocultos.
La vergüenza es compleja y confusa, y las condiciones tienen que ser justamente las correctas para que se dispare. Para que alguien experimente vergüenza ha de estar muy involucrado en revelar algo profundamente personal a otro individuo. Si en lugar de agradecimiento lo que recibes es un gesto o una mirada de repugnancia, de ira, de reprobación o de indiferencia, eso puede disparar un deseo intenso de ocultarte. Dicho de otra manera, vergüenza.
:: Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo.
:: Psicoterapeuta Zaragoza.
:: Teléfono: 653 379 269
:: Zaragoza (Zona Centro).

sábado, 10 de diciembre de 2011

Sobre el sentimiento de soledad

Puede ser que aquel que lea estas líneas se sienta solo. Ya sea con pareja, amigos, familia o rotundamente solo físicamente. Sin embargo, el sentimiento de soledad corre parejo a un sentimiento de desamparo y al miedo a uno mismo. En ocasiones este pavor se traduce como síntomas de aguda ansiedad y un malestar difuso e inefable. Vivir en pareja no es un "remedio" para solucionar esa sensación, es una ortopedia, un apoyo incalculable pero que se ve intensificado cuando la pareja no está. En esos momentos, según que personas, se sienten abandonadas, poco queridas, con necesidad de comunicarse, de apoyarse en guías que le mantengan con cierto norte o rumbo.
El sentimiento de soledad es una percepción interna, remite al mundo interno, al contenido de las fantasías, a cómo se dibuja la realidad psíquica y esto está nutrido de experiencias biográficas en las que se ha sido más o menos atendido, sostenido, apoyado o validado. El reflejo interno de la voz interior que emite esos desagradables sonidos de desamparo y soledad pueda ir disipándose con un cambio global en la dimensión de la persona.
Desde luego que es algo desgarrador, produce solemne tristeza y un correlato del que no se puede despegar, el vacío. Una sensación de falta, carencia, déficit narcisista o de amor propio o de autoestima si lo quieren decir así. Es una sensación muy molesta, la ansiedad se puede atenuar con ansiolíticos, los síntomas disociativos con otros fármacos como los neurolépticos de nueva generación. Pero el sentimiento de soledad permanece hasta que el sujeto encuentra su lugar en el mundo, la paz interior que diría uno de estos gurús hindús o un gestaltista de según que inclinaciones. Esa paz interior es verse dotado a nivel de lo subjetivo de las representaciones que no ha vivido durante su trayectoria, por tanto es una característica de déficit. Desde desatención, violencia, alcoholismo en el hogar, violaciones, insultos, humillaciones, golpes. Todo esto conforma el psiquismo de una persona que en muchos casos es frágil; aunque en otros, el concepto de resiliencia puede hacer que esa persona pueda superar esa situación y canalizar de manera productiva y reactiva su experiencia para ayudar a otros. Es el caso de muchos trabajadores de ONG, cooperadores internacionales y algún que otro psiquiatra y psicólogo. No obstante, con respecto a estos dos últimos, el psicoterapeuta requiere de un tratamiento psicoterápico para poder trabajar como tal. Un ejercicio sano para no proyectar sus "neurosis" al paciente.
El sentimiento de soledad es más frecuente de lo que pueda parecer, las personas llenan esos vacíos con adicciones con y sin drogas. Es algo descorazonador para esa persona. Pero generalmente una llamada, una quedada con alguien o un mensaje por internet puede suavizar esa situación.
No obstante, sobrevolando el fuero interno está esa ingrata sensación que acude abruptamente y hace daño. A la persona le cuesta acostumbrarse y mucho más entenderlo, solo un tratamiento psicoanalitico puede dar algo de luz a ese aspecto.