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Paz y Ciencia
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domingo, 16 de enero de 2022

LA IRA. SÉNECA


 

Aristóteles dice que la ira es necesaria, pero dominada por la razón. Séneca refuta al gran maestro de Estagira, argumentando que si lo que aparece es ira de verdad, entonces esta es incompatible con la razón. Si es una ira “razonable” ya no es ira. Y descarta también la creencia de que la ira moderada es buena, argumentando que un mal en menor medida nunca puede convertirse en un bien.

Añade Séneca, quien escribió todo un tratado sobre la ira que esta no solo es contraria a la naturaleza del ser humano, sino que es inútil e indeseable. La razón solo es más fuerte cuando está alejada de las pasiones. Cuando las pasiones aparecen, toman las riendas y no pueden ser dominadas por la templanza. Por ello mismo, hay que rechazar los impulsos de la ira en su misma raíz.

Finalmente, dice Séneca que la ira ni siquiera es útil contra el enemigo, porque en la guerra se consigue más con la serenidad, la reflexión y la estrategia, mientras que la ira favorece las derrotas. En el caso de injusticias o atentados contra la familia, en vez de la ira son más útiles la piedad y la virtud, que llevan a actuar con calma y diligencia.

Algunos estoicos admiten hasta cierto punto la expresión de la ira como algo natural. En cualquier momento puede ocurrir algo que te altere el ánimo y te haga mostrarte visiblemente enfadado. Alguien podría ser impertinente, el coche dejar de funcionar en la situación más inoportuna, o una persona de tu equipo cometer un error crítico a pesar de que le hayas dejado muy claro lo que debía hacer. Tu comportamiento instintivo en esas circunstancias puede ser enfadarte con bastante afectación. Y eso puede ser, como decía, hasta

sábado, 9 de febrero de 2019

Frustración en Altas Capacidades

Si no enfrentas a tu hijo a situaciones frustrantes, ¿cómo quieres que aprenda a manejarlas? Si cada vez que tu hijo protesta, te apresuras a atenderlo, ¿cómo aprende a manejarse a una contingencia negativa? ¿Tenemos que enfrentarlos a situaciones frustrantes? ¡Sí! Rotundo y mayúsculo, ¡pero ojo!, no esperemos que eso ocurra por sí mismo dentro del ambiente escolar, porque eso no ocurrirá.

Los niños con un desarrollo que podríamos denominar normalizado, aprenden a frustrarse en el colegio, aprenden a cooperar con ese sentimiento y lo aprenden porque se les presentan cosas que no conocen y que tardan en dominar. ¿Qué ocurre con los niños con alta capacidad? que no aprenden, porque el colegio no los frustra. Un niño que lee antes de que en su clase enseñen a leer, que escribe antes, que aprende más rápido, no experimentan nunca esa sensación de "no alcanzar", de "no conseguir". El colegio no sólo no les enseña a frustrarse, sino que, con frecuencia, les enseña a reaccionar con desidia y desinterés.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta.
Teléfono: 653 379 269
E-mail: rcordobasanz@gmail.com
Página Web: www.rcordobasanz.es
C/ Lacarra de Miguel 27, 2C. General Sueiro

lunes, 3 de diciembre de 2012

Elementos compulsivos, reacciones a la frustración

A menudo es difícil establecer la diferencia entre lo que queremos hacer y aquello que nos vemos impulsados a hacer. Todos los elementos compulsivos nos indican que nos estamos alejando de nuestro verdadero yo, de nuestro gesto espontáneo. La diferencia entre lo espontáneo y lo compulsivo podemos verla como la diferencia entre "yo quiero" y "no tengo más remedio que". Como no nos damos cuenta de la diferencia entre querer y ser impulsado, conviene establecer un criterio para distinguirlos: cuando uno se ve "impulsado" hace las cosas con un completo desdén de sus genuinos intereses, y siempre que los intereses reales y la verdad tienen poca importancia a la hora de actuar, nos estamos moviendo en el terreno de lo compulsivo. Dentro de ello encajan todas las conductas repetitivas que, con fecuencia, sabemos que nos dañan, pero que sentimos que no podemos cambiar.
La naturaleza compulsiva de una tendencia se manifiesta con bastante claridad en las reacciones a su frustración. Siempre que nos encontremos con una situación exagerada a una frustración de cualquier tipo hemos de pensar en los elementos compulsivos que sostenían el deseo frustrado.o