La Terapia Gestáltica se llamó en un principio Terapia Integrativa, nombre que tal vez es más apropiado y preciso para describirla, porque lo que quiere es integrar en solo acto organísmico:
- Lo que percibimos con nuestros sentidos
- Lo que pensamos, queremos, deseamos, necesitamos, y
- La acción que ejecutamos en consecuencia en el mundo externo para conseguirlo. Es decir, siento, quiero, pienso y elijo conscientemente qué hacer y no hacer.
Una cualidad esencial de la Terapia Gestáltica es su carácter experiencial. Porque se fundamenta en la experiencia presente, lo que experimentamos ahora.
De aquí, la importancia del momento presente. Se trata de vivenciar, experimentar y darse cuenta lo que esta sucediendo ahora, en cada momento con las emociones. Las emociones se sienten corporalmente, por eso la necesidad de incluir el cuerpo.
Un eje de la Terapia Gestáltica es la función de contacto, los soportes y los límites que delimitan los espacios personales yo-los otros.
El objetivo de la Terapia Gestáltica es favorecer el contacto, un grado mayor del "darse cuenta". Hacer contacto es más que comprender, es comprender con todo el cuerpo, integrando lo que siento con lo que pienso y con lo que hago. Esto se trasunta en un estado de congruencia interna que se percibe en la vitalidad, la energía y la claridad del mensaje que emitimos con todo el cuerpo.
El contacto es una función del organismo que nos hace crecer, cambiar, integrar experiencias, desarrollarnos. Es la función del crecimiento y de la integración del cambio.
Para comprender vivencialmente una experiencia, hacemos un movimiento de reacomodamiento y organización de ideas con todo el organismo donde también hay sensaciones y cambios en su fisiología. Pensamos con todo el cuerpo. Cuando tenemos miedo apoyamos los pies sobre el piso de distinta manera y utilizamos distintos puntos de apoyo que cuando estamos alegres.
Vivenciar, experimentar, darnos cuenta.
De esto se trata en la Terapia Gestáltica.
La Gestalt es un cripto-budismo -en palabras de Claudio Naranjo-; el trabajo del "aquí-ahora", de la atención; el trabajo meditativo del continuum de conciencia, la idea de desapego que implica un pensamiento diferencial (quedarse en un punto cero y observar las cosas), todo eso es profundamente budista. La Gestalt es una especie de religión sin Dios, de espiritualidad al margen de las iglesias, pero sus principios básicos a mí me parecen eminentemente espirituales.
La vida es una travesía, la terapia es una travesía y la espiritualidad no es sino otro sinónimo de atravesar. Es como hacer el camino de Santiago: al final de la travesía uno llega cansado y medianamente purgado. Pero de hecho no acaba el camino en Santiago, acaba en Finisterre, que significa el final de lo terrenal, de lo pasional. Lo siguiente debe ser morirse en sentido real o figurado. El trayecto se hace para aprender a bienmorir, aunque a veces digamos que es para aprender a vivir mejor.
Paco Peñarrubia
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