Obra de 1925, es una representación precisa y realista del mundo que es familiar para Dalí: una muchacha, en este caso su hermana, acodada en la ventana ante un paisaje marítimo. Las formas del cuerpo remiten al estilo neoclásico de Picasso [...] Por otro lado, Dalí lleva la voluntad miniaturista a sus últimas consecuencias, lo cual, paradójicamente, lo empuja a crear una realidad enigmática ligada a una visión del espíritu.
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