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Paz y Ciencia

jueves, 6 de diciembre de 2007

Reflexiones sobre una psicoterapia indeterminada (1)

El tratamiento psicoterápico es un proceso basado en la relación entre dos personas, por tanto un contacto íntimo, humano. Es el fortalecimiento de un vínculo, una relación basada en la empatía, de mutualidad, de reciprocidad dirigida por uno de los integrantes. El que va atendiendo e interviniendo en la profundización del otro, respeta, sabe, es cómplice del tempo del analizando, del paciente, del cliente. Analizando porque durante el proceso se desgranan elementos apelmazados que configuran componentes ígneos de tensión que atraen vivencias demasiado calurosas. Paciente porque padece y si no lo hacía padece al terapeuta, cliente porque tiene una connotación más activa y un necesario intercambio. El esfuerzo también consiste en que los dos se den cuenta de lo que está pasando entre ellos y uno sobre todo en lo que le ha pasado, le está pasando y le puede pasar. Es importante saber cómo uno de los dos construye el mundo, como pinta su mapa mental, si éste concuerda con la realidad empírica, si es fácil de vivir, si es triste, aburrida, fútil, si tiene algún sentido, coherencia, si tiene mucha razón o tiene mucha emoción, si está compensado, balanceado o descompensado e inclinado a una tendencia perdida, una palabra vacía.
Es importante prestar atención al lenguaje, el instrumento para pensar, para diseñar la realidad psíquica y para aprehender los sentimientos. Es el medio de comunicar. Resulta vital saber qué sucede con los otros, con las primeras personas con las que vivió, esos primeros instantes, cómo marcó una pauta, cómo, qué, cuándo, para qué y por qué.
Tolerar un cierto grado de incertidumbre, tener algo de interés en sí mismo, algo de respeto, dignidad son elementos primerizos de trabajo, quizás después abordar otras misiones teñidas de un tinte epocal, el diagnóstico (que barre y mata la palabra).
No se trata de filosofía, ni de medicina, ni de psicología tal y como reflejan los libros, las revistas o las universidades. Es todo eso y mucho más. Es algo distinto, que sólo se sabe cuando se vive, cuando se siente, cuando se experimenta. Es una vivencia, un juego muy serio sin reglas (playing) donde se enfatiza la relación y a partir de ese campo de fenómenos transicionales uno de los dos, con la poca o mucha ayuda del otro participante presta atención a aspectos que no quería o no podía ver, aspectos que le mantienen haciendo más de lo mismo, sintiendo dolor, un dolor que no es siempre físico pero que lo inefable puede hacerlo el más voraz de los malestares. Es subjetivo porque es connotativo, no es empírico porque no es tangible, es una ciencia y un arte donde se estudia minuciosamente a la persona como un ejercicio de doctorado de cum laude. Es satisfactorio porque hay uno centrado y empeñado en reparar, en el mejor de los casos hay otro centrado en curarse, unos hablan de conducción de la cura, otros de terapia, etimológicamente ayuda, apoyo, atención. Si curar es administrar una sustancia exógena no cura, sin embargo, como una burla irónica al establishment es más eficaz a medio y largo plazo que lo exógeno. Es un proceso de expansión del yo, un recurso de fortalecimiento de la identidad, de deconstrucción, de sentido, de significado, de revertir tendencias que podían expresarse a nivel corporal, como relacional y también sintomático como forma de manifestar, de queja de expresión de un lenguaje corporal…

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