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Paz y Ciencia

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Psicoterapias Integradoras

No ha sido posible demostrar la mayor eficacia de una escuela frente a otras. Sin duda el estudio “fundacional” de la controversia es el que presentó Eysenck en 1952. Este estudio resultó, de hecho, ser una fuerte crítica para el psicoanálisis y, en general, para las terapias no conductuales. Eysenck, comparando pacientes tratados por diversos métodos y pacientes no tratados concluyó que las psicoterapias no conductuales no proporcionan ninguna mejoría a los pacientes comparándolas con el simple paso del tiempo. Actualmente se ha demostrado que las psicoterapias son más efectiva que la remisión espontánea, afortunadamente.
Existen cientos de psicoterapias específicas. Hay quien opina que no existe la psicoterapia sino los psicoterapeutas, creo que con acierto, ya que de este modo se hace énfasis en la realidad del motor de cambio, la relación entre terapeuta-cliente.
Algunos estudios sitúan en torno al 60% de profesionales autodenominados eclécticos. Diferencias entre eclecticismo e integración:
- El eclecticismo tiende a evitar la adscripción a teorías particulares y a centrarse más en la elección de técnicas concretas, prescindiendo del marco teórico del que provengan, de acuerdo a su relevancia para el paciente y problema específico de que se trate.
- La integración no rechaza la adscripción a teorías particulares, para desde ellas buscar síntesis teóricas que supongan avance.
- Tanto desde el eclecticismo como desde la integración se presta una especial atención a los factores comunes que las diferentes terapias comparten.
- Arkowitz ha señalado que estas tres áreas (eclecticismo técnico, la integración teórica y los factores comunes) son las de mayor relevancia en el movimiento hacia la integración en psicoterapia.

A pesar de que la historia de los intentos de integración se remonta a los años cincuenta cuando Dollard y Miller intentaron integrar psicoanálisis y conductismo, no hay todavía muchos acercamientos sistematizados y operativos a la terapia basados en las premisas que se han presentado.


Propuestas teóricas:

1) Terapia Multimodal: Arnold Lazarus.
Surge como resultado a la rigidez de los modelos y a la limitación de resultados. El propio Lazarus propone que su teoría podría ser denominada “eclecticismo sistemático” por oposición al creciente eclecticismo asistemático. El principio rector es mostrar cómo es posible adecuar la terapia a las necesidades del paciente y no al contrario.
El marco de referencia en el que se va a diagnosticar y a intervenir sobre el paciente es el establecido por las diferentes funciones o modalidades que, según la terapia multimodal, coforman la personalidad: Biológicas, procesos Afectivos, Sensaciones, Imágenes, Cogniciones, Conductas y relaciones Sociales. B.A.S.I.C.Co.S. (adaptación admitida al español). La terapia multimodal supone que la gama completa de la personalidad humana puede ser asumida por estas funciones o modalidades.
El terapeuta multimodal emplea el puenteo, esto es, comunicarse en la misma modalidad que el propio paciente. En congruencia con lo anterior, sostiene que las técnicas deben ajustarse a los estímulos iniciadores: tratar reacciones cognitivas con técnicas cognitivas.


2) Programación Neurolingüística: Grinder y Bandler.
La PNL nace a partir del presupuesto bastante original, por lo abierto en el campo de las teorías psicoterapéuticas: todas las formas de psicoterapia son hasta cierto punto efectivas, a pesar de ser aparentemente tan diferentes entre sí.
Los creadores de este sistema comenzaron por estudiar lo que hacían terapeutas de alta efectividad como Milton Erikson, Virginia Satir o Fritz Perls. Su conclusión es que tienen un comportamiento sistemático para decidir cómo y cúando utilizar su arsenal de técnicas de cambio.
Sus conclusiones les llevan a la afirmación de que las personas no operan directamente en el mundo sino que crean modelos o mapas del mundo que usan para guiar su conducta. El instrumento que estos autores utilizan para conocer, y en su caso, intervenir sobre el mapa de la persona es el lenguaje, entendido como una de las formas específicas que tienen las personas para representar sus experiencias.
Desde un modo concreto utlizan la gramática transformacional (Chomsky) para, a partir de las eliminaciones y falta de concreción de la estructura de superficie llegar a la representación lingüística de dónde se derivó: la estructura profunda.
Más adelante, Grinder y Bandler sugieren tres sistemas de representaciones fundamentales, es decir, tres modos en que las personas se representan a sí mismas su experiencia: el verbal, el visual y el kinestésico.
En el terreno de tratamiento proponen técnicas como el anclaje, el cambio de la historia personal y el reencuadre.

3) Psicoterapia Cognitivo-Analítica (PCA).
Anthony Ryle, uno de sus principales impulsores, reconoce que la PCA debe mucho más al psicoanálisis, particularmente a la teoria de las relaciones objetales de Fairbairn, si bien utiliza esta base psicoanalítica reelaborando en términos cognitivos, aumentando por medio de la implementación de herramientas descriptivas la capacidad del paciente para la autoobservación consciente y el control, más que induciendo la regresión o utilizando básicamente interpretaciones.
La PCA es una psicoterapia breve (entre 12 y 16 sesiones), focalizada en puntos concretos sobre los que trabajar en terapia, y en la que se enfatiza la interrelación entre procesos mentales (cogniciones y afectos), acción y consecuencias de la acción. La PCA no se presenta con talante de exclusividad sino como un primer modelo de intervención breve que puede ser efectivo en un buen número de casos.

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