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Paz y Ciencia
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martes, 31 de agosto de 2021

Lacan: El deseo es el deseo del otro

 


Rodrigo Córdoba Sanz Psicólogo Clínico Zaragoza Gran Vía Y Online.                  Teléfono: 653 379 269 Website: www.rcordobasanz.es                  Instagram: @psicoletrazaragoza

A diferencia de la necesidad, el deseo no puede ser satisfecho.

La distinción que Lacan hace entre necesidad y deseo sustrae totalmente a este del ámbito de la biología.

También es importante diferenciar el deseo de las pulsiones: el deseo es uno, las pulsiones son muchas. Es decir, las pulsiones son manifestaciones particulares (y parciales) de una fuerza única, el deseo.

De hecho, habría un solo objeto de deseo, el objeto a, que es representado por objetos parciales en diferentes pulsiones parciales. Pero el objeto a no es el objeto hacia el que tiende el deseo, sino la causa misma del deseo. El deseo no es una relación con un objeto, sino la relación con una falta.

El sentido de la fórmula lacaniana “El deseo humano es el deseo del Otro” (una de las más famosas) tiene varios sentidos, no necesariamente opuestos entre sí.

Por una parte, el deseo es esencialmente “deseo del deseo del Otro”, deseo de ser objeto del deseo de otro (y deseo de reconocimiento por parte de otro).

Por otra parte, el sujeto desea en tanto Otro; o sea, desea desde el punto de vista de otro. Lo que hace que un objeto sea deseable no es que posea alguna cualidad intrínseca, sino el que sea deseado por otro.

Ambas definiciones se relacionan: el deseo humano es deseo de reconocimiento porque, al desear lo que desea otro, puedo hacer que el otro reconozca mi derecho a poseer ese objeto y, así, que el otro reconozca mi superioridad sobre él.

El deseo es deseo del Otro, también, en el sentido de que el deseo fundamental es el incestuoso con respecto a la madre, el Otro primordial.

El deseo es siempre “deseo de alguna otra cosa”, ya que es imposible desear lo que ya se tiene. Por lo tanto, el objeto de deseo es pospuesto continuamente, es una metonimia.

El deseo surge, originalmente, en el campo del Otro; es decir, en el inconsciente. Esto equivale a decir que el deseo es un producto social; se constituye en una relación (dialéctica) con los deseos percibidos de otros sujetos.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Objeto a



La entrada en el lenguaje produce la separación de la cosa primordial pérdida, la madre, una experiencia de pérdida derivada del hecho de que los intentos de lo simbólico de llevar lo real dentro de sus límites siempre dejan un resto oculto que reinscribe sin cesar la falla en lograr la identidad. Para ocultar esta falla, que lo simbólico ignora, el sujeto sostiene un fantasma que hace las veces de un objeto perdido, el objeto a. El fantasma se arma a partir de una cosa o acontecimiento particular en los primeros momentos de la vida del sujeto, ese fantasma ofrece la ilusión de que finalmente la falta será compensada. En su práctica clínica advirtió que el deseo se desvía inconscientemente de su consumación y prefiere repetir constantemente su búsqueda.

sábado, 16 de agosto de 2014

Función del analista (lacaniano)

Estar en el lugar del objeto a es la función del analista. Lugar dominado por el simulante. Incomprensible para algunos, demasiado conocida para otros. Todas las consideraciones del objeto a terminan o deberían terminar por aclarar no la esencia de un concepto sino las condiciones en que se desarrolla un análisis, en particular aquellas relativas al analista.
Remito la función del analista al objeto a habiendo afirmado antes que esa función revela al Otro.

viernes, 15 de agosto de 2014

Objeto a

El objeto a es una manera de nombrar una dificultad, una no respuesta. La empresa lacaniana trata un problema y en lugar de resolverlo le pone un nombre a una pregunta que no tiene respuesta, ejemplo: cuando Freud decía que el sujeto hace del objeto perdido, no decía de "la persona perdida", decía del "objeto perdido".
Juan David Nasio: "El magnífico niño del psicoanálisis."