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viernes, 11 de febrero de 2022

Marco Aurelio

 



Marco Aurelio gobernó el Imperio romano con sabiduría y vigor. Escribiría Meditaciones mientras lideraba campañas militares, una obra en la que reflexiona sobre la vida y la muerte a través de los valores estoicos, valores que seguiría al pie de la letra, renunciando a los placeres carnales y defendiendo la virtud como único guía. El sabio emperador ofrece una receta para sobrellevar la incertidumbre moderna: no te preocupes por aquello que no puedes controlar. Los pensamientos construyen la realidad, la felicidad, si preguntas a un estoico, es tu responsabilidad. Meditaciones está compuesto por 12 libros. Más vigente que nunca, compartimos 21 fragmentos de un clásico.

 

Libro I.

1. De mi abuelo Vero: el buen carácter y la serenidad.

 

3. De mi madre: el respeto a los dioses, la generosidad y la abstención no solo de obrar mal, sino incluso de incurrir en semejante pensamiento; más todavía, la frugalidad en el régimen de vida y el alejamiento del modo de vivir propio de los ricos.

 

5. De mi preceptor: el no haber sido de la facción de los Verdes ni de los Azules, ni partidario de los parinularios ni de los escutarios; el soportar las fatigas y tener pocas necesidades; el trabajo con esfuerzo personal y la abstención de excesivas tareas, y la desfavorable acogida a la calumnia.

Libro IV.

3. Se buscan retiros en el campo, en la costa y en el monte. Tú también sueles anhelar tales retiros. Pero todo eso es de lo más vulgar, porque puedes, en el momento que te apetezca, retirarte en ti mismo. En ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma. (…) Y denomino tranquilidad única y exclusivamente al buen orden. Concédete, pues, sin pausa, este retiro y recupérate. Sean breves y elementales los principios que, tan pronto los hayas localizado, te bastarán para recluirte en toda tu alma y para enviarte de nuevo, sin enojo, a aquellas cosas de la vida ante las que te retiras.

«Abarca pocas actividades, dice, si quieres mantener el buen humor.» Es preciso recapacitar personalmente en cada cosa: ¿no estará esto entre lo que no es necesario? Y no solo es preciso eliminar las actividades innecesarias, sino incluso las imaginaciones. De esta manera, dejarán de acompañarlas actividades superfluas.

 

32. Piensa, por ejemplo, en los tiempos de Vespasiano. Verás siempre las mismas cosas: personas que se casan, crían hijos, enferman, mueren, hacen la guerra, celebran fiestas, comercian, cultivan la tierra, adulan, son orgullosos, recelan, conspiran, desean que algunos mueran, murmuran contra la situación presente, aman, atesoran, ambicionan los consulados, los poderes reales. Pues bien, la vida de aquellos ya no existe en ninguna parte. (…) Y especialmente debes reflexionar sobre aquellas personas que tú mismo viste esforzarse en vano, y olvidaban hacer lo acorde con su particular constitución: perseverar sin descanso en esto y contentarse con esto.

 

51. Corre siempre por el camino más corto, y el más corto es el que discurre de acuerdo con la naturaleza. En consecuencia, habla y obra en todo de la manera más sana, pues tal propósito libera de las aflicciones, de la disciplina militar, de toda preocupación administrativa y afectación.

Libro V.

5. «No pueden admirar tu perspicacia.» Está bien. Pero existen otras muchas cualidades sobre las que no puedes decir: «No tengo dotes naturales.» Procúrate, pues, aquellas que están enteramente en tus manos: la integridad, la gravedad, la resistencia al esfuerzo, el desprecio a los placeres, la resignación ante el destino, la la necesidad de pocas cosas, la benevolencia, la libertad, la sencillez, la austeridad, la magnanimidad. ¿No te das cuenta de cuántas cualidades puedes procurarte ya, respecto a las cuales ningún pretexto tienes de incapacidad natural ni de insuficiente aptitud? Con todo, persistes todavía por propia voluntad por debajo de tus posibilidades. ¿Acaso te ves obligado a refunfuñar, a ser mezquino, a adular, a echar las culpas a tu cuerpo, a complacerte, a comportarte atolondradamente, a tener tu alma tan inquieta a causa de tu carencia de aptitudes naturales?


 


6. Existe cierto tipo de hombre que, cuando ha hecho un favor a alguien, está dispuesto también a cargarle en cuenta el favor; mientras que otra persona no está dispuesta a proceder así. Pero, con todo, en su interior, le considera como si fuera un deudor y es consciente de lo que ha hecho. Un tercero ni siquiera, en cierto modo, es consciente de lo que ha hecho, sino que es semejante a una vid que ha producido racimos y nada más reclama después de haber producido el fruto que le es propio, como el caballo que ha corrido, el perro que ha seguido el rastro de la pieza o la abeja que ha producido miel. Así, el hombre que hizo un favor, no persigue un beneficio, sino que lo cede a otro, del mismo modo que la vid se aplica a producir nuevos racimos a su debido tiempo.


 

Libro VI.

13. Al igual que se tiene un concepto de las carnes y pescados y comestibles semejantes, sabiendo que eso es un cadáver de pez, aquello cadáver de un pájaro o de un cerdo. (…) ¡Cómo, en efecto, estos conceptos alcanzan sus objetos y penetran en su interior, de modo que se puede ver lo que son! De igual modo es preciso actuar a lo largo de la vida entera, y cuando las cosas te dan la impresión de ser dignas de crédito en exceso, desnúdalas y observa su nulo valor, y despójalas de la ficción, por la cual se vanaglorian.

 


Libro VII

55. No pongas tu mirada en guías interiores ajenos, antes bien, dirige tu mirada directamente al punto donde te conduce la naturaleza del conjunto universal por medio de los sucesos que te acontecen, y la tuya propia por las obligaciones que te exige. Cada uno debe hacer lo que corresponde a su constitución. (…) Lo que prevalece en la constitución humana es la sociabilidad. En segundo lugar, la resistencia a las pasiones corporales, pues es propio del movimiento racional e intelectivo marcarse límites y no ser derrotado nunca ni por el movimiento sensitivo ni por el instintivo. Pues ambos son de naturaleza animal, mientras que el movimiento intelectivo quiere prevalecer y no ser subyugado por aquellos. En tercer lugar, en la constitución racional no se da la precipitación ni la posibilidad de engaño. Así pues, el guía interior, que posee estas virtudes, cumpla su tarea con rectitud, y posea lo que le pertenece.

 

Libro IX.

33. Todo cuanto ves, muy pronto será destruido y los que han visto la destrucción dentro de muy poco serán también destruidos; y el que murió en la vejez extrema acabará igual que el que murió prematuramente.

 

Libro X.

8. 8. Después de asignarte estos nombres: bueno, reservado, veraz, prudente, condescendiente, magnánimo, procura no cambiar nunca de nombre, y, si perdieras dichos nombres, emprende su búsqueda a toda prisa. Por tanto, caso de que te mantengas en la posesión de estos nombres, sin anhelar ser llamado con ellos por otros, serás diferente y entrarás en una vida nueva. Porque el continuar siendo todavía tal cual has sido hasta ahora, y en una vida como esta, ser desgarrado y mancillado, es demasiado propio de un ser insensato, apegado a la vida y semejante a los gladiadores semidevorados que, cubiertos de heridas y de sangre mezclada con polvo, a pesar de eso, reclaman ser conservados para el día siguiente, a fin de ser arrojados en el mismo estado a las mismas garras y mordeduras. Embárcate, pues, en la obtención de estos pocos nombres. Y si consigues permanecer en ellos, quédate allí, como transportado a unas islas de los bienaventurados. Pero si te das cuenta de que fracasas y no impones tu autoridad, vete con confianza a algún rincón, donde consigas dominar, o bien, abandona definitivamente la vida, no con despecho, sino con sencillez, libre y modestamente, habiendo hecho, al menos, esta única cosa en la vida: salir de ella así.

 

Libro XI.

19. Debemos guardamos sin cesar de cuatro desviaciones del guía interior; y cuando las descubras, debes apartarlas hablando con cada una de ellas en estos términos: «Esta idea no es necesaria, esta es disgregadora de la sociedad, esta otra que vas a manifestar no surge de ti mismo.» Porque manifestar lo que no proviene de ti mismo, considéralo entre las cosas más absurdas. Y la cuarta desviación, por la que te reprocharás a ti mismo, consiste en que la parte más divina que se halla en ti, esté sometida e inclinada a la parte menos valiosa y mortal, la de tu cuerpo y sus rudos placeres.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Tomarse la vida con estoicismo

 

                          
Zenón de Citio
Dr. Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo Y Psicoterapeuta
Tno.: +34 653 379 269
www.rcordobasanz.es

Los llamaron estoicos porque el fundador de la escuela filosófica, Zenón de Citio, daba sus clases en el siglo III a.C. en la stoa, un pórtico en el centro de Atenas. Casi dos milenios y medio más tarde, ser un estoico significa tener fortaleza o dominio sobre la propia sensibilidad. Y "tomarse la vida con estoicismo" suele equivaler a asumirla y sobrellevarla con buen temperamento por difícil que se presente.

En un momento de crisis sucesivas en el mundo, ¿es el antiguo estoicismo, nacido en un momento convulso, la filosofía más adecuada para nuestro tiempo? Para el filósofo británico John Sellars, desde luego nos puede proveer de algunas buenas enseñanzas contra el sufrimiento, la ansiedad, la frustración, el miedo, la desilusión, la cólera y la insatisfacción en general, como apunta en su nuevo libro Lecciones de estoicismo (Taurus).

El destino, las emociones negativas y comprender lo que podemos controlar y lo que no son claves en el pensamiento estoico

Sellars, profesor en la Royal Holloway de la Universidad de Londres, examina en su libro la filosofía de tres grandes pensadores que, tres siglos después de Zenón, y ya no en Grecia sino en Roma, escribieron obras sobre cómo vivir, manejar nuestras pasiones y sobreponernos a nuestros reveses, una terapia para la mente y la vida buena: los estoicos romanos Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. 

Séneca fue el tutor de Nerón; Epicteto, un esclavo que consiguió la libertad; Marco Aurelio, emperador de Roma

Los tres filósofos vivieron en los siglos I y II de nuestra era: el cordobés Séneca fue el tutor del emperador Nerón; Epicteto, un esclavo que consiguió la libertad y fundó una escuela de filosofía; y Marco Aurelio... fue emperador de Roma. Vidas muy distintas que abrazaron sin embargo el estoicismo para vivir una vida buena, para comprender nuestro lugar en el mundo, explorar qué cosas están bajo nuestro control y cuáles se nos escapan, comprobar cómo nuestro pensamiento puede generar emociones dañinas y entender cómo de nuestras relaciones con nuestro prójimo surgen las alegrías pero también las tensiones de la vida diaria.


Sellars comienza por Epicteto, de quien no sabemos ni el verdadero nombre, desterrado de Roma junto con todos los demás filósofos por el emperador Domiciano, que los veía como una amenaza. En Nicópolis, en la costa occidental griega funda una escuela y allí le llaman Epicteto, en griego antiguo "ganado, adquirido". Allí entre sus alumnos tendrá hasta al futuro emperador Adriano. Para Epicteto, el filósofo es un médico y la escuela donde enseña es un hospital para las almas. Y cuidar el alma para los estoicos significa tener cuatro virtudes: ser sabio, justo, valiente y moderado.

Buena parte de nuestra infelicidad, dice Epicteto, se debe a creer que controlamos cosas que en realidad se nos escapan

Epicteto diferencia lo que podemos controlar -nuestros juicios, impulsos y deseos- de lo que no: nuestros cuerpos, nuestras posesiones materiales, nuestro éxito... Buena parte de nuestra infelicidad, dice, se debe a creer que controlamos cosas que en realidad se nos escapan. En cambio, podemos controlar nuestros juicios, que determinan nuestros deseos e impulsos. Dejar de juzgar sin pensar, decidir qué es importante realmente y qué no y retomar el control de nuestras vidas.

Epicteto pide imaginarnos como actores de una obra de teatro que no hemos escogido ni controlamos pero en la que nuestra tarea es representar nuestro papel de la mejor manera posible. Es la única manera de lograr lo que Zenon denominaba "el plácido fluir de la vida".

Séneca por su parte  se centró en las pasiones negativas y destructivas. Su carrera se desarrolló como consejero en las altas esferas de la corte imperial y se vio envuelto en enfrentamientos con gente poseída por emociones destructivas, emperadores como Calígula, Claudio y Nerón con poder sobre la vida y la muerte. De hecho Calígula, celoso de los dones de Séneca, ordenó su muerte y sólo se retractó al conocer de su mala salud. En Sobre la ira Séneca señala que cuando la ira se apodera de una persona gobierna en su mente: la pérdida de control contra la que advierten los estoicos. Y la ira es producto de un juicio mental, así que podemos controlarla.

Y Séneca tuvo motivos para estar furioso: murió su hijo, le desterraron en Córcega diez años -sólo pudo volver a cambio de ser preceptor del joven Nerón-, murió un amigo íntimo y se vio obligado al suicidio forzoso: Nerón ordenó su muerte por una supuesta conspiración. Se abrió las venas y como no moría le dieron cicuta y finalmente un baño de vapor para rematarlo. Pero, escribió, la adversidad es un entrenamiento y extraer lecciones positivas de sus experiencias le ayudó a salir adelante en circunstancias muy complicadas.

La vida del emperador Marco Aurelio transcurrió con menos contratiempos y su reinado fue uno de los mejores de la historia imperial. Hacia el final de su vida, mientras guerreaba cerca de la actual Viena, empezó a registrar en un cuaderno sus intentos de asimilar las experiencias cotidianas y de prepararse para las futuras. Son sus Meditaciones, leías por Federico el Grande o Bill Clinton, pero que, dice Sellars, sirven para que cualquiera se identifique con el autor, un ser "demasiado humano que tiene que vérselas con las presiones de la vida diaria".

En las Meditaciones un tema central es el destino. Aceptarlo es fundamental. No significa que seamos pasivos, sino que formamos parte de las causas que llevan a que los acontecimientos sean como son. El resultado no podría ser diferente y comprender que algo es inevitable evita generar más angustia: lamentarse no tiene sentido y demuestra nuestra incapacidad para entender cómo funciona el mundo.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Meditaciones. Marco Aurelio

 


Marco Aurelio (121-180), emperador romano, uno de los máximos exponentes del estoicismo tardío. Imagen: estatua ecuestre de bronce de Marco Aurelio, de los Museos Capitolinos de Roma (Italia), de dominio público (Zanner), distribuida por Wikipedia.

Una de las máximas figuras del estoicismo fue el mismísimo emperador Marco Aurelio, autor de Meditaciones, un breve tratado destinado a cumplir un fin muy concreto: enseñarnos a vivir bien.

«Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa».
Meditaciones, 
Marco Aurelio

Dentro del mundo de la filosofía, existen libros de una mayor o menor utilidad práctica. Algunos tienen un lenguaje claro y ofrecen enseñanzas simples, concisas, que pueden mejorar nuestra vida si logramos asimilarlas correctamente. Meditaciones, del emperador romano Marco Aurelio, es uno de esos libros. Esta obra, que el emperador escribió para sí mismo como manera de recordar y tener a mano los principios de la filosofía que adoptó, el estoicismo, es uno de los mejores manuales de ética que nos ha dado la historia.

En él, Marco Aurelio nos explica, mediante párrafos cortos y un lenguaje muy cercano, cuáles son sus principios y las ideas que guiaron su vida, cuyo resultado no fue otro que pasar a la historia como uno de los mejores gobernantes que han existido. Es, por tanto, un libro de más que recomendable lectura, especialmente para aquellos que comienzan a acercarse al estudio de la filosofía o a aquellos que, por la razón que sea, están atravesando un momento difícil en su vida. Y es que si por algo se ha hecho famosa la filosofía estoica es por la tranquilidad de espíritu que ofrece. No es casualidad que cuando decimos que alguien se toma las cosas «con filosofía», por lo general nos referimos a las ideas de los filósofos de la Stoa (Zenon, Cleantes, Crisipo, Posidonio, Séneca, Epicteto, etc.).Marco Aurelio (121-180), emperador romano, uno de los máximos exponentes del estoicismo tardío. Imagen: estatua ecuestre de bronce de Marco Aurelio, de los Museos Capitolinos de Roma (Italia), de dominio público (Zanner), distribuida por Wikipedia.

Una de las máximas figuras del estoicismo fue el mismísimo emperador Marco Aurelio, autor de Meditaciones, un breve tratado destinado a cumplir un fin muy concreto: enseñarnos a vivir bien


«Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males. Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y repulsa

Meditaciones, Marco Aureli


Dentro del mundo de la filosofía, existen libros de una mayor o menor utilidad práctica. Algunos tienen un lenguaje claro y ofrecen enseñanzas simples, concisas, que pueden mejorar nuestra vida si logramos asimilarlas correctamente. Meditaciones, del emperador romano Marco Aurelio, es uno de esos libros. Esta obra, que el emperador escribió para sí mismo como manera de recordar y tener a mano los principios de la filosofía que adoptó, el estoicismo, es uno de los mejores manuales de ética que nos ha dado la histori


En él, Marco Aurelio nos explica, mediante párrafos cortos y un lenguaje muy cercano, cuáles son sus principios y las ideas que guiaron su vida, cuyo resultado no fue otro que pasar a la historia como uno de los mejores gobernantes que han existido. Es, por tanto, un libro de más que recomendable lectura, especialmente para aquellos que comienzan a acercarse al estudio de la filosofía o a aquellos que, por la razón que sea, están atravesando un momento difícil en su vida. Y es que si por algo se ha hecho famosa la filosofía estoica es por la tranquilidad de espíritu que ofrece. No es casualidad que cuando decimos que alguien se toma las cosas «con filosofía», por lo general nos referimos a las ideas de los filósofos de la Stoa (Zenon, Cleantes, Crisipo, Posidonio, Séneca, Epicteto, etc.).

Meditaciones, que el emperador Marco Aurelio escribió para sí mismo, es uno de los mejores manuales de ética que nos ha dado la historia

El lector atento podrá encontrar en esta obra, además, ideas presentes en otros movimientos filosóficos de enorme influencia —como el taoísmo o el budismo orientales o el pensamiento de Heráclito y los cínicos—, así como un sinnúmero de consejos prácticos aplicables a su propia vida. Y es que algunos conceptos del estoicismo siguen tan vigentes hoy como la primera vez que fueron expuestos hace ya miles de años.

Para Marco Aurelio, como para el resto de los estoicos, hay un elemento fundamental que define todos los demás aspectos de su filosofía: el determinismo. El ser humano no es libre, sino que la vida de cada uno está perfectamente prefijada por su destino. No importa aquello que hagamos, ni aquello que vivamos o las elecciones que tomemos: todo está ya escrito de antemano. No solo eso, sino que es así para bien. Es la naturaleza humana, en perfecta sintonía con la voluntad divina, la que establece cuál será el curso de nuestra vida.

Puesto que esta está determinada, lo único que hemos de hacer nosotros es actuar conforme a nuestra naturaleza, es decir, respetando nuestro destino. No existe alternativa, y si la perfecta inteligencia de la naturaleza nos lo ha impuesto es porque así es como ha de ser.

Podemos observar, por todo lo anterior, que en el libro Marco Aurelio hace una encendida apuesta por simplificar nuestra existencia. Fuera preocupaciones, objetivos y dolores. No nos harán vivir mejor y, además, no se adecuan a nuestra naturaleza humana. Huyamos de los placeres, de los apegos y de las opiniones de quienes nos rodean. No importan. Todo está trazado ya, incluso para aquellos que no lo creen.

¿Perder el tiempo discutiendo? ¿Para qué? Si alguien tiene voluntad de oírte, podrás persuadirlo tranquilamente; si no, aléjate. Tu vida es muy breve, aprovéchala siendo un hombre de bien.

¿Buscas descanso? No viajes o te refugies en la soledad de la naturaleza. No lo necesitas, porque existe un lugar donde están todas las respuestas y la paz que anhelas: tu interior. Esto es así porque tienes en ti mismo la razón, la cualidad divina que te conecta con el universo. Olvida lo externo, no es importante. Lo externo no lo puedes controlar, no depende de tu voluntad. Lo único que de verdad importa es aquello que nadie te puede quitar: tu mente. Domínala y ella dominará tus acciones, instándote a vivir racionalmente, único objetivo del ser humano. Todo lo demás te será dado por añadidura.

Lo único que importa es aquello que nadie puede quitarte: tu mente

El buen vivir

De este modo vivir bien es realmente muy fácil. Y precisamente en esa sencillez está la paz espiritual. No es extraño que el estoicismo encontrara su hueco en los periodos convulsos de nuestra historia. Muchos han sido los hombres, filósofos o no, que han tomado los principios de la ética estoica como guía. Frente a otras escuelas filosóficas que nos cargan con la responsabilidad de nuestra vida, poniendo sobre nuestras espaldas el peso de todo aquello que nos acontece, el estoicismo nos ofrece una alternativa liberadora.

¿Filosofía para débiles que quieren escurrir el bulto? Tal vez…, si es que podemos considerar débiles a quienes, como Marco Aurelio o Epicteto, fueron capaces de alcanzar el máximo dominio de sí mismos, lo cual, por cierto, es algo muy parecido a ser verdaderamente libre.

13 citas para la felicidad y la tranquilidad

  1. «Acuérdate de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco».
  2. «El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele».
  3. «Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible».
  4. «La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella».
  5. «No desprecies la muerte, acéptala de buen grado, porque forma parte de lo establecido».
  6. «No lo hagas si no conviene. No lo digas si no es verdad».
  7. «Recuerdo a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates y tantos otros; y me pregunto: ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego morir y volverse tierra!».
  8. «Pronto me llegará la orden: te has embarcado; has navegado; has llegado; desembarca…».
  9. «En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma».
  10. «Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad».
  11. «Vive una buena vida. Si hay dioses y son justos, te darán la bienvenida en base a las virtudes por las que has vivido. Si no hay dioses, habrás vivido una vida noble que perdurará en la memoria de tus seres queridos. Y si hay dioses, pero son injustos, entonces no debes querer adorarlos».
  12. «Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza».
  13. «No vivas como si fueras a vivir diez mil años. Tu destino pende de un hilo. Mientras estés vivo, hazte bueno».13 citas para la felicidad y la tranquilidad
  14. «Acuérdate de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco».
  15. «El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele».
  16. «Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible».
  17. «La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella».
  18. «No desprecies la muerte, acéptala de buen grado, porque forma parte de lo establecido».
  19. «No lo hagas si no conviene. No lo digas si no es verdad».
  20. «Recuerdo a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates y tantos otros; y me pregunto: ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego morir y volverse tierra!».
  21. «Pronto me llegará la orden: te has embarcado; has navegado; has llegado; desembarca…».
  22. «En ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en la intimidad de su alma».
  23. «Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad».
  24. «Vive una buena vida. Si hay dioses y son justos, te darán la bienvenida en base a las virtudes por las que has vivido. Si no hay dioses, habrás vivido una vida noble que perdurará en la memoria de tus seres queridos. Y si hay dioses, pero son injustos, entonces no debes querer adorarlos».
  25. «Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza».
  26. «No vivas como si fueras a vivir diez mil años. Tu destino pende de un hilo. Mientras estés vivo, hazte bueno».
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Clínico
Zaragoza. Gran Vía 32. 3° izquierda.
Teléfono: 653 379 269
Instagram; @psicoletrarazaragoza