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Paz y Ciencia

domingo, 4 de noviembre de 2007

Freud, Klein y Winnicott: Playing and reality

Lo natural es el juego y el fenómeno altamente refinado del siglo XX es el psicoanálisis. Al psicoanalista tiene que resultarle valioso que se le recuerde a cada instante, no sólo lo que se le debe a Freud, sino también a esa cosa natural y universal que llamamos juego
Winnicott D. W.


En “La observación de niños en una situación fija”(1941) alude de manera curiosa a lo que Freud indica en “Más allá del principio del placer” (1920) sobre el juego de su nieto:
Si bien siempre he conocido la descripción freudiana del juego con el carrete de algodón y siempre me he sentido estimulado por él a realizar una observancia detallada de os juegos infantiles, sólo hace pocos años advertí la íntima relación entre mi tercera fase y los comentarios de Freud.
Ahora me parece que mis observaciones podrían considerarse como una extensión retroactiva de este comentario de Freud”.

Freud en “Dostoievski y el parricidio” (1928), artículo por el cual recibió algunas críticas, señala que:
El vicio del onanismo es sustituido por la manía del juego, deprivación ésta que se trasluce en la insistencia sobre la apasionada actividad de las manos.
Real y efectivamente, la furia del juego es un equivalente de la antigua compulsión onanista y en la crianza de los niños no se usa otro término que el de “jugar” para nombrar el quehacer de las manos en los genitales
”.
En “El Creador Literario y el fantaseo” (1908) Freud escribe:


No olviden ustedes que la insistencia, acaso sorprendente, sobre el recuerdo infantil en la vida del poeta, deriva en última instancia de la premisa según la cual la creación poética, como el sueño diurno, es continuación y sustituto de los antiguos juegos del niño”.

Winnicott reconoce a Melanie Klein el haber hecho posible el análisis con niños, a la vez que avanza en el establecimiento de una diferencia que considera esencial: “entre el sustantivo ´juego´ y el verbo sustantivado ´el jugar´”.

Todo lo que diga sobre el jugar de los niños también rige, en verdad, para los adultos, sólo que el asunto se hace de más difícil descripción cuando el material del paciente aparece principalmente en términos de comunicación verbal…”

"Cuando el juego no es reconocido, el personaje, la máscara se pega a la piel y son entonces los aspectos aterradores del jugar los que se apoderan del juego”.

Referencias: Realidad y Juego, Editorial Gedisa, 1986, Buenos Aires.
Lecturas de Winnicott. Lugar Editorial, 1996, Buenos Aires.

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