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Paz y Ciencia

miércoles, 14 de noviembre de 2007

El gesto espontáneo


¿Por qué no te callas?
Éstas fueron las palabras de Su Majestad El Rey Don Juan Carlos ante las agresiones de Hugo Chávez. Intentemos leer el conflicto como un juego interpersonal donde la diplomacia, esto es la postura forzada de falso self, que es en definitiva para lo que son contratados y elegidos los políticos. Mientras el venezolano que se erige en el mesías de los izquierdistas latinoamericanos critica la postura de Aznar, imaginamos que se refiere a la soberbia, arrogancia y desdén con que él y sus compañeros hablan de su organización política. Al paso, como un medio centro que organiza y defiende, Zapatero para el asombro de muchos templa los ánimos a Chávez por D. Jose María Aznar, aquél que defendió la asociación alcohol-volante y otros disparates graciosísimos, esto sin comentar actos todavía más psicopáticos como la co-conspiración sobre ETA y el 11M.
Bien, aquí todos responden a modelos interiorizados, Aznar al ex presidente entrañable, liberal y moderno, cercano a los jóvenes. Chávez al líder referente de latinoamérica y heredero del legado de Fidel Castro. Zapatero a tipo cálido, reposado y cordial con ánimo de mediar en los conflictos. Sobre todos ellos la presencia (y después la ausencia que significó más) de S.M. El Rey Don Juan Carlos. Este señor rodeado durante la infancia de un aura mística, de magia y superpoderes que cautivan a las reinas, germinan hermosas princesas y exquisitos príncipes se comportó de manera natural y espontánea. Diciendo lo que pensaba. Aburrido de su tediosa, criticada y fútil existencia de impostura y cometidos superficiales para dar un sentido cada vez más cuestionado a su identidad. Esta persona, cuya vida se ha vertebrado alrededor de la corona está empezando a dejar brotar su esencia, su lado más auténtico y genuino. Aquél que ya no entiende de protocolo sino de cómo se siente. Es gracioso que ahora los periodistas saquen punta de la viñeta cuando el Rey ha demostrado poder romper el hechizo y convertirse en un ser humano más, por tanto más cercano al pueblo español. Lo podemos intuir como un hombre que se tire pedos y probablemente le gustarán más unos políticos que otros. Lo que tenemos claro es que no le gusta que un tipo maldiga a cualquier español por un deje victimista nostálgico de una colonización de hace seis siglos.
Quiero remarcar que estos comentarios prestan atención a lo apropiado o no de la conducta del Rey en cuanto a ser una persona. Si lo consideramos un Rey que representa a todos los españoles en labores de marketing, entonces estaríamos hablando de su falso self.
En resumen, para el Rey y cualquier otro, lo agradable, cómodo, económico y pleno es ser tal y como uno es, mostrarse entero y estar satisfecho e identificado con lo que se hace. En caso contrario se muestra una máscara tipo Lucha Libre Mexicana y no refleja el rostro que hay debajo. Para ello necesita ser validado, reconocido y confirmado. Un saludo. Vuestro.

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