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Paz y Ciencia

miércoles, 31 de octubre de 2007

Tercer Fantasma: Shostakovich Estereoscópico

El fantasear, como el soñar, cumple una función abreactiva, de descarga de la tensión a que se está sometido en virtud de una relación obediente a la realidad social tan emergente. Castilla del Pino. El delirio un error necesario. 1998.

La música es un eco del mundo invisible. Giuseppe Mazzini (1805-1872)

Entrañable lector, distorsionar consiste en deformar de modo intencionado una representación/imagen de objeto o cosa. Una aporía perteneciente a lo meta-real, esto es, una localización impuesta donde la lógica colige aspectos figurados. El emplazamiento, de tránsito o permanencia, depende en gran medida del tono y timbre de la fuente donde brotan las emanaciones fantásticas pudiendo distinguir partituras claras, límpidas y brillantes o abigarradas composiciones. La estructura y coherencia interna de los elementos musicales determinan la verosimilitud, probabilidad y viabilidad de su armonía. La obra final puede envolver y nublar lo propio y cautivar espíritus ajenos como una postiza cuña en el proceso de escucha. Lo que es aberrante y razonablemente incorrecto puede gestarse como representación ineluctable y pasar a ser parte del contenido latente de lo interpretado por el músico.
La música se capta y configura de manera inicial desde la sensopercepción, se elabora, teje y filtra en la conciencia, almacenando su significación en lo inconsciente, auténtico motor sensitivo para la apreciación de la composición. Para recuperar y reelaborar la dramática de lo latente se escarba para obtener muestras despedazadas de aquello que un día llevó a la belleza interpretativa y la exaltación.
La laxitud se erige en responsable del error y se reproduce una música distinta en un mal plagio de esa realidad mediana, acorde con la parte desiderativa, con esa fuente que refiero arriba.
El combustible de la vida se compone de vivencias afectivas, del deleite y la belleza en la escucha, del dejar los sentidos flotar sobre la composición que inflama nuestra configuración final. Como si de una profecía se tratara cada pieza musical pretende mostrar el paisaje donde vamos a introducirnos, sin mapa ni destino.
Construir una realidad distinta es propio de individuos y grupos como forma de manipulación, chantaje, extorsión o persuasión pero por suerte o desgracia sólo importa “realmente” la realidad ilusoria, la intención es la impostura. Dice Castilla del Pino: El delirante es paradigma de aquel que no se haya dispuesto a vivir de manera incierta, esta aseveración entraña una increíble riqueza por su alegato y por su validez epistemológica. Deformar la estructura del conocimiento para crear un edificio psíquico familiar es la simbolización de un interés que aparece en la imaginería popular. Quién está más loco, el sujeto delirante o el objeto delirado, volviendo a Shostakovich y Stalin, existen estímulos que exigen una temprana abolición o modificación. La renuencia para abandonar el delirio también depende de esto, del representante.
La música hace reflexionar, traslada a cumbres nevadas, a islas paradisíacas, a ricas campiñas, al cielo y al infierno.
La duda siempre ha sido cómplice de la locura, de la paranoia, de la parafrenia, sin embargo dudar de realidades únicas, de verdades absolutas, de posiciones cerradas nos lleva a calzar la realidad de otros elementos postizos cayendo en una locura global o en el mejor de los casos en una simplificación. Supongo que de esto trata Freud cuando habla de la economía de la vida psíquica y esto maneja el psicoterapeuta dinámico, que hace de gestor incansable del da-dá inherente al absurdo. Porque estar loco es la mejor experiencia que puede tener un ser sano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una realidad distinta puede crearse también como huída, escape o salida a vivencias no gratas, lo que puede llevar en el tiempo a no querer vivir de manera incierta. Eugenia.

Psicoletra dijo...

Los nombres Eugenia y Eugenio vienen del griego ευ (eu = bien, correcto) y γενια (genia = origen) es decir significa "bien nacida-o".