Que amar es sufrir, como recitan algunas canciones populares, es una frase que no concuerda con la visión budista. El amor jamás causa sufrimiento, afirma el maestro Gueshe Lobsang Tsultrim, monje budista que visita Guayaquil por segunda ocasión.
El amor es felicidad, afirma el especialista en filosofía budista, arte tibetano y astrología. ¿Por qué sufrimos en nuestras relaciones entonces? Porque no amamos, responde el monje que ofrecerá cuatro conferencias en la ciudad y consultas privadas.
Si no es amor eso que decimos sentir cuando solo queremos estar cerca de una persona, cuando no queremos separarnos de nuestra familia o de nuestros mejores amigos, ¿qué es? Es apego, de acuerdo con la sabiduría budista.
Existen amplios textos y comentarios de maestros sobre la diferencia entre el amor y el apego. Gueshe, que significa un grado de conocimiento equivalente a un PhD, aceptó responder algunas preguntas al respecto y ampliará el tema en una de sus conferencias.
¿Qué es amor y qué es apego?
Desde el punto de vista budista, el apego solo piensa en liberar del sufrimiento y alcanzar la felicidad para la familia, amigos, parientes y otros cercanos. Nunca piensa en liberar a los enemigos y otros seres del sufrimiento.
El amor en cambio no crea separación entre los enemigos y los amigos, solo busca liberar a todos los seres por igual del sufrimiento y alcanzar la felicidad. A esto llamamos amor verdadero.
Cuando como resultado del amor obtenemos felicidad y paz, lo consideramos positivo. Al apego lo consideramos negativo porque nos crea infelicidad, sufrimiento y problemas. La felicidad y la paz provienen de acciones positivas y la infelicidad, el sufrimiento y los problemas vienen de las acciones negativas.
¿Cómo identificar si lo que sentimos por nuestra pareja o familia es amor o apego?
Lo primero que debes conocer es qué es el verdadero sufrimiento y de dónde viene. La fuente del sufrimiento proviene de dos cosas, en el budismo lo llamamos karma o causa y condiciones.
La causa es el karma negativo y las condiciones son las seis emociones básicas. Estas emociones son: Primero, la ignorancia; segundo, el apego; tercero, el orgullo; cuarto, la ira; quinto, la arrogancia; y sexto, la visión incorrecta.
El amor verdadero no encuentra diferencias. El amor surge en el interior de cada ser y si es amor verdadero será igual para la familia, la pareja, personas que podrían ser consideradas enemigas, para Buda, para Jesús, para tus maestros, para todos por igual.
A veces, en las relaciones de pareja se actúa como si se tratara de un contrato, con pensamientos como: Si haces esto, te amo. Si no haces esto, dejo de amarte. Y otras veces se actúa como mártires, con pensamientos como: Es que amar es sufrir, el amor lo aguanta todo. Y dentro de esta segunda situación puede existir maltrato. ¿Cuál es el punto medio?
Comúnmente llamamos amor a las relaciones de pareja, pero desde el punto de vista budista estas relaciones podrían estar más orientadas a la emoción de apego. ¿Por qué? Porque el amor verdadero no se trata de intercambios, no busca beneficios personales, no nos trae sufrimiento. El amor no trae emociones negativas. Una relación basada en el amor es aquella en la que surge la paz y la felicidad.
¿Cómo podemos transformar el apego en amor real?
Para poder transformar el apego en el amor verdadero primero tienes que saber qué es el apego, saber identificarlo. Segundo, tienes que encontrar el antídoto del apego. Ese antídoto es ecuanimidad. Tercero, practicar.
Debes practicar la ecuanimidad hacia todos lo seres sintientes. Si no amas a tus amigos y enemigos de igual forma, no hay manera en que puedas transformar tu apego en amor verdadero. Necesitas practicar el amor y la bondad. Necesitas la compasión y el desarrollo de cualidades. Este es el camino para transformar el apego en amor verdadero.
Rodrigo Córdoba. Psicólogo Clínico.
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Jueves 23
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