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lunes, 4 de junio de 2012
El Nacimiento del Self
"O bien la madre tiene un pecho que es, de modo qu el bebé también puede ser, cuando él y ella no se encuentran aún separados en la mente rudimentaria del niño; o bien la madre es incapaz de efectuar esa contribución y el bebé tiene que desarrollarse sin la capacidad de ser o con una capacidad de ser mutilada". D. Winnicott. Médico, Pediatra y Psicoanalista de la llamada "Psicoterapia Relacional" y el "Psicoanálisis de las Relaciones Objetales". Aunque hay que decir, que Winnicott discrepó en gran medida de la portavoz de esa corriente: Melanie Klein. Winnicott no estaba de acuerdo en la pulsión de muerte y la agresividad que atribuía Klein al bebé. Alfredo Painceira desarrolla el pensamiento de Winnicott, relacionándolo con sus propias ideas y las de filósofos y otros clínicos; el libro se titula "Clínica Psicoanalítica. A partir de la obra de Winnicott".: Rodrigo C.
Las ideas fundamentales de Winnicott podrían ser resumidas en algunos puntos básicos a partir de los cuales surgen naturalmente su actitud terapéutica, sus ideas acerca de la vida, la importancia y la ubicación que le da al self como verdadero self protagonista de una existencia auténtica, y fruto de un desarrollo verdadero, y la preponderancia dentro de la vida humana que le otorga a la cultura, a la que asigna un lugar específico (el espacio transicional).
Hay por lo pronto en él una inveterada fe en el hombre, en los procesos vitales, en el desarrollo, y sobre todo en lo que podríamos caracterizar como desenvolvimiento espontáneo de un plan de desarrollo, que el medio debe posibilitar y jamás modelar, y que opone al desarrollo reactivo, patológico, fruto de la intrusión del medio en el área propia del sujeto y de las reacciones de este a dichas intrusiones.
El verdadero self no surge pues como consecuencia del conflicto, debe surgir antes, dado que el sujeto debe estar constituido en su núcleo elemental, para poder reaccionar ante los ataques sin deformarse.
Su vasta experiencia pediátrica (tantas veces denostada por sus adversarios) y su capacidad para soportar la regresión terapéutica de pacientes con una patología psicótica, lo llevaron a replantear radicalmente las hipótesis acerca de los primeros momentos de la vida, que darán como resultado, si el desarrollo es exitoso, el nacimiento del ser psicológico que la madre otorga a su hijo siendo (y no haciendo), la integración (partiendo de un estado de no integración no ansiógeno si la madre neutraliza la angustia), la personalización (que nos lleva a habitar un cuerpo y a vivir desde y en ese cuerpo que somos) y la relación con la realidad, que irá desde el no reconocimiento de la misma a la conciencia de la alteridad del objeto maternante, y que llevará de la relación del objeto al uso de este.
Para Winnicott, ninguna de estas cosas pueden darse por sentadas, pues son el fruto ed un desarrollo, trabajoso y altamente complejo; las disposiciones deben actualizarse, lo que sucede siempre y cuando haya un medio especializado (la madre) que procura sostén adecuado (holding), y que debe funcionar como facilitador del desarrollo.
Creo que es útil un alto para señalar que la base de ese desenvolvimiento está en el niño; toma, eso sí, en cuenta al ambiente (no creo que sea una virtud ignorar lo que existe), pero de ninguna manera podemos decir que es un ambientalista; esta crítica que suele formularse es fruto de una lectura mala, apresurada, en "sacabocados", de una obra muy compleja, que no se deja comprender con facilidad y que escapa a todo intento de simplificación.
Por supuesto, nos dice que este primer momento hipotético no puede serr descrito sin incluir en la descripción el medio materno, sin el cual "no habría bebé".
Desde el comienzo, va a centrar su óptica en una realidad compleja que desde el punto de vista psicológico es una unidad para sus dos protagonistas, el bebé y la madre ("de hecho el bebé se alimenta de un pecho que es él mismo, y la madre alimenta a un bebé que es ella misma"), Tendríamos que hacer la salvedad de que la madre conserva una ligera parte de sí misma en contacto con la realidad externa, lo que a Winnicott le ha llevado a considerar su estado como enfermedad esquizoide normal.
Pero, para alguien ubicado excéntricamente, es una relación de dos, entre dos entidades perfectamente delimitadas.
La coexistencia de este doble (¡o tal vez triple?) punto de vista ha generado dentro del psicoanálisis múltiples confusiones y equívocos, que intenta hoy reparar la moderna psicología evolutiva.
Es cierto que, desde el nacimiento, se puede observar una compleja interacción, un complejisimo intercambio observable y registrable entre madre y bebé, movimientos espontáneos de búsqueda y exploración, el llamado por extensión diálogo de miradas, los ritmos de ambos protagonistas, etc.; pero, paradójicamente (siempre en Winnicott vamos a encontrarnos con paradojas que no deben ser artificialmente resueltas), la adecuada interacción observada hace posible la ilusión de ambos de que son una unidad.
Sintetizando sus puntos de vista, podríamos decir:
1) Que al comienzo del desarrrollo normal se parte de una unidad primitiva que debe ser estudiada como tal.
2) Esta unidad primitiva está garantizada por un mecanismo psíquico, que Winnicott llama identificación primaria, conforme con la cual, desde el punto de vista vivencial, madre y bebé son una unidad. Lo que ulteriormente constituirá la raíz de la empatía y de la comunicación existencial profunda.
3) Al comienzo, el bebé exigirá de la madre una adaptación al 100% a sus necesidades primarias.
4) Estas necesidades primarias son de dos órdenes:
a) Necesidades del ego: que son prioritarias. Su satisfacción será la base del nacimiento del verdadero self y de su desarrollo ulterior; se vinculan con la idea de una íntima conexión primaria, y con la idea de faclitación o posibilitación del desarrollo espontáneo.
b)Necesidades instintivas: paroxísticas. Que a su vez son de dos órdenes: libidinales y agresivas, no ligadas a ningún instinto de muerte, sino al erotismo muscular y a algo que denomina movilidad primaria.
5) Frente a estos diferentes órdenes de necesidades, Winnicott señala que al comienzo hay dos objetos:
a) la madre medio ambiente: que proporciona todos los cuidados necesarios, conexión empática, holding, handling, etc., y
b)el objeto de la pulsión: que al comienzo no es asociado al primero.
sábado, 2 de junio de 2012
La idea de los comienzos del Self
"El arte no está sujeto al psicoanálisis, que es siempre un misterio" René Magritte.
En realidad, sus intuiciones geniales se apoyaban la mayoría de las veces en un caso único, como iluminaciones, con las cuales yo, por ejemplo, quedaba maravillado y deslumbrado de sorpresa. "Es prodigioso que sepa esto." En este reconocimiento apreciativo, reconozco la duda oculta; es solo un deslumbramiento apreciativo pero no una convicción lógica, es decir, era solo adoración y no un juicio independiente el que me hacia seguirlo.
— Sandor Ferenczi hablando sobre Freud
Diario Clinico 4/8/1932
"Lo que hay de cierto en Freud no es nuevo, y lo que hay de nuevo en Freud no es cierto [...] El psicoanálisis es, en el mejor de los casos, una cristalización prematura de ortodoxias espúreas; en el peor, una doctrina pseudo-científica que ha causado un daño indecible tanto a la psicología como a la psiquiatría, y que ha sido igualmente dañina para las esperanzas y aspiraciones de incontables pacientes que confiaron en sus cantos de sirena. Ha llegado la hora de tratarlo como una curiosidad histórica, y de volver a la gran tarea de construir una psicología verdaderamente científica".
— Hans Eysenck
En "Decadencia y caída del imperio freudiano"
Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió... Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas.
Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió... Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas.
Antonin Artaud.
El texto que van a leer a continuación pertenece al libro: "Clínica Psicoanalítica. A partir de la obra de Winnicott", de Alfredo Painceira Plot, un brillante psicoanalista, de marcada vocación investigadora. No podemos quedarnos en eso, es un estudioso de la filosofía y de todo lo que tiene que ver con la epistemología, la ontología, la naturaleza del hombre desde el enfoque del psicoanálisis, el arte y también, hay que decir, aunque este texto no lo refleje, se abre a otros campos de pensamiento, por ejemplo la psicoterapia transpersonal. Aquí, por ejemplo, cita a Guntrip, Laing, es decir, psicoterapeutas poco aceptados en el "establishment" psicoanalítico. Un pensador libre. A mi juicio, este capítulo, el IV del libro titulado: "La idea de los conocimientos del sí mismo y su vinculación con la autoconciencia" es para releer varias veces. Es de gran profundidad y refleja el pensamiento occidental, los filósofos occidentales que han marcado la línea de pensamiento donde se sustenta el desarrollo de la ciencia. Es de una brillantez intelectual encomiable, sugerente, revelador.
Las citas que leen arriba las ha seleccionado el blogger: Rodrigo Córdoba Sanz, son un predicado de mis intereses, pasiones y atractivos intelectuales y artísticos. Por tanto, me desmarco del texto de Painceira puesto que vertebra gran parte del capítulo en Descartes, y creo que la Psicoterapia debe nutrirse más del pensamiento oriental que del occidental. El objetivo es liberar a la sociedad, y a las personas-pacientes del narcisismo, que averiguen quiénes son, motivo frecuente de sufrimiento y que puedan sentirse libres, conectando con sus sentimientos y liberándose de los artificios familiares-vivenciados y sociales que conducen a lo que el gran Winnicott denominó y explicó como falso-self. Disfruten la lectura y tómenselo con calma. Hay mucha "chicha". Salud!
Winnicott en numerosas obras plantea el comienzo hipotético de la existencia como despliegue de las propias potencialidades cuando hay un esbozo de autoconciencia capaz de registrarlo como algo propio; así, se inaugura una existencia creadora a partir del propio despliegue del cual el sujeto incipiente comienza a ser consciente.
Habla en determinado momento de percatamiento, de la propia existencia, y en otros momentos de captación de la propia contunidad existencial.
Henry Hey nos dice, en su libro acerca de la conciencia, que "ser consciente es vivir la particularidad de su propia experiencia, transponiéndola en la universalidad de su saber".
Agrega más adelante que "nadie puede hacer alusión a la conciencia -la de sí mismo o la de los otros- sin referirse a un vivido, es decir, a una experiencia irrecusable del sujeto que la vive".
Y agrega que conciencia es siempre conciencia de algo, que la conciencia siempre apunta más allá de sí misma, y la intencionalidad la dirige hacia el mundo de los objetos.
Podríamos agregar que ninguna conciencia puede ni vivirse ni describirse, ni imaginarse sin una experiencia (un erlebnis) que afecta a su sujeto.
Ser consciente es ser consciente de algo... pero es también ser consciente de ser ese alguien afectado o solicitado por este algo.
Winnicott, en este primer momento, aún no pretende dar el paso de elevar la experiencia singular a lo universal del conocimiento, solo se refiere al esbozo primero que permite que el sujeto incipiente tenga una experiencia de ser en el tiempo, de existir.
Ogden, en una obra muy posterior, enfatiza el esbozo de autoconciencia como lo que inaugura la vida psicológica, destacando que habría un primer momento en que no se viven como propios los diversos contenidos psicológicos.
En ambos casos, se plantea cada existencia como única y nacida de la experiencia que se puede tener de uno mismo como ser encarnado, aunque esto es mucho más evidente en la obra de Winnicott.
Esa es la razón por la cual vamos a efectuar un largo recorrido que, en última instancia, tiene por finalidad explicitar principios metodológicos que vinculan, a mi juicio, la obra de Winnicott con las ideas que se fueron gestando en nuestro siglo y que culminaron en el vitalismo de Bergson, y en la denominada filosofía de la existencia.
En una rápida recorrida en relación con el conocimiento de la propia existencia, diremos que Aristóteles (1-Física VII) sostiene que la autopercepción es acompañada del conocimiento de la propia existencia.
San Agustín (2-De Trinitate) dice: "¿Quién puede dudar que vive, recuerda, comprende, quiere, piensa, sabe y juzga?".
Descartes es quien introduce la idea de cogito, en su famosa frase cogito ergo sum, y esta frase tiene matices significativos que es bueno recordar; en primer lugar, desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, ofrece un punto de partida para la reflexión filosófica pero, al afirmar piensosoy, hace una afirmación ontológica fuerte, afirmando la existencia de ese yo como dependiente del acto de pensar. Esto estaría corroborado por el mismo Descartes, cuando afirma que estoy cierto de existir todo el tiempo que pienso en ello.
Usualmente, se interpreta el cogitare como un acto intelectual pero, en la intención de Descartes y en la etimología del término, cogitare significa cualquier acto psíquico con tal de que pertenezca de un modo directo a la realidad de lo íntimo, como distinta a la realidad de las cosas extensas.
Tiene cierta relación este concepto cartesiano con el concepto de reflexio de santo Tomás.
En ambos se reconoce al pensamiento una realidad propia distinta de todos los demás entes.
El elemento común es que ambos pasan del concepto de cogito o de reflexio al de existencia.
Estas ideas son retomadas por autores contemporáneos como Paul Ricoeur, quien las toma como punto de partida para establecer la distinción importantísima entre el cuerpo vivido y el cuerpo objeto.
Recordar, además, como antecedentes de las reflexiones ricoeurianas acerca de lo voluntario y lo involuntario, que para Descartes el juicio no es una operación meramente intelectual, sino que es una operación oriunda de la voluntad, originada en la voluntad.
El idealismo cartesiano es una actitud antinatural, se opone a la actitud espontánea e implica un esfuerzo, esto es esencialmente voluntario. Distingue además entre el pensamiento y su objeto. Todo pensamiento es un enderezar la atención de la mente hacia algo, apunta hacia un lugar diferente, hacia algo que no es el yo pensante.
Hay pues una intencionalidad, hay un acto -el pensar- y un contenido.
Mi relación con el contenido del pensamiento es mediato, se establece por la intermediación del pensamiento, en cambio, el pensamiento de lo pensado no necesita de ninguna intermediación, me es inmediato.
El objeto en que pienso está más allá de mí; en cambio, mi pensamiento acerca de él es lo que está más cerca de mí, tanto que soy yo mismo pensando. Establece pues una identidad entre el pensamiento y el yo. La primera realidad es yo pensando, y me resulta indudable.
Recordar que lo indudable es el pensar, no el contenido del acto de pensar, y ese yo pensante no puede funcionar si no piensa en algo.
"La proposición yo soy es verdadera mientras la estoy concibiendo en mi espíritu".
La afirmación nos pone además frente al primer ente seguramente existente, y hace derivar la certeza de la acción de estar pensando o sintiendo, que no otorga la certeza de que estoy sintiendo.
Podría pensarse erróneamente que la afirmación cogito ergo sum corresponde al pensamiento discursivo y que es en realidad un silogismo abreviado (entinema), pero Descartes mismo nos aclara que no es así pues, de ser un silogismo, tendríamos que conocer con certeza antes la premisa mayor que la menor; así, afirmaríamos "todos los entes que piensan son", pero yo no puedo en principio asegurar la existencia de otros entes fuera de mí, antes de asegurar mi propia existencia.
El cogito es un conocimiento intuitivo, se lo conoce de modo inmediato directo y no es deducido a partir de una premisa mayor, por eso prefiere Descartes la formulación pienso-soy para enfatizar la identidad entre el pensar y ser.
Pero surge la pregunta: ¿Quién soy yo?
"Puedo fingir que no tengo cuerpo alguno y que fuera de mí nada existe, pero no puedo fingir que no soy"
Yo soy así "una substancia cuya esencia o naturaleza es pensar y para ser no depende de cosa material alguna".
Pero ¿qué es pensar para Descartes? Pensar y pensamiento son usados por él en un sentido muy amplio, como sinónimo de actividad psíquica consciente.
Se pregunta en sus Meditaciones: "¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, y también imagina y siente."
De mi yo tengo un conocimiento directo, intuitivo; de mi cuerpo tengo un conocimiento indirecto, a través de mis vivencias, sensaciones, dolores, etc., que no son ellas mismas algo corporal sino "pensamientos", modos de la substancia pensante.
Lo anterior nos hace pensar que tal vez nosotros, psicoanalistas, nos interesa todo lo que lleva al hombre a ser un ser encarnado, todo el proceso que enunciamos, mediante el cual el cuerpo se va haciendo mi cuerpo.
Esto tiene una importancia práctica pues, como bien lo señalan Winnicott y Laing, la patología mayor suscitada por fallas tempranas del medio materno se caracteriza por una radical perturbación a nivel de la constitución misma del sí mismo.
El hombre enfermo no siente que vive, no se siente vivo, no vive su cuerpo como propio sino como un objeto en un mundo de objetos, está crónicamente despersonalizado y se constituye artificialmente a través de la constitución de un falso self, desde el cual vive una vida falsa.
En general, lo hace utilizando, además de la introyección masiva del medio materno patológico, el intelecto desencarnado, lo que lo lleva a buscar pruebas de lo obvio y le impide el conocimiento directo a través del ejercicio de las identificaciones cruzadas referidas con la empatía.
Como tema de reflexión, Guntrip nos dice que esta perturbación en algunos científicos ha dado lugar a una ciencia esquizoide, sobre todo en psicología, que ha tomado partido por la claridad conceptual en detrimento de la fidelidad a la realidad, que es compleja.
La obra de Winnicott trata de subsanar este error que tiende a transformar el aporte genial de Freud, que halló un sentido latente subyaciendo en los sueños, los síntomas, los actos fallidos y que conceptualizó un inconsciente dinámico en una ciencia exacta, aunque hoy en día ni las ciencias exactas son.
"O bien la madre tiene un pecho que es, de modo que el bebé también puede ser, cuando él y ella no se encuentran aún separados en la mente rudimentaria del niño; o bien la madre es incapaz de efectuar esa contribución y el bebé tiene que desarrollarse sin la capacidad de ser o con una capacidad de ser mutilada" D. Winnicott.
miércoles, 30 de mayo de 2012
Alfredo Painceira continúa con Winnicott
[...] Agregando: "Me parece que el juego recíproco entre la originalidad y la aceptación de la tradición como base para la inventiva es un ejemplo más y muy incitante, del que se desarrolla entre la separación y la unión". Winnicott.
Esta última frase tiene un contenido análogo al que expone Paul Ricoeur, unos años antes, cuando destaca que pertenencia y distanciación son dos actitudes complementarias que se articulan en la vida de la sociedad, la pertenencia asgura la identidad, y se apoya en lo ya establecido, en lo que el autor denomina ideología, ya que a cambios politicos y sociales se refiere, y la distanciación nos permite recogernos en nuestro interior para proponer cambios que cada generación aporta y se relaciona con la utopía. En un sentido algo diferente, Ortega y Gasset, en El hombre y la gente, nos habla de dos actitudes que se articulan en la vida del hombre, ensimismamiento y alteración, y en un nivel diferente, que es introducción a la psicopatología, Minkowski nos habla de dos principios que deben articularse en su funcionamiento, la sintonía, que denomina contacto vital con la realidad, que nos conecta con el ambiente y nos hace vibrar con sus cambios, y el ímpetu personal, que lleva al hombre a recogerse en sí mismo, para salir y poner su sello personal en la realidad circundante.
Diferencia e identidad: es bueno señalar al respecto Minkowski, en El tiempo vivido, nos dice que la creación que surgía del ímpetu personal debía volver a insertarse en la realidad para que tuviera un sentido ese sello personal que pongo en ella; de lo contrario, si hubiese una "pérdida del contacto vital con la realidad", el aporte no sería tal sino un gesto extravagante que se perdería.
No hace falta decir que, al hacer estas comparaciones, mi intención es ampliar el horizonte que la obra de Winnicott nos abre en otras direcciones y recalcar la importancia del planteo de determinados problemas y recalcar la importancia del planteo de determinados problemas en la época en que a Winnicott le tocó ser creador sobre la base de la tradición y cómo hay un grupo de autores afines que hicieron posible sus desarrollos, y que se oponían a otros pensadores que basaban la violencia de sus propuestas en la idea de poder efectuar "una creación ex-nihilo".
Pienso en los equívocos del sentido que se ha dado a las palabras "hombre nuevo", que un sentido se refiere a una conversión interior, a un cambio interior, y que, en la dialéctica revolucionaria de estos últimos años, era algo así como una manufactura, una elaboración violenta, en la cual un grupo se arrogaba el derecho de hacer al hombre de acuerdo con sus designios.
Esto nos introduce en un nuevo nivel de problemas, los inherentes a la zona transicional, en que lo subjetivo, incomunicable en forma directa, y la realidad compartida, confluyen, esa zona en que yo hago mía esa realidad al mirarla desde mi punto de vista personal e intransferible, e interpretarla, otorgarle un sentido; en esa zona intermedia, radicarán nuestros valores, nuestras creencias, en ella estamos cuando escuchamos un concierto que nos conmueve, o miramos un paisaje o contemplamos a un hijo, o tenemos una experiencia profunda.
Pero esta zona tiene un origen muy modesto, para la visión del adulto, y enormemente importante desde el punto de vista del niño.
Finaliza la posición depresiva, y el sujeto debe enfrentar el doble problema de la separación de la madre y de, superando las ansiedades de separación concomitantes, proseguir creativamente con su propia vida... En un momento dado, estando el chico dispuesto a crear un objeto que necesitará como primer símbolo del objeto materno interno, que le sirva para conjurar sus ansiedades depresivas en pleno apogeo, cruza un objeto adecuado por su horizonte; de todos los que cruzan con uno, se va a dar el milagro del encuentro, el bebé está creando un objeto y este objeto aparece en su horizonte... Su origen nunca será cuestionado.
El objeto en sí, en su consistencia material, no significa nada, es un osito, es una frazada, etc: pero para el bebé que "lo creó al hallarlo", paradoja que debe ser respetada es un objeto especialísimo, en su creación expresa su creatividad, y sobre él aplicará un nuevo tipo de omnipotencia, la omipotencia por manipulación... Podrá hacer con su creación lo que quiera...
Es el bebé el que otorga un significado específico a ese objeto material, uno entre múltiples juguetes, y le da por ende, el carácter de objeto transicional, como el poeta, que no inventa las palabras que halla y, utilizando su capacidad "poética", crea a partir de su utilización metafórica, simbólica, nuevos significados y esencialmente una poesía...
También en ella el sujeto puede o no sentirse creador, y esa poesía es suya, aunque será, como nos recuerda el personaje de la película Il Postino, también de quien la haga suya...
En un último artículo de 1968 ("El jugar y la cultura"), nos da un ejemplo para pensar, cuando se refiere a Dios.
Parte de la pregunta "¿Hay un Dios?". Y se responde refiriéndose primero al mecanismo psicológico mediante el cual hipotéticamente "ponemos a Dios", para concluir con una apertura hacia una trascendencia que la ciencia psicológica no puede alcanzar y donde la respuesta a la pregunta siempre es, además de personal, apertura y no cierre.
"Por más que Dios sea una proyección, ¿No habrá un Dios que me creó de tal modo que yo tengo en mí el material para dicha proyección?
Desde el punto de vista etiológico -si se me permite usar una palabra que normalmente se refiere a las enfermedades -la paradoja debe ser aceptada, no resuelta.
Lo importante para mí debe ser esto: ¿Hay algo en mí que me lleve a tener la idea de Dios?... pues de lo contrario, la idea de Dios carece para mí de valor (excepto como superstición)".
Hago extensiva esta afirmación a todos los valores y creencias imaginables que radican en el mundo personal del hombre, recinto frente al cual la crítica, el adoctrinamiento, la necesidad de dominio, la curiosidad malsana deben deternerse.
Quisiera por último hacer una reflexión acerca de nuestro papel en esta cultura de la intromisión, del chisme, de la frivolidad, tan bien definida en un programa televisivo "de opinión", en que se llegó a decir con regocijo "el que cree que existe hoy una vida personal y una vida privada está loco".
Me pregunto, partiendo de las inquietudes que siempre alentó Winnicott, ¿cuánto de "esta locura personalizante" necesitaremos para rescatar al hombre?
La transicionalidad, la Cultura, la Originaliad de Winnicott
Para Freud, en realidad, la socialización del hombre siempre se vinculó a la coerción, al sacrificio que el hombre debía hacer del libre uso y descarga de sus pulsiones, a fin de lograr, uniéndose con otros seres humanos, el acceso a los bienes necesarios y sobre todo a los objetos sexuales que le permitieran, como premio a la postergació, la descarga de los impulsos.
Si bien con el concepto de sublimación describió el mecanismo psíquico mediante el cual las pulsiones (por supuesto, sin aclarar por qué supone que las genitales no son sublimales) ven coartado su fin sexual, que es sustituido por otro, en algunos casos, agrega, socialmente valioso.
Siemrpe, pues, lo socialmente valioso era sospechado de ser una mera transformación de las pulsiones privadas de su libre descarga, y el bien uso buscado, una coartada, un señuelo, pero no un fin en sí mismo.
Con el arte, le sucedió algo similar: las pulsiones privadas de su satisfacción directa buscan una descarga a través de actividades, que al menos permitan una descarga parcial, aunque agrega que también sirve a los fines de expresión del conflicto del sujeto.
Pero Winnicott nos dice varias cosas escandalosas, que nos apartan de esa "buena senda" por la que transitan dogmáticamente la mayoría de psicoanalistas; en primer lugar no hace nacer el ser, el existente humano, del ejercicio de ninguna pulsión; segundo, nos dice que la existencia saludable es un problema que tiene que ver con el SER más que con la satisfacción sexual; tercero, aboga por una existencia creativa, como máxima aspiración de toda vida humana; en cuarto lugar, acentúa el carácter original y creativo de la cultura: la vida cultural es la culminación de la vida humana y el logro de vista personal frete al mundo, un logro importantísimo de la misma.
En La ubicación de la experiencia cultural, uno de sus trabajos más tardíos, nos dice a propósito de la cultura:
"He usado la expresión experiencia cultural, como una ampliación de la idea de los fenómenos transicionales y del juego sin estar seguro de poder definir la palabra cultura. Por cierto que el acento recae en la experiencia. Al utilizar el vocablo cultura pienso en la tradición heredada. Pienso en algo que está contenido en el acervo común de la humanidad, a la cual pueden contribuir los individuos y los grupos de personas y que todos podemos usar si tenemos algún lugar en que poner lo que encontremos"
En el mismo artículo señala: "Pero me interesa como problema central el hecho de que en campo cultural alguno es posible ser original, salvo sobre la base de la tradición. A la inversa, ninguno de los integrantes de la línea de quienes efectuaron aportes a la cultura repite nada, salvo en forma de cita deliberada y el plagio es el pecado imperdonable en el terreno cultural".
Agregando: "Me parece que el juego recíproco entre la originalidad y la aceptación de la tradición como base para la inventiva es un ejemplo más y muy incitante, del que se desarrolla entre la separación y la unión".
Alfredo Painceira: "Clínica Psicoanalítica a partir de la Obra de Winnicott". 1997. Libro de Edición Argentina.
Héroes del Silencio -Deshacer el Mundo. Directo en Valencia- http://youtu.be/DjXkjFM8gus
Alfredo Painceira en la presentación del libro "Winnicott Hoy: Su Presencia en la clínica actual" . http://youtu.be/Lia9Pw8MEho
viernes, 19 de noviembre de 2010
Alfredo J. Painceira Plot: Clínica Psicoanalítica Hoy
Presentación:
Nacido en la ciudad de La Plata, doctor en Medicina, ex médico del Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero, ex becario del Instituto Nacional de Salud Mental, médico psiquiatra, psicoanalista. Full Member de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, miembro titular con función didáctica de la asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, ex presidente de la misma, fundador y coordinador del Área de Winnicott de dicha Asociación.
Profesor titular de Psicopatología de la Universidad del Salvador, docente en cursos de grado y posgrado en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, en Psicopatología y en Introducción a las ideas de Donald Winnicott; autor de numerosos trabajos sobre psicopatología, clínica, teoría y técnica psicoanalítica, publicados en revistas locales y extranjeras, relator en congresos nacionales e internacionales de psicoanálisis y psiquiatría.
Este libro es un ejemplo de lo que un hombre puede hacer, Winnicott. Y con él Alfredo Painceira, quien introdujo a Winnicott en Argentina y además todo su bagaje de pensamiento filosófico, él es un erudito, un maestro y abrió espacios a la nueva clínica desde el otro lado del Atlántico. Es un hombre que escribe con claridad, con este trabajo fascinante, claro que nos hace navegar por el pensamiento de Winnicott y el suyo propio, claro está, influido por este autor. Otros como Nemirovsky, Abelló, etc., han seguido su estela de una manera muy winnicottiano, creando su propia manera de leer a Winnicott. Porque este autor era paradojal, dejaba lugar a nuevas construcciones y siempre abogó por un pensamiento libre. Dice Painceira:
"El no alinearse con ninguno de los dos grupos (Melanie Klein-Anna Freud) le da el espacio suficiente como para crear, con otros analistas importantes de su sociedad, el "grupo independiente" para sus integrantes, y para quienes simpatizamos con ellos, porque han revelado en sus desarrollos divergentes la independencia de cada uno y el respeto del resto por ella, o "grupo del medio", como siempre se refieren a ellos los miembros de los otros grupos, prefiriendo distinguirlos meramente por su posición geográfica".
También pone acento en la creatividad como manera de encontrar la salud, explica el proceso de enfermar y de sanar y la creatividad ocupa un papel destacado.
El Doctor David Rosenfeld dice en el prólogo: "Cualquiera sea el campo del que provienen y el modelo teórico para expresarse, los que piensan en el interior del ser humano tienen algo que los une, y así nos lo hace descubrir la erudición de Alfredo Painceira" Y concluye diciendo: "Para finalizar, quiero decir cómo este libro estimula a ser psicoanalistas, pero con afecto y humanismo"
Nacido en la ciudad de La Plata, doctor en Medicina, ex médico del Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero, ex becario del Instituto Nacional de Salud Mental, médico psiquiatra, psicoanalista. Full Member de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, miembro titular con función didáctica de la asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, ex presidente de la misma, fundador y coordinador del Área de Winnicott de dicha Asociación.
Profesor titular de Psicopatología de la Universidad del Salvador, docente en cursos de grado y posgrado en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, en Psicopatología y en Introducción a las ideas de Donald Winnicott; autor de numerosos trabajos sobre psicopatología, clínica, teoría y técnica psicoanalítica, publicados en revistas locales y extranjeras, relator en congresos nacionales e internacionales de psicoanálisis y psiquiatría.
Este libro es un ejemplo de lo que un hombre puede hacer, Winnicott. Y con él Alfredo Painceira, quien introdujo a Winnicott en Argentina y además todo su bagaje de pensamiento filosófico, él es un erudito, un maestro y abrió espacios a la nueva clínica desde el otro lado del Atlántico. Es un hombre que escribe con claridad, con este trabajo fascinante, claro que nos hace navegar por el pensamiento de Winnicott y el suyo propio, claro está, influido por este autor. Otros como Nemirovsky, Abelló, etc., han seguido su estela de una manera muy winnicottiano, creando su propia manera de leer a Winnicott. Porque este autor era paradojal, dejaba lugar a nuevas construcciones y siempre abogó por un pensamiento libre. Dice Painceira:
"El no alinearse con ninguno de los dos grupos (Melanie Klein-Anna Freud) le da el espacio suficiente como para crear, con otros analistas importantes de su sociedad, el "grupo independiente" para sus integrantes, y para quienes simpatizamos con ellos, porque han revelado en sus desarrollos divergentes la independencia de cada uno y el respeto del resto por ella, o "grupo del medio", como siempre se refieren a ellos los miembros de los otros grupos, prefiriendo distinguirlos meramente por su posición geográfica".
También pone acento en la creatividad como manera de encontrar la salud, explica el proceso de enfermar y de sanar y la creatividad ocupa un papel destacado.
El Doctor David Rosenfeld dice en el prólogo: "Cualquiera sea el campo del que provienen y el modelo teórico para expresarse, los que piensan en el interior del ser humano tienen algo que los une, y así nos lo hace descubrir la erudición de Alfredo Painceira" Y concluye diciendo: "Para finalizar, quiero decir cómo este libro estimula a ser psicoanalistas, pero con afecto y humanismo"
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