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Paz y Ciencia
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martes, 7 de enero de 2020

Precocidad y otras etiquetas

Vivimos en un mundo extraordinariamente nominalista, donde a todo se le quiere colocar una etiqueta, un nombre; a veces, con cierta frivolidad, no se repara en que poner una etiqueta es definir, en cierto modo, lo etiquetado.
En el campo educativo vivimos rodeados de términos y etiquetas que no siempre se utilizan para referirse apropiadamente a lo que significan. O bien se usan determinados términos pero no se cambian las acciones que en ellos se deberían ver implicadas. Me explico, hemos hablado de evaluación, incluso evaluación formativa, pero para muchos la evaluación sigue siendo solo examinar. Hablamos de educación basada en competencias, pero muchos profesores tendrían dificultades para distinguir un objetivo de una competencia, definir un objetivo con arreglo a una operación cognitiva dada, o saber relacionar la educación basada en competencias con el aprendizaje personalizado, por ejemplo. Así, cambiamos lo collares, pero el perro es el mismo. Cambiamos los nombres, pero no los procesos; modificamos la terminología pero los resultados no cambian, y así sucesivamente.
Esto viene al término precocidad, talento (simple, complejo), alta capacidad (o capacidades), superdotación, etc. Todos ellos utilizados profusamente por muchos, e incrustados en la legislación y en los llamados "protocolos de identificación" de muchas comunidades que no dejan de defraudar una y otra vez.
Las palabras tienen un significado. Los nombres que ponemos a las cosas o procesos tienen implicaciones. No digamos si se trata de "etiquetas" que empleamos con las personas.
Además, es curioso que, más allá de los términos "superdotado", "talento simple o complejo" o precoz, no parece que lleven a muchos al fondo, a lo sustantivo, y se quedan con lo simple: "es o no es"; "tiene o no tiene"; "lo veo o no lo veo". Tratar de esta manera simplista los fenómenos complejos es un dislate, que se convierte en tragedia al tratarse de personas.
Ya me he pronunciado por escrito repetidamente, y en conferencias aquí y allá, de lo inapropiado del término "superdotado" y "superdotación"; ya he explicado la distinción de Gagné sobre dotación y talento en múltiples ocasiones. También sobre la conveniencia de hablar de capacidad o capacidades en sustitución de los términos anteriores. ¿Por qué? Es elemental. Si digo "superdotado" o "es superdotado", estoy poniendo una etiqueta que, lamentablemente, viene adosada al CI 130 o similar. Si digo capacidad, la pregunta será: ¿que capacidad? o ¿qué capacidades?, ¿en qué grado? Ya no es una etiqueta es una circunstancia que acontece en una persona en un momento de su vida. Las personas, algunas, no SON de alta capacidad como un estado del ser, TIENEN unas determinadas capacidades, y con arreglo a ellas (y otras muchas circunstancias) hay que planificar su educación para que su potencial se despliegue.
Para poder educar a las personas es preciso conocerlas. Es necesario poder establecer un perfil de sus fortalezas y debilidades, de sus niveles de dominio, preferencias de aprendizaje, etc. No arreglamos nada diciendo que este sí es y este no lo es. Esa es una postura, a la luz de la evidencia científica y la reflexión pedagógica más autorizadas,  superficial y simplista.
Cuando se usan estos protocolos que emplean la terminología referida, ¿se es consciente de que los percentiles que se manejan son del 75%, 80%, 90%, según los casos? ¿Existe algún lugar donde se haya determinado quiénes son los alumnos que superan estos percentiles y se les ha dado la atención educativa adecuada?
Por eso repito con frecuencia que, hasta que los protocolos, más allá de su poco y desalineado acierto terminológico con la academia, no determinen EL PROCESO y la obligatoriedad de evaluar a TODOS los alumnos de TODOS los centros con la periodicidad oportuna (las capacidades humanas no son estables en el tiempo), no servirán para casi nada. La evidencia son las cifras de alumnos identificados en España en cualquier comunidad que se considere.
Quiero terminar rescatando algunas reflexiones a propósito de la precocidad, otro término que se utiliza como excusa para no intervenir educativamente cuando es oportuno hacerlo.
El diccionario de la Real Academia nos puede ayudar. Dicho de un proceso, significa que aparece antes de lo habitual.
Dicho de una persona, significa que desarrolla algunas cualidades o capacidades antes de lo normal.
¿Recordáis aquella entrada titulada: "No se preocupe señora, con el tiempo se normalizará"?
La precocidad puede entenderse como una definición operativa del talento. Así lo considera el SMPY del que ya hemos hablado mucho, no en vano es el modelo de identificación e intervención con más investigación a sus espaldas y que apoya a más cientos de miles de alumnos anualmente, como ya sabes. Puedes ver una colección de entradas del blog sobre el tema desde aquí. Rescato, para aclarar este concepto si puedo, unos párrafos del libro sobre el desarrollo del talento que ya conocéis.
a) En primer lugar es necesario afirmar que el SMPY centra su trabajo en los alumnos que son precoces en las áreas matemática y verbal. Esto no implica el reconocimiento de estas áreas como las únicas posibles. “Reconocemos un amplio rango de talentos, pero hemos decidido limitar su búsqueda a las áreas matemática y verbal, si bien valoramos profundamente el trabajo de aquellas otras instituciones que centran su responsabilidad en otras áreas, en la medida en que contribuyen a proporcionar unos servicios completos encaminados al desarrollo de los distintos talentos” (CTY, 1995, p. V).
Los motivos por los cuales el SMPY se centra en las áreas verbal y matemática son los siguientes (CTY, 1995):
  • Se trata del conjunto de capacidades centrales para la mayoría de las áreas de aprendizaje y rendimiento.
  • Representan los talentos esenciales para el éxito en la mayoría de los aprendizajes, tanto escolares como de la vida diaria.
  • Son más fáciles de identificar que otros tipos de talentos.
b) En segundo lugar, es importante reseñar que el SMPY no emplea el término “gifted” para hacer referencia a los alumnos con los que trabaja. La palabra gifted, afirman, “debería reservarse para aquellas personas que han hecho contribuciones significativas para el avance del conocimiento y la práctica” (CTY, 1995, p. VI).
c) Finalmente, si no se emplea el término gifted, y las áreas en las que se centran son la matemática y la verbal, cabe preguntarse, ¿qué término se emplea?, y ¿en qué se centra el SMPY a la hora de identificar y de intervenir?
Keating (1976a) afirma que el SMPY se centra en la precocidad cuantitativa, y no sólo en la aptitud cuantitativa. Precocidad, afirma, “significa alcanzar algún estado de desarrollo antes de lo esperado, esto es, el estado actual de desarrollo de un individuo es más propio de una persona mayor que él. La 'precocidad cuantitativa' supone, por tanto, el haber alcanzado un estado de desarrollo cognitivo en el área cuantitativa que equivale al de una persona varios años mayor”.
La precocidad matemática, junto con la verbal, es uno de los conceptos esenciales en este modelo. Benbow (1986) señala que, si bien es usual que los nuevos investigadores definan y conceptualicen la giftedness cuando comienzan a trabajar en esta área, el SMPY no se ha centrado excesivamente en las concepciones de la giftedness. Las razones son de tipo práctico. Parece más efectivo, a tenor de los resultados obtenidos en sus años de investigación, la opción de identificar a aquellos estudiantes que son brillantes en matemáticas, o en otra área, y organizar el medio entorno para ayudarles a aprender tan bien como sea posible, que la opción de evitar cualquier tipo de intervención hasta que el concepto esté claramente definido.
En este sentido, Keating y Stanley (1972) afirman, refiriéndose al área matemática-científica, que el objetivo del SMPY no es localizar a cada uno de los estudiantes brillantes y “empujarlos” hacia las matemáticas o las ciencias para hacer de ellos unos “científicos”. Primero, “es improbable que fuera posible hacer eso aunque uno quisiera. Segundo, el interés del proyecto reside en ayudar y atender el talento, empleando para ello los tests en los procesos de identificación”. Por otra parte, no se trata de crear un conjunto de programas únicos para los alumnos excepcionalmente brillantes, sino de aprovechar los recursos ya disponibles, pero teniendo en cuenta que la flexibilización y la individualización son los principios que deben guiar el trabajo con estos alumnos. En este mismo sentido, Stanley y George (1978) afirman también que el modelo del SMPY es longitudinal y en desarrollo, pero no es “genético”. No indaga en los orígenes de la alta capacidad que se posee a los 12/13 años, pero en cambio, hace un gran esfuerzo para sacar partido al desarrollo precoz actual del alumno, a través de la intervención educativa adecuada.
Por tanto, la definición operacional de talento que ya desde sus orígenes utiliza el SMPY es alta puntuación en el SAT (School Assessment Test) a una edad temprana. Teniendo en cuenta que el SAT es un test que se utiliza para la identificación pero por encima de nivel, esto supone que el SMPY ve la dotación como sinónimo de precocidad (Benbow, 1991), basándose para ello en múltiples investigaciones al respecto (Jackson y Butterfield, 1986; Keating y Schaefer, 1975). Además, el propósito del SMPY no es sólo el de la identificación, sino que busca proporcionar las ayudas educativas más adecuadas no sólo al tipo de talento, sino también a su rango o nivel. “La identificación y la descripción eran insuficientes. Debíamos ayudar a los jóvenes precoces a desarrollar al máximo sus habilidades. Los estudiantes identificados necesitaban ser ayudados” (Stanley, 1991).
En suma, que más allá de las etiquetas, se debe pensar en conocer en las dimensiones relevantes para el aprendizaje y el desarrollo personal a cada alumno y a partir de ahí, planificar su itinerario educativo.
Esto significa que cualquier alumno debe ser atendido como convenga a su situación personal en cada momento del tiempo: le llamemos precoz, digamos que tiene un talento simple, complejo, etc. Etiquetar es una acción incorrecta con las personas, particularmente porque estamos en proceso de desarrollo permanente, máxime los estudiantes jóvenes. En fin, entiendo que he explicado mi posición, o mejor aún, la posición que se desprende de la investigación y la reflexión pedagógica en este tema.
Espero que estas reflexiones ayuden a poner un poco de claridad en un área de trabajo tan maltrecha en nuestro país, y a reconocer que hasta que los procesos de actuación no sean censales no estaremos tomándonos en serio el desarrollo del talento ni el aprendizaje personalizado, por más que hablemos de educación basada en competencias.

P.D. Si tienes tiempo y ganas de profundizar te recomiendo el libro: Academic Precocity: Aspects of its Development by Professor Camilla Persson Benbow and Professor Julian C. Stanley

jueves, 27 de septiembre de 2012

"Epidemia" de Autismo Infantil

“Epidemia” de autismo infantil o campaña de tráfico de enfermedades

Miguel Jara

 
Publicado por Miguel Jara el 25 de septiembre de 2012
Aumento del consumo de neurolépticos en niños, consejos para su circuncisión y ahora aumento del autismo infantil. Últimamente, parece que o bien la sociedad estadounidense está desquiciada en cuanto a aumento de enfermedades o es que existe interés en su exageración. Claro que también puede que estas “epidemias” sean ciertas. ¿Qué hay de verdad en todo ello y, si lo es, qué está causando que los datos estadísticos sobre enfermedad se hayan disparado en aquel país? De no ser cierto ¿estaríamos de nuevo ante el fenómeno del disease mongering o tráfico/invención de enfermedades aplicadas a la infancia nada menos que por los Centros de Control de Enfermedades (CDC)?
Hay pediatras que no se creen lo de la “epidemia” de autismo, que no se fían de esta institución, una de las principales de la sanidad norteamericana. Las cuentas, al menos en España, no salen. Y es que parece que últimamente aumenta la depresión infantil, la ansiedad infantil, aumentan los trastornos de inquietud infantil, etc. No podía faltar la rabieta como enfermedad, por supuesto. Los anglosajones la califican y diagnostican como enfermedad así: Disruptive Mood Dysregulation Disorder. ¿Una enfermedad? Pues sí, como lo leéis; la rabieta infantil se considera una enfermedad en el DSM-V, el manual de los trastornos mentales que suelen utilizar los psiquiatras y que se publicará el año que viene, 2013 (que también apuesta por potenciar el “mercado del autismo”).
Sobre esto último un psiquiatra de mi confianza me comenta:
“La terminología en el autismo es confusa. Se llama Trastornos Generalizados del Desarrollo o Trastornos del Espectro Autista a un grupo que comprende además del autismo clásico o de Kanner, el síndrome de Asperger y otros (no especificados, atípicos, etc). El Asperger en particular es una entidad más heterogénea que incluye pronósticos mucho más benignos que el autismo clásico o de Kanner, que tiene la continuidad diagnóstica y pronostica más robusta de la psiquiatría. El DSM-V va a suprimir la categoría de Asperger ampliar los criterios diagnósticos y así el los trastornos del Espectro Autista incluirán todo lo que sea ‘necesario’”.
¿Y que significa necesario? ”
Pues un aumento de la incidencia colosal para satisfacer a profesionales que generan tal demanda: pediatras, psiquiatras infantiles, psicólogos y psicopedagogos, revistas sobre el tema, proyectos de investigación y atención temprana, comités y congresos, etc. Naturalmente los fabricantes de pruebas diagnósticas como Stölting, polígrafos y aparatos de resonancias y sobre todo farmaceuticas como Bristol-Myers Squibb(BMS) y Janssen Cilag están muy contentos”.
Hay un trabajo puramente económico que demuestra que la “epidemia” de autismo ha elevado el número y los salarios de trabajadores sanitarios no médicos. Cada cual que saque sus propias conclusiones. Como opina el médico Juan Gérvas:
“Los de los CDC se están convirtiendo en un peligro con lo del disease mongering (diabetes, gripe, autismo)”.
También es útil entender cómo se transmiten las “epidemias de diagnóstico” en Estados Unidos desde la clase alta a la baja, por ejemplo a través de este estudio realizado en California.

sábado, 12 de mayo de 2012

Reacciones típicas a la noticia de que sufre un trastorno

"Este diagnóstico está mal: solo sirve para que otros puedan explicar mis experiencias" [rechazar el diagnóstico, negación]. "Lo único que me pasa es que soy muy temperamental" [ no identificarse con el diagnóstico: darle poco crédito pero sin hacer cambios en la forma de vivir. No identificarse con el diagnóstico está bien, de hecho la persona no es el trastorno, existe un área problema pero no trasciende a todo el Ser]. "Mi enfermedad lo impregna todo y ya no tengo control sobre mi vida" [identificación excesiva con el diagnóstico: replantearse los problemas y achacarlos todos o casi todos al trastorno, o limitar innecesariamente las aspiraciones personales a causa del prblema. Eso se relaciona con los conceptos de beneficio primario y secundario de la enfermedad descritos por Freud]. http://youtu.be/guubNDE0YSA Sobre el diagnóstico: Thomas Szasz. Profesor emérito y estudioso de la psiquiatría. Actual exponente de lo denominado en 1960-1970 "Antipsiquiatría".
"El etiquetar a un niño como enfermo mental es una estigmatización". Thomas Szasz. "Los médicos controlan enfermedades,no personas. Los siquiatras controlan personas, no enfermedades". Thomas Szasz.

sábado, 19 de febrero de 2011

Sobre la diagnosis

Existe una vertiente científica, fundamentada en el psicodiagnóstico que va hacia el diagnóstico de una persona. Esto es necesario, hay que delimitar un delimitado cuadro en la mente del limitado profesional para poder operar con los fármacos y a nivel técnico y táctico, para desarrollar una estrategia de intervención en el caso de una psicoterapia breve y para comprender en función de un prototipo.
No obstante los diagnósticos hacen mucho daño, una persona se ha comunicado conmigo, dice lo siguiente:
ya lo he visto.. y ni no se si el mismo u otro similar hace un tiempo...
lo único que te puedo decir es que me ha traido a la memoria la novela
que me recomendaste... Monte Miseria.. creo que vivimos cada vez en un
mundo que tolera menos el sufrimiento.. donde hay que ser perfectos y
todos iguales.... solo nos intentan encasillar.. viva la diferencia... y
me alegro de ser mentalmente insana y poder usar mi cabeza y no dejarme
influir...
Esta persona ha sido diagnosticada, vivió en un entorno de enfermedad durante ese tiempo, sus amigos y relaciones giraban en torno a eso, el resultado fue que interiorizó la imagen que desde niña le habían transmitido, que era mala y rara. Con una madre sin empatía y un padre agresivo. Esa imagen interna de niña mala y rara se alimentó cuando un psiquiatra acostumbrado a poner diagnósticos de este tipo se lo explicó, derivó en una ruptura matrimonial, no me consta pero el marido se arropó de la diagnosis y de los libros para justificar las conductas de su pareja, la pareja desapareció aunque la calidad humana de ambos y la descendencia les mantiene unidos.
El diagnóstico no se debe dar a no ser de que sea operativo darlo, por ejemplo una persona que no tiene conciencia de enfermedad, previamente a "espetar" el diagnóstico hay que realizar un trabajo de psicoeducación para que esa persona y la familia sepa de qué estamos hablando, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y ciertos tipos de trastorno de personalidad son candidatos a este movimiento.
Muchos padres están hartos, no les gusta entender a su hijo o hija con un determinado trastorno, aunque haya estado en los calabozos 4 veces en 2 años, aunque haya "trapicheado" con drogas o aunque grite y pierda el control, como esos feos y horteras realities que se ven en la televisión, a mí me agotan en un minuto, hacer audiencia del morbo (que significa enfermedad) es cínico y devastador.
Hacer un diagnóstico no es inhumano, es una necesidad científica para la comunicación entre profesionales, para que el terapeuta entienda lo que está pasando. No obstante es un paso que tiene más tintes burocráticos que operacionales, un buen terapeuta puede entender en un espacio de una a tres sesiones el problema del paciente. Pero el problema no es el diagnóstico, el motivo de consulta no es el problema y el diagnóstico no tiene NADA que ver con lo que le pasa a la persona, no dice nada de la etiología excepto en el modelo psicoanalítico que tiene un esquema conceptual distinto al DSM.
Esta persona que escribía arriba, divorciada y con dos hijos, trabaja con una minusvalía del 65% debido a un diagnóstico psiquiátrico. Esa persona puede tener ciertas ayudas, por ejemplo conseguir ciertos servicios del ayuntamiento más baratos.
Sin embargo, de manera casi indeleble se ha marcado un "cuño" con una enfermedad que se le considera crónica cuando no es así, esta persona desde el inicio de nuestros contactos hasta ahora ha mejorado notablemente, un punto de fuga fue la salida de ese entorno patologizante: foros, amistades, diagnosticadas, psiquiatras que ponían la etiqueta y personas que buscaban la esencia de su sufrimiento en un diagnóstico que llene una identidad difusa y desparramada entre los rótulos de enfermedad.
Otra persona pidió una ayuda por sus diagnósticos, donde figuraba el mismo que el de nuestra "comentarista" y ahora vive de la enfermedad, se dedica a sus hijos y a nutrir espacios de encuentro entre enfermos. Su identidad ha sido ilusoriamente apuntalada por la enfermedad.
La diferencia entre ambas personas es que una ha querido trabajar y luchar por recuperarse confiando en los terapeutas, aunque no siempre y la otra persona ha dejado de lado la posibilidad de recuperación por remotas razones para mí.
Así pues el sistema diagnóstico del DSM genera enfermos que podrían ser meses después o años después personas total o parcialmente funcionales, personas que pudieran trabajar, tener una familia o irse de excursión a la montaña. El DSM es un invento para hacer científico el método de clasificación de los trastornos mentales. No es lo mismo trastorno que enfermedad. Un trastorno es una alteración de función, ya sea volitiva, emocional, cognitiva, conductual o relacional. Una enfermedad es un problema con una base orgánica y no existen datos de laboratorio ni estadísticas que den carácter de ciencia al DSM, así que es un documento para las peritaciones, para comunicarle al médico de atención primaria o al psiquiatra biológico. También se puede explicar qué le pasa a la persona sin recurrir a tecnicismos vacíos de contenido, por ejemplo: "Depresión recurrente" o "Distimia". Se puede decir, sobre un núcleo melancólico ha organizado un sistema de defensas hipomaníacas. Todo suena a palabrería.
La descripción de un problema no es decir, es un TOC o es un esquizofrénico, sino entender los factores constitutivos de su pasado, su presente y sus posibilidades de enfrentarse al futuro, sus recursos, sus capacidades y sus potenciales. Alguna vez han visto un informe psiquiátrico donde ponga, por ejemplo, es una gran jugadora de balonmano, entrena tres veces a la semana, sale a pasear con sus hijos los fines de semana por el parque y entre semana trabaja en algo que no le gusta y está con un marido con el que llevan cinco meses sin hacer el amor por falta de líbido.
Aunque tampoco sea demasiado profundo dice más, aporta más información y ayuda a conocer mejor a la persona, cierto es que hay unos criterios de eticidad y un método para elaborar un informe donde no entran ese tipo de cuestiones, nos tenemos que remitir a códigos diagnósticos, vg. F20 Esquizofrenia.
Esta "comentarista rebelde" nos muestra una cara indómita que no tiene porqué ser mala, ella acude a su psicoterapia y al psiquiatra cuando está descompensada, conoce su problema y pone soluciones a ello.
El no dejarse atravesar por la espada del diagnóstico es algo que deberían instruir los psicólogos, aunque algunos desgraciadamente también lo hagan, es propio de la psicología clínica, en psicoterapia la cuestión es distinta, el objetivo es comprender y ayudar al paciente. También existen psicoterapias frías y despersonalizadas, donde un rígido terapeuta mira desde la lejanía y otro está tumbado contando cosas muy duras, después al levantarse un pequeño mareo emerge por la profusión volcánica de sentimientos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Sobre el diagnóstico

Kraepelin, conocido por su interés en clasificar los trastornos mentales y un gran psiquiatra en su época dijo:"por mucho que intentemos delimitar la frontera y la salud mental, encontramos un territorio neutro, en el que tiene lugar un salto imperceptible desde la esfera de la vida mental normal al trastorno claro"

Thomas Szasz lleva los últimos años luchando por no adherirse a la clasificación del DSM, promulgando que es un convenio social y que esas entidades están en la mente de los que han consensuado esos conceptos etiológicos, diagnósticos y pronósticos.

En muchos casos el diagnóstico puede servir de palanca movilizadora de cambio, en otros hunde al sujeto en una situación rentista o victimista donde se refugia y se impide el avance.

La clasificación del DSM es categorial y probablemente sería más útil tener en cuenta los grises y realizar un diagnóstico dimensional donde estuvieran relacionados en niveles de calidad y cantidad las diferentes patologías relacionadas en un individuo, por ejemplo, una persona con esquizofrenia tiene relación con la ansiedad y la depresión, habría que pensar en entenderlo de manera precisa e inclusiva, matizando las dimensiones humanas.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Estigma y Diagnóstico, conceptos paralelos

Para estigmatizar a una persona varios conceptos pueden ser barajados, el que esa persona se crea superior, el odio y el que crea que está haciendo lo correcto. Todos ellos lastran cierto componente de narcisismo.
El diagnóstico es una fuente de dolor y sufrimiento. Algunas personas necesitan saber qué les pasa y para los tratamientos es pertinente saber qué cuadro el que tenemos delante. No obstante matizar dos cosas, el diagnóstico barre y mata la palabra y el diagnóstico sirve para enquistar a la persona en un juego en el que la vida se puede llegar a dejar de lado. El diagnóstico y la estigmatización son fenómenos cercanos. El diagnóstico es orientativo para diseñar un tratamiento pero no existe un modelo serio y riguroso para explicar el trastorno de cada uno de los sujetos singulares que pasan por consulta. Esto no es como la diabetes o una rotura de fibras. Es algo en el que la dimensión humana se ve en juego y para ello hay que luchar. La Princesa Inca y otros componentes de Radio Nikosia (hace poco leía a uno de los que lo fundó, en el libro "Las voces del laberinto" de Ricard Ruiz Garzón).
No se trata de un posicionamiento político o ideológico, se trata de una postura muy emocional, tamizada de la razón, en la que tengo claro que esos diagnósticos teñidos de ciencia dura no piensan en el corazón del paciente sino en los neurotransmisores de éste.
Por otro lado están los métodos coercitivos que se siguen empleando en los módulos psiquiátricos y la cantidad espeluznante de fármacos que se pautan.
Piensen por un momento que un adolescente en un centro de educación tras cometer un delito puede ingerir grandes dosis de antipsicótico, de forma que su expresión quede enmudecida y fría como un glaciar.
Radio Nikosia sigue funcionando, con su emisora independiente y en la cadena SER, los viernes de 5 a 6. Son personas que han transitado de la locura a la realidad y que han aprendido mucho de esa experiencia, la locura no es sólo una etiqueta institucional con el sello de enfermedad sino que bien tratada y atendida puede ser un areté, una virtud o virtus.
Es curioso los heurísticos que emplea el hombre para clasificar y no pensar. Para no reflexionar, arrastramos un modelo muy antiguo de entender y tratar a las personas con problemas psiquiátricos-psicológicos. El hombre es capaz de cambiar su destino, destino que queda impreso en un papel con la rúbrica "esquizofrenia paranoide", "trastorno bipolar tipo I", "trastorno límite de la personalidad". Estos diagnósticos intentan con ingenuidad recopilar en un sólo concepto los síntomas y signos que presenta una persona, pero esto es tan variable que resulta inasible para cualquier manual, además de hortera y violento. Estamos atacando el dicurso de la persona y esta necesita sentirse reconocida, validada y aceptada en un entorno que a veces puede resultar hostil, véase un hospital psiquiátrico.
Está claro que muchas de estas personas pueden trabajar a partir de la creatividad para vivir una vida plena, rica (si me permiten la metáfora económica) y llena de sentido. Esto es lo que hace Radio Nikosia y lo que intentan divulgar algunos documentales y películas muy recientemente.
http://radionikosia.blogspot.com/ Un link con mucho interés.
http://radionikosia.org

lunes, 18 de enero de 2010

Clasificación

Lo primero que el entendimiento hace respecto a un objeto es clasificarlo junto a alguna otra cosa. Pero si existe un objeto cualquiera de primordial importancia para nosotros y al que nos sintamos apegados nos daremos cuenta de que dicho objeto debe ser forzosamente sui generis y único. Probablemente un cangrejo rebosaría de justa indignación ante tamaña ofensa personal, si pudiera oírnos clasificarle sin contemplaciones ni disculpas como un vulgar crustáceo y pudiera vernos disponer de él con tanta facilidad. Seguro que nos gritaría:
- Yo soy yo, sólo yo. William James 1902.

...He descrito ya la clasificación como un pseudo-conocimiento, es decir, se trata en realidad de una forma de des-conocimiento, de una etiquetación rápida y fácil cuya función consiste en hacer innecesario el esfuerzo exigido por un pensamiento o percepción más cuidados e ideográficos. Colocar a una persona dentro de un sistema previo, exige menos energía que conocerla por sí misma, puesto que en el primer caso lo único que resulta indispensable en la percepción es aquella categoría que permite identificarlo como perteneciente a una clase determinada. Lo subrayado en las clasificaciones es la categoría a la que pertenece la persona, la categoría de la que es ejemplo representativo, en vez de subrayar la persona como tal; acentúa más las semejanzas que las diferencias.
Abraham Maslow. 1968.

sábado, 25 de octubre de 2008

Princesa Inca nos hace pensar

Abajo, comentario en cursivas de "Princesa Inca" a la entrada: -Poema dedicado al saber PSI-, del que ella es autora. Sintonicen "La Ventana", los jueves de 5 a 6 de la tarde, allí se debaten temas que gravitan en torno al control, el poder, la dominación, la domesticación de la psiquiatría (clásica) y las personas señaladas de "enfermos mentales", expresión incorrecta porque lo psíquico no es una enfermedad. Se llaman trastornos porque no existe equivalencia con la diabetes, por ejemplo, no hay bases fisiopatogénicas. Lo absurdo es buscar a nivel microscópico un problema macroscópico.

Dice así:
"hola soy princesa inca
hoy vi que pusiste mi poemma aquí
quería comentar que yo empezé 19 la carrera de psicologia,la dejé literalmente porque ingresé alos 20 aproximadamente,
ahora he vuelto a renaudarla este año y sinceramente estoy muy preocupada porque veoq ue en mi facultad la tendencia es de encasillar, sacar diagnosticos, elaborar tests, estoy horrorizada que de ver que lo que yo suponía que era la alternativa más human al psiquiatría esta en le mismo rollo que ella de buscar encasillar y buscar fundamentos biologicos...Veo que eres psicologo...que opinas de esto...crees que estoy en lo cierto que por querer ser una ciencia la psicología esta volviendose inhumana???no se...a mí me lo parece...
mi blog...
http://www.laprincesainca.blogspot.com "


La psicología académica enseña los criterios diagnósticos, fundamentos biológicos, estadística, psicología general, procesos básicos, técnicas de modificación de conducta, historia de la psicoterapia... Quizá lo más descorazonador no es el material a estudiar, por ejemplo administrar test, cuestionarios para todo- habitualmente de respuestas cerradas-. La queja que creo entender ya no viene por el material que se supone científico, por ejemplo la desensibilización sistemática o la exposición con prevención de respuesta en una fobia. El problema fundamental es que los psicólogos y psicólogas que salen de las universidades, y aquellos que están conformes con eso que han aprendido, tienen un "arsenal" de técnicas para aplicar a trastornos de personas pero no existen más que los criterios de sentido común para entender profundamente al consultante. ESTO ES LO QUE SE DENUNCIA. La esterilidad de la formación en psicología y psiquiatría y el acercamiento y trato de profesionales (fervientemente académicos). Además de tanta estadística se podía estudiar más sobre las entrevistas, los fenómenos proyectivos, la trasferencia, los puntos ciegos del terapeuta, fundamentos de humildad en el terapeuta, lo que supone el diagnóstico (aludir aquí a la patoplastia-la movilidad de estructuras psíquicas psico(pato)lógicas).
No obstante invito a Princesa Inca a escribir a esta dirección: rcordobasanz@gmail.com si quiere escribir sus impresiones sobre la psicología académica, el drama del diagnóstico invalidante, poemas o lo que apetezca, Asociación libre. Serán subidas a la página con el nombre de una sección que ella prefiera, sugiero "VILLA 21". Atentamente para la Princesa, cordialmente para todos.