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Paz y Ciencia

miércoles, 24 de febrero de 2016

Desde el interior

El viaje de introspección hacia nuestro yo más profundo nos permitirá descubrir cómo somos en realidad, lejos de los convencionalismos y las ideas preconcebidas que nos han sido impuestas desde nuestra más tierna infancia.

Es frecuente que la futura mamá, desde niña, jugando y fantaseando tenga una pretérito imagen de su bebito.
Llegado el momento, la madre puede "determinar cómo somos".
Quizás el niño necesita ser comprendido, pero los padres tergiversando opinando que es un niño que es un niño demasiado insistente o que no se lo de contenta con lo que obtiene.

Así es como el niño le sucede algo, aunque ese algo es nombrado a partir de la interpretación de otra persona.

Por un lado, acumulando una cantidad de experiencias vitales agradables, difíciles, complejas, armoniosa, hostiles o confortables.

Nuestra experiencia va por un canal y el de los papás por otro carril. Hoy podemos recordar con todo lujo de detalles los infortunios de nuestra madre, pero ella no conoce la experiencia. Todo queda si hemos sido "buenos o malos".

Lo que sentimos de alberca en nuestro mundo interior. Constantaremos, que en parcelas pareceremos niños.
Cuando éramos niños, no se nos hubiera ocurrido descongelar los sentimientos.
Las percepciones porque los "pensamientos" están teñidos de saberse externos y, por lo tanto, no son siempre fiables. Ni siquiera son nuestros, son prestados.

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