
Triste y solitaria imaginaba en silencio, en su espacio de protección. Podía pensarse en lo alto de esa fortaleza de madera, con los ojos del pueblo brillando y una paloma posada en su hombro.De día, con el Sol iluminando la escena mágica, el batir de las alas parecía, por el deslumbrante astro, un ala de ángel que nacía de su espalda. Y despertó con el ruido de un cristal roto. Se quebró la magia.
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