La selección natural no eliminará la ignorancia de las generaciones futuras
¿Podría ocurrir que un día lejano unos ordenadores inteligentes especulen sobre sus propios orígenes perdidos? ¿Caerá alguno de ellos en la verdad herética de que provienen de una forma de vida anterior, arraigada en la química orgánica del carbono, en lugar de en los principios electrónicos basados en el silicio de sus propios cuerpos?
El hombre es una máquina de sobrevivir, un vehículo autómata programado a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes
¿No es triste irse a la tumba sin llegar a preguntarse por qué has nacido? ¿Quién, ante semejante pensamiento, no habría saltado de la cama, ansioso por comenzar de nuevo a descubrir el mundo y regocijarse por ser parte de él?
La fe es la gran escabullida, la gran excusa para evitar la necesidad de pensar y evaluar las diferencias. La fe es creer a pesar (o incluso tal vez debido a) la falta de evidencias
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