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Paz y Ciencia

sábado, 27 de agosto de 2011

Freud y los Trastornos de Personalidad




Conseguir que la vida sea dulce depende en gran medida de la persona protagonista de su vida, de aquella que tiene un guión de vida, como decía Eric Berne.


Sin embargo, parece que de algún modo, desde Freud hasta formulaciones más modernas estamos sometidos a fuerzas incontrolables. Descubrimiento que cambió la cultura y la ciencia.

En una psicoterapia se trata de hacer consciente lo inconsciente, en palabras de Sigmund Freud. Los cognitivistas hablan de lo automático, es cuestión de emplear palabras para alejarse de la raíz del concepto y asimilar un concepto que incluye el legado de Freud.

A toda persona le puede venir bien explorar en su inconsciente para reconstruir significados y modular la imagen mental de esa persona. La cura del habla es una cuestión muy seria y muy eficaz, pero no sólo depende de la habilidad del terapeuta sino de la actitud de la persona.

Sobre este tema se ha escrito relativamente poco, casi me atrevería a decir que se ha llevado a la etiqueta. Me refiero a que los pacientes "difíciles" han sido catalogados en el grupo de trastornos de personalidad. Son, según dicen algunos, estilos de vida otros creen a pies juntillas en la idoneidad del eje II y son muchos los que consideran que no son correctos los criterios o que son muy laxos.

Los Trastornos de Personalidad son en muchos casos un resultado de la relación vivida con el terapeuta. Es cierto que existen pruebas psicométricas como el IPDE o el MCMI, o el MMPI... Pero lo relevante es que la persona se sienta entendida y no catalogada. No creo que sea revelar nada nuevo ni para pacientes ni para terapeutas que una misma persona puede recibir diagnósticos distintos en función del tiempo y del tratamiento psicoterápico y farmacológico. Por ejemplo, una persona con esquizofrenia en un inicio puede ser diagnosticada de trastorno esquizoafectivo más adelante por otro profesional, además del filtro personal del profesional están otras variables que interfieren en la permanencia del trastorno. Con lo cual se refuerza la idea de que estos diagnósticos son orientativos pero no deben ser más que facilitadores de la comunicación y en todo caso del diseño del tratamiento. Algunos pacientes (muchos) quieren saber qué les pasa pero también es cierto que otros confunden lo que les pasa con lo que son y eso les mediatiza en su progreso y en su crecimiento mental.

Desde luego que lo que han convenido científicos del área de la salud mental tiene toda la validez pero el uso que hay que hacer en consulta de psicoterapia es bien distinto. Distingamos nuestra labor, que modo decía antes, es ayudar a que la persona pueda pensar y saber cómo se siente y por qué siente y piensa lo que piensa, también que de sentido y significado a su vida, a su existencia.

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