Un día, mientras permanecía inmóvil como siempre en el mismo sitio, un maestro vio aparecer en el horizonte una especie de bola de polvo. Aquella bola se hizo más y más grande y el sheik pronto reconoció a un hombre que se le acercaba corriendo y levantaba una enorme polvareda. El hombre, que era joven, llegó hasta el maestro y se postró ante él.
- ¿Qué quieres?
- Maestro -le contestó el joven-, he venido desde lejos a oírte tocar el arpa sin cuerdas.
- Como quieras- le dijo el maestro.
El santo hombre no varió su postura lo más mínimo. No cogió ningún instrumento, no hizo nada. El maestro y el ferviente discípulo permanecieron inmóviles.
Tras ese "cierto tiempo", el joven dejó percibir, quizá por un gesto, una inclinación o un carraspeo, un incipiente cansancio.
- ¿Qué te pasa? -preguntó el maestro.
El joven dudó un poco. Comenzó a balbucear algunas palabras. Para poder ayudarlo el maestro preguntó:
- ¿No has oído nada?
- No -contestó el joven con voz culpable.
- Entonces, ¿por qué no me has pedido que tocase más fuerte?
Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos Sufis. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos Sufis. Mostrar todas las entradas
sábado, 13 de abril de 2013
Sonidos secretos
Etiquetas:
Cuentos Sufis,
Espiritualidad,
islam,
Oriente,
Psicólogo,
Psicoterapeuta,
Rodrigo Córdoba Sanz
sábado, 2 de febrero de 2013
La vida es sueño
En el transcurso de un viaje, tres viajeros se hicieron amigos. Compartían las alegrías y las penas. No era una viaje tranquilo, pues cruzaban zonas desérticas. El agua y la comida escaseaban, y ellos intentaban racionarlas lo mejor posible.... Hasta que un día se dieron cuenta de que solo les quedaba un trozo de pan y la mitad de una bota de agua. Comenzaron a disputarse los víveres, e incluso intentaron dividirlos, pero eran tan poca cosa que ni siquiera podían fraccionarlos.
Al caer la noche, con el estómago vacío, decidieron tumbarse y dormir.
- Al despertar -dijo uno-, nos contaremos nuestros sueños. Aquel que haya tenido el sueño más hermoso propondrá su solución.
Los otros dos estuvieron de acuerdo. Se fueron a dormir.
Al caer la noche, con el estómago vacío, decidieron tumbarse y dormir.
- Al despertar -dijo uno-, nos contaremos nuestros sueños. Aquel que haya tenido el sueño más hermoso propondrá su solución.
Los otros dos estuvieron de acuerdo. Se fueron a dormir.
Cuando se levantaron a la mañana siguiente contaron sus sueños.
- He aquí mi sueño -dijo el primer viajero
Me desplazaba suavemente por regiones maravillosas, tan tranquilas y bellas como ha de ser el Paraíso. Allí encontré a un hombre de gran y brillante mirada que me pareció la mismísmima bondad y que me dijo: "Eres tú el que merece el pan, por tu vida pasada y también por tu vida futura, que son dignas de admiración entre todos los hombres".
- ¡Qué extraño! -se sorprendió el segundo viajero-. Porque yo en mi sueño he visto mi vida pasada, he visto mi vida futura y, en esta última, que todavía no ha empezado, me he encontrado con un hombre de gran sabiduría que me ha dicho: "Eres tú quien merece el pan, bastante más que tus compañeros, porque eres más paciente e instruido. El destino te ha eleigo para dirigir a otros humanos. Es esencial que estés bien alimentado".
Entonces el tercer viajero dijo:
- En mi sueño no he visto nada, no he oído nada, no he dicho nada. No me he encontrado con mi vida futura. Ningún sabio me ha dirigido la palabra. Pero he sentido una presencia todopoderosa, irresistible, que me ha forzado a levantarme, a buscar el pan y el agua, a comer el pan y beber el agua.
Y eso es lo que he hecho, amigos.
Cuento Sufí
La Filosofía de lo Simple
Suscribirse a:
Entradas (Atom)