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Paz y Ciencia

viernes, 10 de julio de 2020

Thich Nhat Hanh: Mindfulness



Uno no puede trasmitir sabiduría y conciencia a otra persona. La semilla ya está allí.
Un buen maestro toca la semilla permitiéndole despertar, germinar y crecer.

La presencia plena nos ayuda a reconocer qué está pasando en el momento presente. Cuando inhalamos estando presentes, tenemos conciencia de nuestra inhalación. Esto es mindfulness en la respiración. Cuando disfrutamos tomándonos un té y lo tomamos con conciencia plena del momento presente, esto es mindfulness en el beber. Cuando caminamos y estamos conscientes de cada paso que damos, eso es mindfulness en el caminar. Practicar mindfulness no requiere que vayamos a ningún otro lugar. Podemos practicar mindfulness en nuestro dormitorio o cuando nos desplazamos de un lugar a otro. Podemos hacer las mismas cosas que siempre hacemos –caminar, estar sentados, trabajar, comer y hablar- excepto que las hacemos con conciencia de lo que estamos haciendo.

Mindfulness es una energía que podemos generar para nosotros mismos. Todos podemos inhalar y exhalar estando plenamente presentes. Todos podemos movernos estando plenamente presentes. Todo ser humano tiene la capacidad de estar plenamente presente, no es algo que nos sea extraño. Todos tenemos la semilla del mindfulness en nosotros. Si practicamos con regularidad, esa semilla crecerá fuerte y en cualquier momento la energía de mindfulness estará disponible para nosotros.

La práctica de mindfulness aumentará la cualidad de nuestro aprendizaje y también mejorará la cualidad de nuestra vida, ayudándonos a relacionarnos con nuestro sufrimiento y trayéndonos paz, comprensión y compasión. Puede ayudarnos a mejorar o restablecer comunicaciones, permitiendo la reconciliación de tal modo que podamos conectarnos con la alegría de la vida. Es importante no sólo leer o hablar sobre mindfulness, sino de hecho practicarlo.

Cuando miramos un hermoso atardecer, si estamos plenamente presentes, podemos conectarnos muy profundamente con el atardecer. Pero si nuestra mente no está presente y está distraída por otras cosas –si estamos tironeados por el pasado o por el futuro o por nuestros proyectos– no estamos plenamente en ese momento y no podemos disfrutar de la belleza de ese atardecer. Mindfulness nos permite estar totalmente presentes en el aquí y ahora de tal modo de poder disfrutar las maravillas de la vida que tienen el poder de sanar, transformar y nutrirnos.

Detenerse
De acuerdo al Buda, mindfulness es la fuente de la felicidad y alegría. Cada uno de nosotros tiene una semilla de mindfulness, pero habitualmente olvidamos regarla. Si sabemos cómo refugiarnos en nuestra respiración, en nuestros pasos, entonces podemos tocar nuestras semillas de paz y alegría y así les permitimos que se manifiesten y las podamos disfrutar. En vez de refugiarnos en una noción abstracta de Dios, Buda o Alá, nos damos cuenta que a Dios, Buda o Alá podemos tocarlos en nuestra respiración y en nuestros pasos.

Esto suena fácil y cualquiera puede hacerlo, pero requiere de un poco de entrenamiento. La práctica de detenerse es crucial. ¿Cómo nos detenemos? Nos detenemos tomando conciencia de nuestra inhalación, nuestra exhalación y nuestros pasos. Nuestra práctica básica es el respirar en conciencia y caminar en conciencia.

Si queremos disfrutar de los regalos de la vida, tenemos que practicar mindfulness durante el día, ya sea que estemos en la ducha, preparando el desayuno para nuestros hijos, manejando al trabajo, o trabajando con niños en la sala de clases. Cada paso y cada respiración pueden ser la oportunidad para sentir alegría y felicidad. La vida está llena de dificultades. Si no tenemos suficiente reserva de felicidad, no tenemos forma de acoger nuestra desesperación. Con la práctica de mindfulness podemos preservar nuestra alegría interna, de tal modo que podemos manejar mejor los desafíos de la vida. Podemos crear una base de libertad, espacio y amor dentro de nosotros.

Aclararse
Antes de establecerme en Plum Village, viví en una ermita a una hora y media de Paris. Se encontraba en un cerro rodeado por bosques. Un día llegó una familia de refugiados que había escapado de Vietnam. El padre estaba buscando trabajo en Paris y me pidió que cuidara de su hija de cinco años, Thuy, que significa “agua”.

Thuy y otra niña se quedaron conmigo y llegamos al acuerdo que al atardecer cuando fuera el momento de la práctica de meditación sentada, ellas se irían a dormir y no hablarían ni jugarían más. Ellas permanecerían muy calladas mientras yo me ponía mis hábitos y prendía un incienso antes de la práctica de meditación sentada.

Un día Thuy y otras niñas estaban jugando cerca de la ermita y entraron a pedir agua para tomar. Yo tenía un jugo de manzana orgánica que un vecino me había regalado. Le ofrecí un vaso de jugo a cada niña. La última porción del jugo de manzana le tocó a Thuy quien no quiso tomárselo porque tenía mucha pulpa. Dejó el jugo sobre la mesa y se fue a jugar. Aproximadamente una hora después, volvió muy sedienta buscando agua. Yo le señalé su vaso de jugo de manzana y le pregunté, “¿por qué no te lo tomas? Está delicioso.” Ella miró el vaso de jugo y vio que ahora estaba muy claro ya que después de una hora toda la pulpa se había ido al fondo. Se lo tomó muy contenta.

Después me preguntó por qué el jugo de manzana se había aclarado y yo le contesté que había estado practicando meditación sentada durante una hora. Y ella comprendió! Ya que dejamos el vaso de jugo ahí durante una hora, se mantuvo quieto y se aclaró. Ella dijo, “ahora entiendo porque tú practicas meditación sentada, quieres aclararte”. Yo le dije “si, tú entendiste qué significa la meditación sentada. Si sabes cómo sentarte, cómo ponerte en una postura físicamente estable, si sabes cómo manejar tu inhalación y tu exhalación, entonces después de un tiempo te vuelves pacífico y claro.” Por eso nos gusta hacer meditación sentada todos los días. Imitamos al jugo de manzana, o el jugo de manzana nos imita a nosotros!

Planting Seeds, practicing mindfulness with children
Thich Nhat Hanh and the Plum Village Community

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza

Teléfono: 653 379 269

Instagram: @psicoletrazaragoza

Página Web: www.rcordobasanz.es

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