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Paz y Ciencia

sábado, 31 de octubre de 2015

Trastorno Bipolar: Mejor que los pacientes elijan la terapia. Principio de Autonomía


Trastorno bipolar: mejor dejar que los pacientes elijan la terapia

30 octubre 2015
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Traducción de un texto publicado en The Conversation por Ian Smith (Lecturer, Lancaster University)
“El trastorno bipolar es un diagnóstico que se da en personas que experimentan períodos de bajo estado de ánimo combinados con fases de euforia y aumento de la energía que pueden conducir a alteraciones en el juicio y comportamientos arriesgados. El Real Colegio de Psiquiatras estima que alrededor del 1% de la población experimenta síntomas bipolares en algún momento de su vida.
Las guías de práctica clínica para el tratamiento del trastorno bipolar enfatizan la medicación. Sin embargo, más del 60% de las personas diagnosticadas deja de tomar su medicación en algún momento. Esto es debido, a menudo, a los efectos secundarios más comunes, graves y desagradables que tienen medicamentos como el litio o la olanzapina. Incluyen mareos, diarrea, movimientos lentos y una sustancial ganancia de peso.
Una revisión reciente sugiere que la medicación sólo ayuda a una pequeña proporción de los pacientes. La revisión analizó 12 regímenes de medicamentos diferentes, utilizados en distintas circunstancias, y encontró que la mayor tasa de éxito era sólo del 33%. El litio, un medicamento que el NICE recomienda como “primera línea, en el tratamiento farmacológico a largo plazo del trastorno bipolar”, beneficiaba sólo a uno de cada siete pacientes. También es un medicamento muy tóxico. Investigaciones recientes han encontrado que alrededor de uno de cada tres de los enfermos que tomaron litio durante muchos años acabaron por sufrir insuficiencia renal crónica.
A pesar de esto, la decisión del paciente de dejar de tomar la medicación es considerada por los profesionales de salud mental como inadecuada debido a su “falta de comprensión” o a sus “preocupaciones inexactas” sobre la seguridad o eficacia de los medicamento; muchos profesionales también están preocupado por lo que le puede pasar a la gente por no tomar la medicación cuando no son capaces de reconocer que su estado de ánimo les está causando dificultades. Algunos investigadores han sugerido que hasta la mitad de los pacientes con un diagnóstico de trastorno bipolar podrían sufrir una falta de conciencia de sus problemas de salud mental, por lo que un temor común es que alguno pudiera abandonar el tratamiento por no reconocer su problema.
Estrategias personales
Para saber cómo se manejaban los pacientes que dejaban de tomar la medicación, se realizaron entrevistas en profundidad con diez personas con un diagnóstico de trastorno bipolar que habían optado por dejar de tomar su medicación durante un período.
Los pacientes nos expresaron que el primer paso que daban era realizar un análisis de costo / beneficio, de los pros y los contras de tomar la medicación; además, describieron como de manera regular re-evaluaban la decisión. A continuación se preguntaban si su estado de ánimo les estaba causando problemas o preocupaciones excesivas (algunos enfermos nos trasmitieron aspectos positivos de su vivencia con estados de ánimo bipolares). Después recurrían a su experiencia pasada para identificar cosas prácticas que podían hacer para intentar mantener su estado de ánimo en el nivel que querían, o para ajustarlo si sentían que no era el “correcto”.
La gente utiliza una amplia gama de estrategias para manejar su estado de ánimo; las personas que entrevistamos hablaban de más de 50 métodos diferentes que iban desde cosas simples como hacer ejercicio, mimarse a sí mismos, hablar con (o evitar) determinados amigos o miembros de la familia, buscar tiempo fuera del trabajo, utilizar técnicas que habían aprendido en la terapia psicológica; incluso irse de vacaciones o (en un caso) temporalmente al extranjero.
Lo importante para las personas con las que hablamos, sin embargo, era que las estrategias que utilizaban tenían que adaptarse a la comprensión que sobre sí mismos tenían, a su identidad y a sus objetivos en la vida. Esto era diferente para cada persona y cada persona necesitó identificar lo que funcionaba para cada uno. Para algunas personas, las limitaciones financieras no les permitieron utilizar todas las estrategias que les hubiera gustado.
Una alternativa para algunas personas que experimentan un estado de ánimo “activado” es canalizar conscientemente hacia algo positivo la energía extra que sienten, como a su trabajo o a un pasatiempo o proyecto. Sin embargo, otras personas con las que hablamos sugirieron que dejarse llevar por el estado de ánimo podría empeorar las cosas. Muchos trabajaron para poder gestionar sus estados de ánimo mediante la identificación de personas cercanas que pudiera proporcionarles una visión objetiva de la forma en que se estaban comportando. Estas personas también podrían ayudar a evaluar si las estrategias de afrontamiento que se estaban utilizando estaban funcionando.
Las evaluaciones frecuentes fueron otro factor importante para el manejo de los síntomas sin medicación. Si las estrategias que estaban utilizando no funcionaban, los pacientes trataban de encontrar mejores maneras de ajustar su estado de ánimo. Sin embargo, si las cosas seguían mal, entonces, en lugar de tratar de cambiar su estado de ánimo, simplemente se retiraban de sus actividades diarias normales (tal vez, con una baja laboral) hasta que su estado de ánimo estuviera resuelto. Algunos enfermos también se dirigieron a amigos o familiares para encontrar apoyo práctico y asesoramiento, o consideraron un regreso temporal a la medicación.
Estas conversaciones con nuestros participantes nos mostraron dos cosas fundamentales. La primera fue que, lejos de mostrar una “falta de visión”, las personas que hablaron describían procesos cuidadosos y bien razonados de toma de decisiones en torno a considerar detener su medicación. El enfoque de la gestión de sus estados de ánimo también contrastaba claramente con la visión usual que se tiene desde los servicios de salud mental de las personas con un diagnóstico de trastorno bipolar.
Los servicios asistenciales tienden a centrarse en gran medida en la prescripción de medicamentos, y aunque algunas terapias psicológicas se utilizan para ayudar a las personas a manejar sus estados de ánimo, se ha sugerido que deberían ir dirigidas a mejorar el cumplimiento en la toma de medicamentos.
Si la investigación, como la reciente revisión antes citada, parece estar apuntando a la ineficacia de la medicación para la mayoría de las personas con un diagnóstico de trastorno bipolar, los servicios de atención quizá deberían re-enfocar sus recursos a colaborar con los pacientes, ayudándoles a identificar estrategias y apoyándolos en su puesta en marcha. Cualquiera que sea la elegida (y puede incluir o no la medicación) funciona mejor en la gestión de los estados de ánimo y ayudar de manera más efectiva a vivir una vida más plena”
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