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Paz y Ciencia

viernes, 4 de junio de 2010

Un repaso por el viernes en la playa mágica

En la terraza, con una vela morada, tras un paseo y en una silla confortable donde puedo dejar la lata de refresco inauguro la llegada del calor. Hace unos días que el Sol arremete con fiereza por estas tierras, valle de tiempo sin tregua, o hace frío o calor, no hay términos medios. El viento suaviza la temperatura, es de noche, son las 10:42 de la noche y vuelvo de trabajar y dar un paseo.
En mi mente otras muchas cosas diferentes al trabajo no obstante este es un espacio "psi" y de letras, donde también tiene su lugar la ciencia dura, aunque suavizada y tamizada por el viento del humanismo.
La jerga psicoanalítica es precisa, la jerga psicopatológica también, pero para encontrar hermosura en un texto "psi" hay que acercarse a autores como Winnicott, Maslow, Piera Aulagnier o leer literatura. No suelo tener mucho tiempo para esto último, me enfrasco en las lecturas de mi trabajo, que es mi pasión y me permite estar concentrado en la tarea que represento. Pero como veis hago otras cosas que invito a hacer. Hoy me he encontrado con un antiguo supervisor, estaba en la frutería y yo en la pescadería de unos grandes almacenes, como él tenía turno no hemos podido hablar.
A veces siento que somos muy distantes, muy fríos, algo altivos y quizá tenemos poca capacidad de expresar una afectividad rica, envolvente y contagiosa.
La labor de la psicoterapia, donde me siento bien, mucho mejor que leyendo las noticias, es como el tiempo en Zaragoza, a veces es muy grata y otras da reveses que hay que saber encajar.
La vida es un baño por una playa solitaria, donde a medida que sales del agua te encuentras con otros seres humanos a los que tienes que llegar para encontrar tu toalla, hay personas que prefieren el camino hacia la toalla, pararse y saludar, otras prefieren nadar y jugar en la arena o en el agua. Recuerdo estar con un familiar dando un paseo por la playa que resultó muy social, saludando a las gentes que conoce de años de frecuentar la costa. Él se ha ganado el apelativo cariñoso de "alcalde de la playa".
Sin embargo otros como yo prefieren el recorrido del agua, el jugar, el leer en la toalla, el pensar, el escribir, como una forma de realización necesaria para sentirme creativo y vivo aunque lo que esté escribiendo no tenga demasiada trascendencia.
En el trabajo de la psicoterapia soy una persona cercana, cálida, afable, tolerante y respetuosa, no me cuesta serlo, soy así y además a lo largo de los años los pacientes me han enseñado a que una buena relación cura más que miles de interpretaciones o quizá la realización de entrevistas sesudas y estructuradas para abordar unos síntomas.
Cuando trabajo tengo la sensación de ver una persona a la deriva a la que ayudo a salir del agua, juego un poco con ella haciendo sus castillos y después cuando se ha dado cuenta de que a unos metros tiene la toalla decide marcharse tras ser atravesados por una experiencia enriquecedora.
Sin embargo no salvo a nadie, solo señalizo el camino correcto para volver a la orilla. Quienes no quieren nadar pueden ahogarse, otros prefieren irse a las calas y otros no pueden nadar por el cansancio y el mar bravo.
La experiencia jugando en la orilla es una cosa seria porque cada uno tiene un castillo en mente y no se puede violentar su idea, hay que dejar que cree para luego poder reestructurar ciertas cuestiones. A veces lo que necesita es un compañero de juegos, pero la mayor parte de las veces lo que sucede es que la percepción de la playa dista mucho de tener las dimensiones reales. Puede suceder, como dice la escritoria belga Margarite Yourcenar, autora de memorias de Adriano, "los neuróticos construyen castillos en el aire, los psicóticos viven en él y los psiquiatras cobran el alquiler". Tal vez algunos piensen que están en otra costa o tal vez suceda que vean ballenas en la Costa del Sol.
La belleza y creatividad de las personas, cuando se lleva un tiempo trabajando con ellos (o jugando) es tal que la atmósfera generada es capaz de dinamizar cualquier cambio. Ahora estoy releyendo "Análisis del Self", de Kohut, donde habla de la trasferencia idealizadora y la trasferencia especular, claro que él lo dice en el contexto de los trastornos narcisistas. En líneas generales, como el autor citado defendería hay que representar de forma natural un papel de ejemplo paterno para constituir un aparato psíquico en el paciente fuerte que no se ha podido desarrollar en su infancia por fallas en la narcisización.
Un buen día dedicaba un libro a una paciente y aunque no recuerdo muy bien lo que le puso fue algo así: Porque a veces el amor del "fuego interior" puede sellar las fisuras. Cuenta conmigo.
Habíamos hablado de la película "The Road", donde un padre en un mundo apocalíptico y anómico enseña valores humanos a su hijo, le dice que son los portadores del "fuego interior", que son los buenos y que no harán daño a nadie en ese ambiente de canibalismo. Hay cosas desechables en la película pero esas escenas son entrañables, estoy seguro que tras la sorpresa inicial de esa paciente, por otro lado una mujer verdaderamente genial, entendería más tarde el sentido de las letras. Aquí cierro que se me acaba la batería. Saludos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, lo entendí. Qué suerte decidir retroceder ese día. "Que retroceder puede ser avanzar"(como escribió Benedetti).