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Paz y Ciencia

martes, 22 de junio de 2010

El recreo


En el recreo suceden cosas muy hermosas, una mirada, un juego, una conversación. En el recreo los niños se juntan en grupos, alguno está solo.
El niño solitario anhela pertenecer a uno de esos grupos con carisma. Los demás lo miran con desdén y a veces se ríen de él. Es curioso ver la estampa de un colegio desde fuera. Con el juego desenfrenado los niños dan rienda suelta a sus impulsos, a su agresividad y descargan tensiones. Cuando llega la clase los niños miran a la profesora o el profesor, este les cuenta un capítulo de un libro, una historia o una anécdota curiosa. Los niños se quedan con la capacidad de jugar con la materia, la física puede ser dada como entretenida, a pesar de su dificultad. La historia puede ser contada como un cómic de Spiegelman, recordemos a MAUS, que fue Premio Nobel. Un cómic maravilloso sobre un padre que le cuenta a su hijo (el escritor e ilustrador) cómo lo pasó como judío durante el holocausto, allí perdió a su mujer y tuvo que hacer muchos tratos para conseguir mantenerse con vida. Victor Frankl escribió "El hombre en busca de sentido", que es otra forma de publicar o que primero fue "Un psicólogo en un campo de concentración". Allí él expresa que quienes no tenían un hilo conductor fantasmático con el exterior a través de un objeto transicional perdían antes la esperanza y enfermaban. Mantener la esperanza, y como dice Boris Cyrulnik, quien también estuvo en campos de concentración, la capacidad para salir de situaciones desastrosas o traumáticas produce un plus de atrevimiento y de fortaleza, el sujeto se engrandece y existen claros ejemplos de resiliencia, que es la capacidad para soportar y saltar hacia arriba de los problemas críticos que la vida puede traer, seguro que hay ejemplos en Madrid tras el atentado. Seguro, doy fe, que cerca de nosotros hay personas que han tenido que soportar situaciones muy duras cuando su psique no estaba capacitada para sostener tanta tensión, la divergencia entre tensión y capacidad es lo que produce un trauma. La literatura vertió excelentes ejemplos de este tipo y existen autores como Herman Hesse, citado en "El drama del niño dotado" de Alice Miller, que sufrió el desamparo por la privación emocional de sus padres quienes le trataron de loco y le apartaron no pudiendo disfrutar de una educación sentimental junto a ellos. Sin embargo, él se hizo fuerte, con resiliencia, y fue Premio Nobel de literatura, obras como "El Lobo Estepario", "Demian" o "Sydharta" son bellos ejemplos de su profundidad psicológica, fruto de su experiencia vital y de la introspección que fue capaz de realizar para penetrar en el mundo psicológico de sus personajes, en suerte, una identificación proyectiva, como pedacitos de su yo mostrados en blanco y negro. Por eso leer literatura engrandece el alma y enseña psicología de forma mucho más profunda que muchos libros que se dicen de psicología.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has dado un recreo para creer que si,... los libros de psicología deberían servir para dejar de servir. Sin embargo el mundo moderno necesita al gremio, necesita la inmediatez de la demanda, una respuesta a la angustia. reemplazando asi, la posibilidad de leer a los clásicos y no tan clásicos literarios.
...por cierto, Hesse se psicoanalizo.

Anónimo dijo...

Para llevar el recreo en el título habla absolutamente nada del recreo.