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Paz y Ciencia

viernes, 9 de mayo de 2014

Posición Esquizo-Paranoide: Melanie Klein



Posición Esquizo-paranoide

La conceptualización de la posición esquizo-paranoide es el corolario de la evolución de la temprana teorización kleiniana acerca de la existencia de temores persecutorios fantasmáticos en los niños pequeños y la capacidad de los mismos de disociar el objeto. El paso intermedio en la evolución de la teoría consistió en considerar un estado paranoide rudimentario como una etapa precoz del desarrollo situado en la fase anal primaria . Posteriormente, al describir la posición paranoide, Klein la considera el primer tipo de relación de objeto de la fase oral, con aspectos ideales y aspectos persecutorios.
Mantiene la diferenciación de Abraham entre objetos parciales y objetos totales, otorgándoles características nuevas. Postula que las relaciones de objeto parcial, la escisión y la ansiedad persecutoria se presentan juntas y preceden a la integración.
En 1942 toma de Fairbairn el término esquizo y denomina a la primera posición esquizo-paranoide a fin de destacar la coexistencia de la escisión y la ansiedad persecutoria.
Desde una época temprana de su teorización Klein sostiene que la ansiedad se origina en la acción interna del instinto de muerte. La alteración del equilibrio pulsional es inaugurada por el nacimiento y se repite cada vez que privaciones de origen interno o externo intensifican las pulsiones agresivas.
Klein considera que el niño está en un conflicto pulsional entre la libido y la agresividad desde los inicios, conflicto que encara a través de la deflexión del instinto de muerte y la constitución de un objeto escindido.
Supone la existencia de un yo temprano, débil y no integrado pero no obstante capaz de instrumentar, bajo la acción de las pulsiones de vida, los primeros mecanismos de defensa: escisión, proyección, introyección. Estos mecanismos son de defensa ante la ansiedad de aniquilamiento. Ese yo incipiente registra la angustia, se relaciona con un primer objeto y opera mecanismos de defensa primitivos y, por lo tanto, extremos. Dicho de otro modo, opera con fantasías relacionadas con un objeto. En relación a las características de ese yo, Klein manifiesta su acuerdo con Winnicott en cuanto a considerarlo carente de cohesión y con una tendencia a integrarse que alterna con una tendencia a desintegrarse.
Un yo que posee ciertos rudimentos de integración y cohesión y progresa constantemente en esa dirección. También realiza desde el comienzo de la vida postnatal algunas funciones fundamentales; por ejemplo usa los procesos de escisión y la inhibición de deseos instintivos como algunas de sus defensas contra la ansiedad persecutoria, vivenciada por el yo a partir del nacimiento.
A partir de las primeras experiencias el lactante se relaciona con un objeto parcial bueno, resultante de la proyección de la pulsión de vida (pecho bueno) y con un objeto parcial malo, resultante de la proyección de la pulsión de muerte (pecho malo). Cuando la disociación se realiza bajo predominio de la pulsión de muerte encontramos que las características del objeto viran de bueno a idealizado y de malo a persecutorio,terrorífico. Las características de tales objetos están, por lo tanto, íntimamente relacionadas con las características de los impulsos que sobre ellos se proyectan. El pecho como primer objeto, y los objetos que se internalizan posteriormente, adquieren en los momentos en que el bebé atraviesa estados de frustración y odio las características oral-sádico, sádico-uretrales y sádico-anales de las pulsiones del lactante.
La introyección del pecho bueno constituye el núcleo del yo. El interjuego de proyección-introyección lleva en un segundo momento a la internalización del pene paterno.
Se trata de objetos parciales tanto por constituirse a partir de una parcialidad del objeto causada por el dominio de la pulsión oral como por tener sólo una cualidad: bueno o malo. Puede decirse que el objeto parcial es totalmente bueno o totalmente malo.
Las privaciones, al intensificar las pulsiones agresivas, generan la voracidad con el consiguiente aumento de la frustración y, por lo tanto, de la ansiedad persecutoria. La voracidad es una emoción básicamente oral, muy vinculada con la envidia.
Los detalles de sus fantasías sádicas determinan el contenido de su temor a los perseguidores internos y externos y, en primer lugar, el pecho retaliativo(malo).Como los ataques fantaseados dirigidos contra el objeto son fundamentalmente influidos por la voracidad, el temor a la voracidad del objeto , debido a la proyección, constituye un elemento esencial de la ansiedad persecutoria: el pecho malo devorará al bebé con la misma voracidad con que él desea devorarlo. Sin embargo, aún durante el estadio primitivo, la ansiedad persecutoria es en cierta medida contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno.
Considera que la fórmula instintual está constitucionalmente determinada, aunque toma en cuenta las características reales del vínculo en cuanto a su capacidad de acrecentar o atemperar la ansiedad persecutoria.
El hecho de que una buena relación con la madre y con el mundo ayuda al bebé a superar sus primeras ansiedades paranoides, arroja nueva luz sobre la importancia de las primeras experiencias(...) sólo desde que sabemos más sobre la naturaleza y contenido de sus primeras ansiedades y el interjuego constante entre sus experiencias reales y su vida de fantasía, podemos comprender plenamente porqué el factor externo es tan importante.
El pecho gratificador que ha sido internalizado bajo el dominio de la libido de succión es sentido como completo y actúa como núcleo del yo, contrarrestando los procesos de escisión y dispersión y favoreciendo la integración. O sea que la introyección estable del objeto bueno es una precondición para el desarrollo normal.
En relación a los mecanismos de defensa encontramos que el mecanismo de la escisión es central en la obra kleiniana. Cuando Klein toma el término esquizoide remarca la tendencia del yo a escindir el objeto y a sí mismo. La escisión como movimiento fundante va intrínsecamente acompañada de la deflexión (desviación) del instinto de muerte, inaugurando la dialéctica proyección-introyección.
La escisión o clivaje es la defensa más primitiva contra la angustia generada por la operancia del instinto de muerte; el objeto de las pulsiones eróticas y destructivas es escindido en un objeto bueno y en un objeto malo, los que tienen una autonomía relativa entre sí.
El clivaje del objeto se realiza principalmente por el clivaje de los impulsos y su proyección, secundariamente por las características de gratificación o frustración de la relación con el objeto. En la medida que el interjuego de introyección y proyección está en el origen del yo, la escisión del objeto implica la escisión del yo.
Klein va acentuando su carácter funcional, discriminador y fundante de las diferenciaciones psique-soma. Es el principal mecanismo que, junto a la proyección e introyección, va organizando un mundo interno diferenciado a partir de la indiscriminación inicial. Su modalidad va cambiando acorde a la complejidad del mundo interno y al predominio del instinto de muerte o no en su aplicación.
...existen grandes variaciones en la fuerza, frecuencia y duración de los procesos de escisión (no solamente en individuos distintos sino en un mismo niño en distintos momentos). La rápida alternancia, o incluso, según parece, simultaneidad, de una multitud de procesos, es parte de la complejidad de la vida emocional temprana. Por ejemplo, podemos ver que juntamente con la escisión del pecho en dos aspectos, amado y odiado(bueno y malo) existe una escisión de distinta naturaleza que origina la sensación de que el yo, así como su objeto, está despedazado; estos procesos subyacen a los estados de desintegración. Estos estados(...)alternan con otros en los que va en aumento el grado de integración del yo y la síntesis del objeto.
Esto significa que la fragmentación puede o no dominar en los primitivos procesos de escisión.
Con la posterior profundización de los conceptos de identificación proyectiva y envidia , Klein va precisando las modificaciones cualitativas de la escisión en la construcción del mundo interno.
Retomando mi concepto acerca de los conceptos primarios de disociación, he adelantado recientemente la hipótesis de que para el desarrollo normal es esencial que en la más temprana infancia tenga lugar la división entre el objeto bueno y el malo, entre el amor y el odio. Cuando tal división no es demasiado severa, pero lo suficiente como para diferenciar entre bueno y malo, forma según mi punto de vista uno de los elementos básicos para la estabilidad y salud mental. Esto significa que el yo es suficientemente fuerte como para no ser abrumado por la ansiedad y que junto con la disociación se está llevando a cabo cierta integración (aunque en forma rudimentaria) que sólo es posible si en la fusión el instinto de vida predomina sobre el de muerte.
Las modalidades de la escisión inciden en forma directa en las modalidades que toman posteriormente las defensas obsesivas y la represión. Klein considera la represión un procedimiento más exitoso para detener y modificar las ansiedades. Aparecería en el segundo año de vida sobre las bases de diferenciación e integración logradas a través de mecanismos más tempranos.
En relación a la idealización se relaciona, por un lado, con la gratificación alucinatoria de deseos que sustentaría la creencia en un pecho gratificador en forma ilimitada y, por otro, en la necesidad de defenderse del pecho perseguidor. En este mecanismo intervienen, además, la negación y el control omnipotente.
Dentro de los desarrollos teóricos de la posición esquizo-paranoide es de central importancia el concepto de identificación proyectiva, sumamente relacionado a las problemáticas y destinos de la escisión. A causa de dicha importancia será tratado en forma separada.
Durante la posición esquizo-paranoide hay momentos de integración del objeto y del yo, que implican un comienzo de la ambivalencia, aunque en relación a objetos parciales.
El progreso en los procesos de síntesis atenúa la escisión objeto bueno-objeto malo y lleva a que el niño se relacione con su madre como una totalidad. Esto inaugura la posición depresiva e inicia el Complejo de Edipo temprano.

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