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Paz y Ciencia

sábado, 22 de enero de 2011

Vacío

Las patologías del vacío son el problema psicológico de la nueva era.
Se trata de un concepto casi inasible, indescriptible por quien lo sufre, inefable, sólo palpable en la contratransferencia, es decir en las emociones que siente el terapeuta cuando escucha, ve y procesa lo que la persona le relata, sus lágrimas, sus intentos y su búsqueda de completarse. Su falta de sentido. Una persona lo puede tener todo y sentirse vacía, sólo sus propias emociones, sus sentimientos y sus sensaciones le harán recordar ese vacío, un profundo hueco, una falla, una herida en su arquitectura sentimental.
Algunas personas lo intentan llenar con el amor, otras con drogas, otras con la comida, otras con una defensa maníaca según la cual evitan con una depresión sonriente conectar con el profundo dolor, teniendo una actividad en el mundo externo muy errática, a veces aunando y aumentando la cuota de trastornos de la conducta citados previamente.
Otras personas lo llenan con actividades artísticas, con aficiones o hobbies que tienen una significación especial.
Otras hacen deporte compulsivamente, se sienten derrotadas y no tienen tiempo ni fuerzas de pensar y recordar ese vacío.
Ese vacío es una fuerza muda que impulsa al sujeto a callar el sinsentido. Común es la expresión psicopatológica de ansiedad, depresión y problemas disociativos por citar unos pocos ejemplos. En casos extremos pueden llegar a la desesperación del intento de suicidio por obliterar la dura existencia que se les propone, un estado de no-vida, de desconexión con su pasado, de desconexión consigo mismos y de una cierta labilidad emocional, el mundo se va tornando de colores luminososos y oscuros invariablemente, de manera fluctuante.
El vacío es cruel, las personas que sienten esta falta, carencia o falla en su vida no entienden el motivo de su vacío, no saben por qué con frecuencia hay algo que les recuerda que se sienten carentes. He llegado a conocer a personas que han hecho cosas excelsas, maravillosas y retos apasionantes para llenar ese vacío. Bajo pretextos que encumbren el hecho de sentirse vacíos. La desconexión del sistema prefrontal con el sistema límbico puede ser una hipotesis neurobiológica, para esto existen estudios en torno a la depresión, por citar un ejemplo. Aquellos que se encargan de poner etiquetas a veces no se encargan de entender los motivos subyacentes del sufrimiento psíquico. Por esto, una aproximación a estas personas desde el prisma de las conductas puede ser menos doloroso que introducirse en el teritorio ignoto de las emociones, las vivencias y las actitudes. Sin certeza pero con una intuición apoyada en los ojos de mis pacientes puedo asegurar que respetar sus tiempos, transmitirles seguridad y confianza es un primer paso, que puede durar cierto tiempo, hasta que sean capaces de hablar siquiera del vacío, del dolor, del desasosiego y de esa especie de alma desgarrada, desgajada que ha sido atravesada muchas veces por experiencias dolorosas que en el momento de consulta se repiten de cierta forma análoga.
El hastío, el tedio, la desesperación, la desesperanza acompañan al vacío y a veces hacen mucho ruido. Llantos, problemas de conducta, problemas familiares, conyugales, falta de motivación, apatía, falta de ganas de hacer cosas, cansancio, sentido de rutina enfermiza y molicie es lo que esa falta de significado provoca en las personas con esa fría sensación de vacío, que deja la afectividad ávida de cariños, de mimos, de atención, apoyo y reaseguramiento está actuando por el sistema familiar y claro está, por el sistema homeostático del individuo. Es inevitable que en la contratrasferencia haya una humana expresión de estar conmovido. Por tanto, la persona que siente el vacío en su vida se expresará con una futilidad propia de la lucha previa que comenzó para revertir la perspectiva y el escepticismo de quien no lo consiguió, por lo que hay que sostener sus dudas, sus preguntas, sus inseguridades y sus miedos.

2 comentarios:

Mariangeles dijo...

Rodrigo me ha gustado mucho el modo en el que has descrito el vacío que invade a nuestros pacientes. He tomado tu escrito y he puesto tu nombre.
http://mariangelesalvarez.wordpress.com/?p=343

Psicoletra dijo...

Gracias María Ángeles. Un abrazo.