La libertad

Es hermoso el camino de la libertad, un sendero que está plagado de obstáculos. La cultura ha dejado un poso según la cual hemos perdido parte de nuestra libertad, ahora, plagados de condicionamientos tenemos que ver como los pequeños son instruidos en la Escuela y dejan la educación en valores para la familia, el desarrollo en el amor, la capacidad de imaginar e inventar, la capacidad de estudiar otros idiomas, de salir de campamentos a una edad apropiada, a enseñarles a querer y respetar al prójimo. Enseñar a quererse, a valorarse de una forma flexible, a exigirse más adelante un territorio de respeto hacia la sabiduría, un fuerte movimiento coral que pensadores como Claudio Naranjo o Jose Antonio Marina, incluso el propio Bucay con la belleza de la simplicidad, nos invitan a construir un mundo donde podamos sentirnos liberados de ese recorrido previo de miedos, angustias y prejuicios.
El camino de la psicoterapia puede ser vivido como un camino épico hacia la libertad, como me enseñaba un paciente recientemente, o como una forma de educación en valores como me dijo otro paciente, o como una conquista personal hacia la felicidad y la libertad como me dijo una gran señora. La calidad humana es hermana del progreso y la evolución. Para ello tenemos que empezar a ver y dibujar la realidad de una manera divergente, crear nuestros propios senderos, dejar que sea nuestro propio tiempo y liberación la que nos lleve a cambiar los moldes ad hoc.