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Paz y Ciencia

martes, 25 de enero de 2011

La voluntad de sentido, la dimensión espiritual del sufrimiento.

Al psicopatologista le sucede algo análogo: también para él, que proyecta todas las formaciones aun las espirituales sobre la superficie de lo psicopatológico, aquéllas pierden su claro significado. Pues en cuanto el observador renuncia al contenido espiritual y capta sólo la acción psicológica, es decir el acto, pero se niega a considerar el aspecto trascendente al que este acto responde, reiteramos, en cuanto proceda de este modo, no descubrirá jamás si se trata concretamente de un logro cultural o bien de un síntoma neurótico...

Escribe "Texarkana Gazette" del 6 de abril de 1980 que Jerry Long tenía 17 años cuando sufrió un accidente de submarinismo en Houston (Texas). Quedó paralizado en sus cuatro extremidades y sólo pudo escribir a máquina con una varilla que aguanta con la boca, y  con su hombro izquierdo puede poner en funcionamiento un aparato que le permite tomar parte acústica y ópticamente en un seminario que sigue estudiando para llegar a ser psicólogo. ¿Razones? "Me gusta la gente y quiero ayudarla", escribe a Frankl, y para justificar su resolución (espontánea) de escribirme, dice: "He leído con gran interés El hombre en busca de sentido. Aunque mis problemas parecen mínimos, si los comparamos con las penalidades sufridas por usted y sus compañeros de campo, al avanzar en la lectura del libro he encontrado innumerables semejanzas entre unos y otras. Incluso después de cuatro lecturas, el libro sigue enriqueciéndome con nuevas ideas y sugerencias. Sólo el que lo ha experimentado por dentro lo comprende. Su libro produce tan gran impacto, porque usted ha vivido lo que narra... Yo he sufrido, pero sé que sin ese sufrimiento no habría alcanzado el desarrollo personal que hoy poseo." Y en otra carta me escribe: "Veo mi vida llena de sentido y de razón de ser. La actitud adopatada por mí aquel día fatídico se ha convertido en mi credo personal de por vida: me rompí el cuello, pero esto no me rompió a mí"...

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