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Paz y Ciencia

domingo, 6 de diciembre de 2009

Las arquitecturas del deseo: Jose Antonio Marina

El deseo forma parte del circuito de la acción. Introduce en él un momento de claridad consciente, detenida y tensa que rompe la fluida secuencia que lleva al animal de la pulsión al acto. El deseo, en sentido estricto, es una exclusiva humana. O, tal vez, sería más exacto decir que es una etapa de transición, entre la pulsión -presente en todo el reino animal- y el proyecto, que es cosa del todo nuestra. Ésta es la arquitectura básica del deseo, de la que derivan las arborescentes arquitecturas posteriores en las que vivimos y nos desvivimos. El deseo, sus hibridaciones y progenies, sus antecedentes y consecuencias, están en el origen de toda actividad humana. A las claras o camuflados. Toda nuestra vida está mantenida y dirigida por él, hasta tal punto que cuando se desploma, como ocurre en las grandes depresiones, ya no se sabe vivir. La historia de la cultura puede contarse como el empeño de la humanidad por satisfacer sus deseos -incluido...el inagotable deseo de no tener deseos.
Jose Antonio Marina. "Las arquitecturas del deseo. Una investigación sobre los placeres del espíritu". Anagrama.

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