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Paz y Ciencia

jueves, 17 de diciembre de 2009

El contexto del objeto fetiche (Wolff)

El manejo psicoterapéutico parte del psicoanálisis, en consecuencia, el

estudio de la psicogénesis aporta varias alternativas al abordaje terapéutico:

1) La función que realiza la droga en la subjetividad el sujeto; 2) La falta

o sustitución del objeto buscada en el consumo; 3) La existencia de un

déficit narcisista de la autoestima, como defensa a los estados depresivos

y maníacos derivados del consumo; 4) La metapsicología inherente al

fenómeno y la adicción; 5) La presencia del núcleo psicótico estructural

y su posible función psíquica, y 6) La patología narcisista propiamente,

reconocida hoy, como un trastorno formal de la personalidad.

Desde el enfoque de la falla o sustitución del objeto se alude a que el

adicto, mediante el consumo, intenta remediar su defecto fundamental,

por lo que tales pacientes mostrarían estructuras con déficit narcisista de

la autoestima. Quien pierde la libertad de abstenerse, debido a la catexia

libidinal que ha depositado sobre la sustancia y el haberla convertido en

objeto exclusivo y excluyente, sufre la amenaza de que su abandono le

produzca un vacío. Ahora no podrá renunciar a ella, porque detrás no existe

apoyo, sólo la depresión de una persona que queda sin objeto.

De este modo, el objeto que tortura no puede ser sustituido por el que

repara. Consumir sustancias y más especialmente la adicción a ellas,

representa una sustitución de cosas faltantes y, por lo general, provoca una

regresión narcisista y una idealización personal. La adicción representa un

tipo de organización narcisista de las estructuras infantiles, que debilita y

tiende a desplazar la parte adulta de la personalidad. Su estructura consiste

en las partes infantiles buenas que han desviado su adicción de las figuras

parentales y la han colocado en la parte mala del Self en un primer momento, como una forma de refugio ante el sufrimiento depresivo. “En esencia, la dependencia de los objetos buenos es reemplazada por la pasividad hacia las partes malas del Self, en el camino de la desesperación”.

Respecto de su etiología, se han discutido los elementos buenos o malos de algunas adicciones, que dependen de la impregnación que inconscientemente se atribuye a la droga. Y no obstante que la dependencia

se explica desde el marco de la neuroquímica cerebral, por la tolerancia,

abstinencia, el anhelo de consumo y otras características relacionadas con

el daño corporal, se debe cuestionar qué papel tiene la droga en el aparato

emocional del paciente. Y dado que vivimos en un mundo de objetos,

resulta esencial cuestionar ¿qué tipo de objeto simbólico representa la

sustancia para el paciente?. De modo que el llamado objeto totalitario

conforma una enfermedad mortal del Sistema de los Objetos, producida

por el aprisionamiento del sujeto por uno de los elementos del sistema,

que investido de manera excesiva, desplaza a los demás objetos. Cuando

está ausente, el objeto es deseado en medio de una sensación de carencia

y debilidad, lo que le hace ser un fuerte instrumento de dependencia y por

tanto refuerza la adicción. Su característica esencial es despojar al sujeto

de todo el poder sobre la situación, condición que no ocurriría si el sistema

vital del paciente no estuviera previamente enfermo.

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