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Paz y Ciencia

domingo, 7 de abril de 2019

Esquizofrenia

MICHEL FOUCAULT

La división del sujeto se ha ensanchado y profundizado durante la modernidad. Sometida a tensiones distintas en el dominio del deseo y del pensamiento, ha forjado una locura nueva, un desgarro inédito que coincide con lo que hoy identificamos como esquizofrenia. Según ha avanzado en nuestra época el grado de intimidad y el individualismo de los ciudadanos, o se han transformado las fórmulas educativas, la administración de los duelos, los ideales familiares y colectivos, los estilos de crianza y de educación, la intensidad del apego e incluso la relación con Dios -por aludir a algunos aspectos relevantes que nos afectan de forma personal-, la identidad se ha visto comprometida de una manera distinta y la manifestación de su fracaso ha hecho posible que cristalice esa forma de locura que conocemos como esquizofrenia en la cultura occidental.

Este reconocimiento histórico de la locura tiene como principal consecuencia la crisis de la etiología. La convicción de que una oscuridad creciente oculta irremediablemente las causas de la enfermedad. Si la psicosis en general, o la esquizofrenia como representación particular más genuina, derivan de una llaga en el sujeto que varía en función del discurrir de las épocas, entonces podemos sostener que el conjunto de sus malestares nunca serán entendidos ni reducidos a explicación o causalidad. Esto es así porque la lesión subjetiva compromete a la división del sujeto que, siendo diferente en cada franja histórica, con el paso del tiempo va mostrando aspectos nuevos que obligatoriamente escapan a la perspectiva del observador, cegado siempre por la propia escisión que trata de analizar. Bajo la influencia de esta idea, que nos sume en una permanente inseguridad, Foucault definió la historia como aquello que nos aleja irremediablemente de nosotros mismos. La historia se interpone ante el sujeto y le impide verse al completo desde el presente, al tiempo que la esquizofrenia, que es el resultado actual de esa ceguera, se convierte en la locura con que los hombres contribuyen a la modernidad. Por un lado se nos revela como hecho histórico y por otro nos huye como acontecimiento sometido a la causalidad.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza. C/ José María Lacarra 27, 2C (Zona Centro).
E-mail: rcordobasanz@gmail.com
Página Web: www.rcordobasanz.es

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