Cuando veo a una niñita tan frágil, los instintos se disparan. Es sabido el instinto maternal.
Nuestros ancestros se dividían entre cazadores y mujeres que cuidaban a los bebitos. Por tanto, podemos decir que esos años de evolución darwiniana están en nuestros genes.
Sin embargo, esto no determina nuestra conducta. Hay que pensar que no somos tan primarios. Somos, ahora, seres deseantes y pensantes. Una hija deseada es un regalo bendito. Incluso podría decir que esa programación ha ido cambiando.
Ahora los papás buscan y luchan por sus hijos. Acabo de hacer un informe para la custodia compartida de un padre sano. Otros, desesperados, sufren la injusticia de la justicia. Hay infinidad de padres con una devoción maravillosa por sus hijos. A todos ellos: ánimo.
Rodrigo Córdoba Sanz
miércoles, 22 de enero de 2014
Ángel de amor
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