domingo, 28 de abril de 2013
Vitalidad mediocre
Vivimos en un estado de vitalidad mediocre. De esta forma inicia Fritz Perls un libro clave en la psicología de la Gestalt.
También comenta que no sabemos vivir de manera creativa. El hombre moderno ha perdido valores fundamentales y se ha industrializado, se ha convertido en un autómata que no sabe realizar otra cosa que no sea lo que transmiten los medios de comunicación y la inercia de la sociedad. Se ha vuelto más enrevesada y al mismo tiempo más previsible. Las personas vagan por las calles sin demasiada alegría, solo hay que ver las caras de las personas en el autobús, el tranvía o el metro.
Destilan amargura, indiferencia y gusto por lo morboso. Se habla de los otros, y no se dan cuenta de cómo es la persona.
Preferimos meternos en la vida de otras personas antes que darnos cuenta de la viga en nuestro ojo.
Estamos perdidos, desorientados y confusos, no tenemos un proyecto existencial, no tenemos valores, hacemos todo al límite de la ley. No respetamos a otras personas por ser diferentes, lo atípico nos parece "raro" y juzgamos, juzgamos mucho. Un juicio es un ataque, es una forma de desvalorización, esa desvalorización, a menudo, es una desvalorización personal proyectada en el otro.
Intentamos cambiar las cosas, hacer la casa por el tejado, vamos con prisa, vamos sin pena ni gloria, pasando de largo por la vida sin que la vida pase por nosotros. Acabamos siendo robots programados para hacer "lo que está bien". Esa homogeneización provoca un hastío inevitable puesto que siempre hay muchas y muchos que no quieren pasar por ese aro y tienen valores distintos. Son calificados de raros, si son pobres, y de excéntricos si son ricos.
Existe un abuso en los juicios, una forma de etiquetar, calificar y denigrar. Se ha "normalizado" este sistema.
Lo peligroso es que cada sistema formado tiende a expulsar de su registro a aquellos que no corresponden con sus valores.
Hasta qué punto estamos abiertos a la experiencia y dispuestos a aprender de la diferencia....
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza.
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1 comentario:
Hola ! Es así. Y ¿qué haremos al respecto? ¡Qué difícil salirse del juego cuando desde pequeños nos bombardean a cada uno con sus propias circunstancias! : Padres, maestros, los media, internet, los amigos. ¿Qué valores tendremos si lo que llueve es barro, si lo que respiramos es tóxico? Algunos afortunados encuentran algo en su camino que les "saca" de su historia personal, les hace brotar alguna luz en su interior que les impulsa a cambiar. Otros no cambiarán porque no les interesa.
Los demás harán o no harán, Mientras tanto hagamos cada uno de nosotros lo que esté en nuestra mano, seamos una gota de océano, como proponía Teresa de Calcuta... Quizás quien nos vea, nos vea bien, serenos, presentes, a gusto con la vida a pesar de sus dificultades, y entonces se pregunte algo sobre su propia vida. O nos pregunte a nosotros. Mientras tanto... solo nos queda regalar algo de nosotros (valores y ayuda real) a nuestros hijos , amigos, vecinos... lo demás... está en manos del Universo.
Muy buen trabajo el que realizas en este blog. Voy a leerte... Saludos
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