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Paz y Ciencia

martes, 16 de abril de 2013

Sobre Virginia Woolf



[...] Escribe DeSalvo:
"Estoy convencida de que su decisión de suicidarse pone de relieve lo que defiendo en mi tesis [...]
Desde mi punto de vista, la relación causa efecto que Virginia había tratado de trabajar perdió todo su fundamento a causa de Freud, por lo que se vio obligada a desdecirse de sus propias explicaciones sobre su depresión y su estado anímico. Había partido de la base de que podía achacar su situación a la experiencia incestuosa de su infancia, pero al seguir a Freud, tuvo que considerar otras posibilidades: que sus recuerdos estaban distorsionados, si no eran incluso falsos, que no eran una vivencia real, sino una proyección de sus deseos y que el suceso en sí era producto de su imaginación" (DeSalvo 1990, pág. 155).

Tal vez el suicidio habría podido evitarse si Virginia Woolf hubiese tenido un testigo cómplice con quien poder combatir sus sentimientos sobre la crueldad que tan tempranamente sufrió. Pero no tenía a nadie, y creyó que Freud era el experto. Los escritos de este la confundieron y desorientaron mucho; aun así, prefirió dudar de sí misma a dudar de Sigmund Freud, la gran figura paterna, que representaba los criterios de la sociedad de aquel tiempo. Por desgracia, estos no han cambiado mucho desde entonces. En 1987 el periodista Nikolaus Frank vivió la indignación que provocó un comentario que hizo en una entrevista para la revista "Stern", en la que dijo que nunca perdonaría la crueldad de su padre. El padre fue jefe del distrito de Cracovia durante la guerra y permitió que muchas personas sufrieran atrocidades. Pero toda la sociedad esperaba que el hijo fuese indulgente con este monstruo. Alguien escribió a Nikolaus Frank que lo peor que su padre había hecho era tener un hijo como él.

Alice Miller: "El Cuerpo Nunca Miente". Ensayo Tusquets. Pp.: 49-50

 
MECANISMOS DE DEFENSA

El concepto de mecanismo de defensa es una de las grandes aportaciones de Sigmund Freud, que posteriormente fue estudiado y ampliado por distintas corrientes teóricas. Se trata, en principio, de mecanismos positivos y adaptativos, pero pueden llegar a ser patológicos.



Desde que Freud lo definiera, el concepto de mecanismo de defensa (MD) ha sido tan estudiado y extendido que hoy en día cualquier persona que no esté relacionada con el ámbito de la psicología tiene una idea bastante aproximada de lo que significa. Podríamos decir, para dar una definición sencilla y coloquial, que se trata de estrategias que todos usamos en mayor o menor medida de forma inconsciente, para evitar o rebajar el dolor.
Sin embargo, es precisamente esta gran extensión del concepto la que dificulta la tarea de analizarlos y clasificarlos. Son tantas las corrientes psicológicas desde las que se han estudiado, y tantas las clasificaciones que se han hecho en cada una de ellas, que resultaría casi imposible hacer un recuento de todos los procesos que se consideran actualmente como MD. Mi intención no es explicar todos los mecanismos que se citan en la literatura, pero sí creo necesario, antes de centrarme en las defensas de los niños y los adolescentes y su trabajo terapéutico, detenerme a explicar las principales concepciones y clasificaciones que existen.
 
EL CONCEPTO “MECANISMO DE DEFENSA”
Psicoanálisis Freudiano.
El término “mecanismo de defensa” fue definido por primera vez por Sigmund Freud en su obra Las Neuropsicosis de Defensa (1984) como los rechazos instintivos que realiza el Yo a representaciones intolerables, y hablaba de tres mecanismos: la conversión, la transposición del efecto y las psicosis alucinatorias. Posteriormente se refirió a ellos con el término “represión”, y no fue hasta 1926 en Inhibición, síntoma y angustia cuando retomó el concepto de MD para designar a “todas las técnicas de que el Yo se sirve en conflictos eventualmente conducentes a la neurosis”, pasando a considerar la represión como uno más de estos mecanismos. Freud consideraba estos mecanismos como la parte inconsciente del Yo, que actúa pues de forma inconsciente contra los instintos del Ello cuando percibe que éstos pueden ser peligrosos.
Posteriormente, Anna Freud amplió y profundizó el estudio sobre los MD. En su obra El Yo y los Mecanismos de Defensa (1936) realizó su primer estudio sistemático, clarificando y diferenciando diez tipos de mecanismos y explicando las diferentes vías por las que se pueden generar. Además, dedicó la mayor parte de esta obra a los MD típicos de los niños y de los adolescentes.
Desde entonces hasta la actualidad, han sido muchos los autores que han continuado el estudio de los MD desde esta corriente. Resulta complicado enumerar los MD que se describen desde esta perspectiva porque no todos los autores coinciden a la hora de hacerlo y porque además existen mecanismos que se solapan con otros o son difíciles de diferenciar. Sin embargo, los mecanismos en los que más coinciden los distintos autores son los siguientes:
Represión. Consiste en mantener alejados de la conciencia ciertos recuerdos, deseos o sentimientos que son considerados como desagradables o amenazantes. Se produce en dos fases: primero se rechaza la experiencia de la consciencia y después se realiza un esfuerzo constante para mantenerlo en el inconsciente. Para los psicoanalistas este esfuerzo supone un gran gasto de energía y muchas veces conlleva la necesidad de utilizar más MD para evitar que lo reprimido regrese a la conciencia. Por tanto, es un mecanismo que suele coexistir y estar en la base de otros.
Regresión. Es un proceso que supone retornar a formas de comportamiento propias de etapas del desarrollo anteriores que ya se creían superadas. Suele tratarse de etapas en las que el sujeto se sentía más seguro y protegido.
Conversión o somatización. A través de la conversión, la persona transforma los deseos o sentimientos que considera amenazantes en manifestaciones de tipo somático, como dolores o problemas sensoriales.
Formación reactiva. Consiste en hacer exactamente lo opuesto a lo que dicta el deseo percibido como amenazante, y muchas veces se encuentra en la base de rituales obsesivos. Un ejemplo sería que una persona con deseos de ensuciarse se obsesionara con la limpieza. También puede llevar a conductas muy valoradas socialmente, como cuando una persona con deseos de quemar cosas se alista como bombero voluntario.
Desplazamiento. Con este mecanismo se separa el afecto considerado amenazante o doloroso del objeto que lo causa, y se asocia con otro objeto. Éste suele ser un objeto neutro pero que de alguna manera guarda alguna relación simbólica con el primero. Freud describió con detalle este mecanismo en Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1909), en la que presentaba el caso de Hans, un niño que como no podía tolerar sentir miedo a su padre, al que al mismo tiempo quería, desplazó este miedo a los caballos.
Proyección. La proyección como MD consiste en atribuir de forma incorrecta pensamientos, sentimientos, deseos o cualidades propias a otras personas. Lo proyectado no se reconoce como propio porque resulta inaceptable en uno mismo.
Introyección. Se puede considerar lo contrario a la proyección, ya que implica atribuir erróneamente a uno mismo cualidades, deseos, sentimientos, etc. de otras personas.
Negación. Aunque puede confundirse con la represión, con este mecanismo no se “olvida” la realidad sino que se niega. La negación no tiene por qué afectar a todo el aspecto de la realidad amenazante, sino que puede limitarse sólo a su significado o a sus consecuencias.
Anulación retroactiva. Suele tratarse de rituales obsesivos mediante los cuales la persona cree que anula el significado de otra conducta que considera amenazante y que ha realizado anteriormente o ha deseado hacer. Se considera que está en la base de las supersticiones y trastornos obsesivo-compulsivos.
Racionalización. Supone buscar razones lógicas que justifiquen los deseos, acciones o sentimientos considerados inaceptables. Los razonamientos no suelen ser del todo convincentes y son algo forzados, pero consiguen aliviar el malestar y hasta cierto punto son creíbles. Algunos autores lo llaman también intelectualización, pero otros diferencian este mecanismo del anterior en que se utiliza la razón y la lógica no para justificar nada sino para evadirse de ello.
Aislamiento. Es el mecanismo contrario a la represión. En él no se aleja de la consciencia lo que se considera amenazante o doloroso sino que lo que se mantiene inconsciente es el sentimiento que genera. Un ejemplo sería alguien que al morir un ser querido es incapaz de sentir dolor.
Punición. Se trata de conductas que la persona realiza para paliar el sentimiento de culpa por haber llevado a cabo conductas, pensamientos o sentimientos no aceptados moralmente. Se diferencia de la anulación retroactiva en que no se trata de rituales sino de conductas compensatorias que suelen ser positivas.
Sublimación. Este mecanismo suele considerarse el más adaptativo de todos y consiste en derivar la energía que procede de los instintos no tolerados a la consecución de fines socialmente reconocidos.
Fantasía. La fantasía no siempre es un MD, pero a veces puede actuar como tal. En estos casos, la persona la utiliza para evadirse o para realizar imaginariamente ciertos deseos que de otra forma no podrían ser satisfechos.
 

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