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Paz y Ciencia

miércoles, 17 de abril de 2013

Sobre Rimbaud de Alice Miller


[...] La madre sometió a sus hijos a su completo control  y llamó a eso amor maternal. Su joven y lúcido hijo descubrió esa mentira y se percató de que la constante preocupación por las apariencias no tenía nada que ver con el verdadero amor, pero no pudo admitir plenamente esa percepción, ya que como niño necesitaba a toda costa el amor, ya que como niño necesitaba a toda costa el amor, al menos la ilusión del amor. No podía odiar a su madre, que, aparentemente, tanto  se preocupaba por él; de modo que dirigió su odio contra sí mismo, con el convencimiento inconsciente de que merecía esa mentira y esa frialdad. La repugnancia que sintió la proyectó contra la ciudad de provincias donde vivía, contra la falsa moral, a semejanza de Nietzsche, y contra sí mismo. Durante toda su vida trato de huir de estos sentimientos con ayuda del alcohol, del hachís, de la absenta y también de largos viajes. Se escapó dos veces de su casa cuando aún era adolescente, pero en ambas ocasiones fueron a buscarlo y lo devolvieron a su casa.
En su poesía se refleja el odio que siente hacia sí mismo pero también la búsqueda del amor que en su primera infancia le fue tan rotundamente negado. [...]

Alice Miller: "El cuerpo nunca miente". Pp.: 52-53



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