PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

jueves, 21 de junio de 2012

¿Existe un Narcisismo Primario?



En la lectura de Jacques Lacan, el narcisismo primario es concomitante con el estadio del espejo, es decir con el momento en que el niño ve su propia imagen en el espejo como un todo, momento en que para Lacan surge la instancia yoica. Lacan recoge la diferenciación inicial de Freud y utiliza el término "autoerotismo" para referirse a la fase previa, más temprana, de pulsiones parciales y de cuerpo fragmentado. Antes de la fase del espejo, el niño no ha visto nunca su cara ni su cuerpo completo, no ha podido sentirse como un Yo. Wikipedia

El narcisismo, por supuesto, no es exclusivo de los tiempos que corren. Ya existía en la época victoriana y ha estado presente a lo largo de toda la historia de la civlización. Tampoco es nuevo el interés de la psicología por los trastornos narcisistas. Ya en 1914, Freud hizo del narcisismo un objeto de estudio. Aunque al principio utilizó el término para designar a aquellos individuos que obtenían satisfaccción erótica a partir de la contemplación de su propio cuerpo, pronto se dio cuenta de que esta actitud se daba en mayor o menor grado en la mayoría de las personas. Incluso consideró que el narcisisismo podía ser parte del "comportamiento sexual normal de los seres humanos". Originalmente, según Freud, toda persona tiene dos objetos sexuales: ella misma y la persona que la cuida. Esta creencia se basó en la observación de que un bebé podía obtener placer erótico de su propio cuerpo y también del cuerpo de la madre. A partir de aquí, Freud postuló la existencia de un "narcisismo primario presente en todas las personas, que a la larga podía manifestarse como dominante en la elección de objeto".
La cuestión aquí es si existe un estadio normal de narcisismo primario. Si es así, se podría considerar como una consecuencia patológica el fracaso del niño en evolucionar desde el estadio de él mismo como objeto de amor (narcisismo primario) al del objeto verdadero (el amor dirigido a otra persona). Esta perspectiva que pone el acento en el fracaso evolutivo lleva implícita la idea de que hay una carencia que bloquea el desarrollo normal. Para mí, lo más importante es la idea que bloquea el desarrollo normal. Para mí, lo más importante es la idea de que el narcisismo es el resultado de una distorsión en el desarrollo. Hay que averiguar que hicieron los padres al niño, en lugar de simplemente buscar qué es lo que no le hicieron. Desgraciadamente, los niños a menudo están sujetos a ambos tipos de trauma: los padres no les proporcionan suficientes cuidados y apoyo a nivel emocional, al no reconocer y respetar la individualidad de la criatura, pero a la vez intentan seducirlo para moldearlo según la imagen que ellos tienen de cómo debe ser el niño. La falta de cuidados y reconocimiento agrava la distorsión, pero es la distorsión en sí misma la que produce el trastorno narcisista.
Yo no creo en el concepto de narcisismo primario. En lugar de eso, considero todo narcisismo como secundario y originado por dificultades en la relación padres-hijos. Esta visión difiere de la de muchos psicólogos del ego, que identifican el narcisismo patológico como el resultado de un fracaso en superar el estadio del narcisismo primario. Su creencia en un narcisismo primario se basa sobre todo en la observación de que los bebés y los niños pequeños son capaces de verse solo a sí mismos, de pensar solo en sí mismos y vivir solo para sí mismos.
Durante un corto período después del nacimiento, un niño experimenta a su madre como parte de él mismo, tal como sucedía cuando estaba en el útero. En este punto, la conciencia del recién nacido aún no se ha desarrollado lo bastante como para reconocer la existencia independiente de otra persona. Sin embargo, la conciencia se desarrolla rápidamente. Pronto el niño es capaz de reconocer a su madre como un ser independiente (por ejemplo, le sonríe), aunque sigue funcionando como si su madre estuviera allí únicamente para satisfacer las necesidades de él. Esta expectativa del bebé -que su madre siempre estará a su lado para cuidarle- es lo que se conoce como omnipotencia infantil. Sin embargo, este término es poco adecuado. Como señala el psicoanalista británico Michael Balint: "El niño da por sentado que el otro, el objeto que vive como una agradable extensión de sí mismo, tendrá automáticamente los mismos deseos, intereses y expectativas que él. Esto explica por qué a menudo se nombra tal situación como estado de omnipotenca. Esta descripción es de alguna manera discordante, porque no hay un sentimiento de poder; de hecho, no hay necesidad de poder o de esfuerzo, ya que todas las cosas están hechas en armonia".
Con todo, el tema del poder a menudo está presente en la relación padres e hijos. A muchas madres les disgusta el hecho de que el niñe de por sentado que su mamá siempre estará a su lado para satisfacerle, independientemente de los sentimientos de ella. A los niños muchas veces se les acusa de intentar ganar poder sobre sus padres, cuando lo que desean es que les entiendan y cubran sus necesidades. Los niños son totalmente dependientes y solo pueden pedir lo que desean llorando. Son realmente impotentes. De hecho, son los padres quienes pueden considerarse onipotentes con respecto al niño, porque tienen literalmente el poder sobre la vida y muerte de él. Entonces ¿por qué los adultos a menudo llaman al niño "el rey de la casa"? La idea de omnipotencia infantil sugiere una fantasía de grandeza que justificaría el concepto de narcisismo primario. Aun así, yo creo que son todo imaginaciones de los padres. Ellos proyectan su narcisismo sobre su hijo: "Yo soy especial y por tanto mi niño es especial".

Alexander Lowen: "El Narcisismo. La enfermedad de nuestro tiempo". Paidós, 2010, Barcelona. Pp.:26-29

No hay comentarios: