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Paz y Ciencia

miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Cuándo no es un TOC?

 El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. BUDA

¿Cuándo no es un TOC?


Tanto el TOC como cada uno de sus dos componentes básicos, obsesiones y compulsiones, guardan algunas semejanzas con otros síntomas y trastornos diferentes, de tal manera que en ocasiones puede resultar difícil dilucidar cuál es en realidad el trastorno que tiene una persona, o incluso si en realidad tiene un trastorno determinado.

El elemento primordial del TOC son las obsesiones, y conviene distinguirlas de otros problemas a los que común y coloquialmente se denominan con frecuencia “obsesión por esto o aquello”, pues existen diferencias con el TOC y quizá no son tributarios de la misma atención.

También es relativamente común referirse a ciertos comportamientos que guardan alguna similitud con la compulsiones, como “manías”, aunque tampoco requieren siempre intervención especializada.

Pensamientos intrusos normales, análogos a obsesiones (PIO)

Las intrusiones cognitivas, comúnmente denominadas “pensamientos intrusos”, son similares a las obsesiones en todos sus aspectos: carácter intruso, repetitivo, involuntario o no deseado, que molesta o resulta inoportuno, que cuesta “quitar de la mente”, que versan sobre temas como la agresión, el orden, la comprobación, la contaminación, o la duda sobre las propias acciones (“he cerrado el coche”). Estos pensamientos son llamados por el grupo de psicopatólogas de Amparo Belloch (Valencia) como Pensamientos Intrusos Obsesivos (PIO).

Pensamientos Automáticos Negativos (PAN)

En su ampliamente conocida teoría sobre la depresión, Beck (1967, 1976) propuso que la presencia de pensamientos negativos sobre uno mismo, sobre el mundo y sobre el futuro eran características claramente sintomáticas de una depresión clínica. Este tipo de pensamientos fueron además catalogados como “automáticos”, término con el que Beck aludía a su aparición repentina en el flujo consciente del pensamiento del deprimido.

Ideas delirantes

Las ideas delirantes son un síntoma fundamental de un amplio conjunto de trastornos mentales, habitualmente graves y casi siempre vinculados al espectro psicótico (esquizofrenia, trastorno delirante, trastorno bipolar, depresión mayor, trastornos de personalidad del cluster A, entre otros). Además pueden aparecer como consecuencia de ciertas condiciones o enfermedades médicas: por ejemplo, como efecto secundario indeseable de algunos fármacos, incluidos los que se utilizan como anestésicos en intervenciones quirúrgicas. Son asimismo un componente habitual de los efectos producidos por tóxicos y drogas psico-miméticas (es decir, las producidas por tóxicos y drogas psicótico-miméticas (es decir las que “emulan” el estado psicótico), aunque en determinadas ocasiones pueden ser también experimentadas por personas sin trastorno mental alguno. En este último caso se hallan, por ejemplo, personas que han sido sometidas a situaciones de privación sensorial, aislamiento prolongado, torturas o han vivido acontecimientos vitales altamente estresantes (guerras, violaciones, desastres naturales, emigraciones forzosas, etc.).

Las ideas delirantes consisten en creencias no fundadas sobre temas muy diversos, que poco o nada tienen que ver con los temas obsesivos más habituales: creer que alguien nos persigue o vigila con fines agresivos o de control; creer que se tienen poderes o capacidades especiales; creer que la pareja es infiel; creer que se tienen enfermedades incurables o devastadoras, creerse culpable de todas las desgracias que atañen o pueden sufrir las personas queridas, etc. Estas creencias son además autorreferentes, es decir, atañen a aspectos de la vida de uno mismo que se consideran muy importantes e incluso cruciales para la propia estabilidad y la supervivencia. Esto lleva en muchas ocasiones a expresar públicamente o comunicar a terceros sus ideas delirantes, lo que desde luego no es habitual en el paciente obsesivo, que más bien tiende a ocultar sus obsesiones incluso a sus personas de máxima confianza (Belloch, Del Valle, Cabedo y Carrió, 2009). Quizá la característica más potente es que se viven como “verdades evidentes”, por esto un paciente puede explicar que él es un gran científico de la talla de un premio Nobel pero que ha sufrido un complot orquestado por varias facciones de un régimen totalitario.

No siempre es sencillo discernir de la idea obsesiva en la praxis, aunque teóricamente tengan tantas diferencias.





La distribución demografica de está patología en los EE.UU. corresponde a aproximadamente al 1% de la población de niños y adolescentes .Si, es interesante constatar que el 8% de los padres de niños que sufren de TOC están afectados por la misma patología y el 50% de los parientes padecen de una enfermedad psiquiátrica. Las características de esta enfermedad es la presencia de obsesiones y compulsiones.



Las obsesiones son definidas por el DSM VI como ideas persistentes o imágenes o impulsos persistentes que son experimentadas como intrusos e inapropiados, que causan una marcada ansiedad y disturbio emocional. Las obsesiones más comunes se refieren al aseo, dudas repetidas, colocación de objetos en un orden específico, impulsos agresivos y ideación de contenido sexual. Estas ideas obsesivas van acompañadas de angustia que es corregida por compulsiones que son actos repetitivos que tiene por único objeto prevenir la ansiedad. Por ejemplo las obsesiones de contaminación pueden llevar a lavar las manos en forma repetitiva hasta que la piel se ulcera. Toda esta actividad es excesiva y no conectada realísticamente con aquellas que están tratando de prevenir. En niños en general este aspecto no se observa con mucha frecuencia.



Las características de NEUROSPECT en el trastorno obsesivo compulsivo, están definidas por aumento de perfusión de ambos lóbulos frontales en su cara lateral en la corteza premotora, también en el cíngulo posterior y es posible además demostrar disminución de la perfusión en la cabeza del núcleo caudado. Hemos observado que el tratamiento farmacológico tendiente a aumentar la concentración de Serotonina en el cerebro y la Imipramina por ejemplo, tiende a corregir en forma paralela las alteraciones observadas en SPECT con la corrección de la sintomatología. (13)



Fig. 5. Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) Niño de 16 años. Destaca aumento bilateral de perfusión frontal anterior (area M) y temporal anterior izquierdo (área 38 de Brodmann) color plateado (>2 DS. Sobre promedio normal). Se observa además leve hipoperfusión orbito-frontal izquierda. (Color azul oscuro).



Fig.6. Niño 12 años, TOC severo y comorbilidad con Déficit atencional. TOC, destaca gran aumento de perfusión (color plateado, >2 DS sobre promedio normal) frontal anterior bilateral y Cingulado posterior derecho. Déficit atencional demostrado por aumento de perfusión cingulado anterior izquierdo (area 24 de Brodmann y precingulado bilateral (área 32 de Brodmann).



Es de hacer notar que Baxter y colaboradores (14) han postulado que la función de filtro del núcleo estriado para la sensaciones, pensamientos, actos de relación causal con la actividad o decisiones del momento son de gran importancia y por ello la corteza cerebral frontal, que esta conectada con el cuerpo estríado, debería intervenir activamente en la supresión de la información no relevante producto de una actividad neuronal espúrea. La hipótesis es que en el TOC esta función del cuerpo estriado está disminuida y el lóbulo frontal debe asumir funciones de supresión y neutralización de esta actividad neuronal distractiva y de ahí el aumento de la función frontal en TOC a un costo elevado para la capacidad funcional del individuo, ya que las ideas obsesivas y las compulsiones que esto acarrea significa una interferencia notable en la actividad normal.



Tabla 3. Perfusión Cerebral en TOC infantil



En la tabla 3 vemos que en 16 niños con Obsesión Compulsiva, el 81% demuestra aumento en las áreas 8 y 9 de la corteza dorsal, prefrontal parasagital, en área 38 anterior temporal que es un área de correlación entre información visual del medio ambiente y emociones está aumentada en sus funciones en 75% de los niños, mientras el cíngulado posterior en el área límbica, área 23 y 30 está aumentado en el 40% de los niños. Notable es el hecho de que las áreas que participan en el control emocional, áreas 11 y 12 órbito-frontal están disminuidas en sus funciones en un 50% de estos niños, indicando un cierto grado de comorbilidad depresiva.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, gracias. Yo tengo PIO de carácter religioso. Estoy tratando de mejorarme!