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Paz y Ciencia

sábado, 5 de marzo de 2011

Una reflexión en medio de un viaje

Unos días hablando del TOC, de obsesiones y de impulsiones. Lo último que les dejé fue la inocente risa de un bebé jugando con su padre y unos papeles. Ahora es tiempo de reposo, de descanso y reflexión. Día de fútbol, día de lectura, de esquí, de paseos, de gozar del tiempo, haga frío o calor. Como el rumor del cierzo cada día la persona se levanta con una arquitectura sentimental, un legado biológico e histórico, transmitido a través del lenguaje que le constituye tal y como es. El sujeto está inscrito en un universo biopsicosocial. Para conocer a una persona es saludable conocer a sus familiares, saber qué imagen tienen de él porque en buena manera habrá "condicionado" la imagen inconsciente del sujeto. El cierzo moldea los rostros de los aragoneses, los de Huesca nos llaman "cheposos" por ir encorvados cuando el cierzo aprieta. Como la atmósfera y el ambiente, así como la posición geográfica, en el carácter de un individuo influye la historia o una palabra más bonita y evocadora, la psicobiografía.
Las personas quieren conocerse pero a veces ponen freno a ese conocimiento como el cuento de la mujer que llora debajo de una farola buscando un alfiler, el alfiler está dentro de casa lo que pasa es que está oscuro. Puntos ciegos o escotomas, al decir de Freud, lugares ignotos, que una psicoterapia psicoanalítica puede movilizar. Es cierto que existe una franca resistencia al psicoanálisis, casi nadie quiere que le urgen en sus heridas y vivencias más íntimas y viscerales. Así pues, esos cuentos hindus que les invitaba a leer sin el mensaje del Maestro Interpretador, porque la interpretación la tienen que hacer ustedes, trata de invitar a la reflexión interior para endulzar y trabajar el fuero interno, el mundo interno, la vida secreta de las palabras que diría en una hermosa película Isabel Coixet.
Ahora me encuentro tratando de concentrarme en un hotel, mientras la radio habla de barbaridades acaecidas en varios lugares, mi concentración se obnubila y pienso que cuánto tiene el sujeto, la persona, el ser humano para sufrir, y cuántas cruentas historias hemos de escuchar los psicoterapeutas de biografías en las que la persona ha introyectado una imagen de sí misma como un sujeto-problema. Por esa cuestión creo que las modalidades modernas de la psicoterapia deben integrar un tratamiento con la familia, el modelo psicoeducativo que completa una psicoterapia es aquél que explica, da conciencia de enfermedad y retira el estigma de "paciente identificado". Podemos saber más de una persona por su manera de vivir una obra de teatro, su interpretación de una película o por un TAT que por cuestionarios estandarizados con cientos de preguntas. Se está perdiendo el contacto cercano, humano y real entre el terapeuta y el paciente y me parece que esto se debe a la deshumanización tecnocrática y apática que se da en el contexto social. Pero no seremos apocalípticos y agoreros, dejemos que cada cual encuentre su camino, que ya resulta bastante trabajo. Un saludo, Rodrigo Córdoba Sanz.

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