PEACE

PEACE
Paz y Ciencia

viernes, 18 de marzo de 2011

Miedo

El miedo es una emoción negativa que percute de una manera u otra en todos los organismos vivos del mundo. El miedo es un recurso adaptativo hasta cierto punto, más allá de un límite puede remitirnos a
ciertas patologías circunscritas, sin embargo el miedo es una emoción muy amplia que está presente en el sufrimiento humano. El miedo al derrumbe, un artículo escrito por Donald W. Winnicott donde escribe que ese miedo que la persona tiene ya ha sucedido, es un miedo de algo terrible que sucedió, ya sea falta de sostén, negligencias o problemas de cuidado con los padres. Ese miedo queda interiorizado y se transmite si no se drena de generación en generación. El miedo sin objeto no es una fobia, es un sentimiento interno de inseguridad y desplome que paraliza al sujeto dejándole al borde de la dependencia, buscando lo que no tuvo en el momento del derrumbe, si seguimos a Winnicott.
Ese miedo está presente en estados neuróticos, borderline y psicóticos. Su aparición es de difícil manejo por lo inaprensible de la fenomenología del miedo, es una experiencia que debe ser transmitida al profesional para poder darle sentido. Victor Frankl hablaba del miedo que sentían en los campos de concentración, hablaba del sufrimiento, algunos entienden que ese sufrimiento es algo que hay que pasar para hacerse fuertes y poder proyectar su vida hacia un futuro halagueño. Sin embargo el miedo paraliza, deja sin agilidad a la persona, lo enmudece, lo convierte en apático, en una persona sin vitalidad, el miedo es como un agujero negro que absorbe la energía de la persona. Ese miedo a lo vivido se repite en el presente, en la realidad o en la imaginación de la persona que está en constante evolución tratando de construir un mundo sosegado con nuevos retos y miras. El miedo se asocia con una sensación de extrañamiento en algunos casos, una sensación de extrañeza de lo real, una ambigüedad de la persona, un "no saber quién soy". Una forma de disoluta existencia marcada por lo que se hace bajo el imperio de lo que se siente, esto colapsa las vías del gesto espontáneo porque no se tuvo la oportunidad de desenvolverse en un ambiente confiable, sosegado y tranquilo. Ser una "madre suficientemente buena" es lo que también designaba Winnicott como una madre común, devota y corriente a instancias de su editora. No todas las madres y no todos los padres están en esa disposición de tener una actitud paterna y materna adecuada y esto marca el crecimiento de los hijos. Podemos ver, sin embargo, que estos hijos, por efectos de lo que se ha popularizado como resiliencia, por efecto del amor, de un tratamiento, el trabajo, los amigos o de un corolario de todo lo anterior superan esas adversidades con un duro peaje, el de su salud mental. El miedo está presente, como una fuente de la que emanan objetos persecutorios, objetos imaginarios que atenazan a la persona, ese "pecho malo" es el continente de las vivencias de la persona. El miedo hace a estas personas sensibles, una sensibilidad con doble cara, una creativa y dulce así como otra que es el patrimonio de su sufrimiento.

No hay comentarios: