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Paz y Ciencia

martes, 8 de marzo de 2011

Trastorno dismórfico corporal

Este trastorno consiste en la preocupación por algún defecto físico imaginario o una preocupación excesiva en el caso de que se tenga un defecto real. Típicamente se refieren a defectos localizados en la cara o en la cabeza (acné, manchas, arrugas, cicatrices, vello en la cara, tamaño y forma de la nariz, orejas, labios, ojos, dientes, mejillas, cabeza...), pero cualquier parte del cuerpo, como los genitales, pechos, manos, piernas, constitución o musculatura, pueden ser asimismo objeto de preocupación excesiva.
No se trata de los comúnmente complejos, pues en este caso la persona experimenta un malestar clínicamente significativo, o deterioro importante en uno o más ámbitos de su vida (familia, relaciones, trabajo...). La mayoría de las personas con este problema experimentan un malestar muy intenso en relación con su defecto y a menudo describen sus preocupaciones como una tortura o algo devastador. Les resulta muy difícil dominarlas y no se sienten capaces de realizar esfuerzos para superarlas o eliminarlas de su mente. Como resultado suelen consumir mucho tiempo cada día pensando en su defecto, haciendo comprobaciones o tratando de ocultarlo.
A pesar de que actualmente este trastorno se enmarca en un grupo o categoría diferente a los trastornos de ansiedad, son muchos los autores que lo consideran dentro de la psicopatología ansiosa o incluso como una modalidad o subtipo del TOC. En apoyo de esta sugerencia se encuentran los datos sobre la elevada comorbilidad entre ambos trastornos, que oscila entre el 15% y el 37%. Además, ambos trastornos presentan muchas características comunes: Carácter intrusivo de la idea o del temor, comportamientos de comprobación, búsqueda de reaseguración y evitación similares, comorbilidad muy elevada con otros trastornos de ansiedad o depresión, mismo grado de interferencia y deterioro funcional y puintuaciones indistinguibles en cuestionarios de obsesividad, entre otras.

Como viñeta clínica podemos trasladar a una joven de 23 años con TOC, depresión y problemas en el ritmo circadiano que empezó con un trastorno dismórfico corporal. Se trataba de las ojeras, ella las veía horribles, gigantes, consideraba que le afeaban terriblemente y se sentía empequeñecida al verse en el espejo. Tras presionar mucho a sus padres lograron pedir consejo, los primeros profesionales se negaron a intervenir pero al final, otros, hicieron una pequeña intervención. Eso disminuyó su ansiedad pero continúa muy deprimida y se está valorando un hospital de día, dado que sus padres están separados recientemente y ella vive con su madre que está viviendo desde hace años un calvario depresivo y con el reciente diagnóstico de fibromialgia. Son tragedias a las que hay que acercarse con una sensibilidad especial, hay también un componente de suspicacia fuerte en el núcleo madre-hija, que ven como una "orquestación", farsa y estafa lo que han vivido con su padre, también con un TOC y una personalidad anancástica. 

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