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Paz y Ciencia

lunes, 14 de marzo de 2011

Recapitulando



En estas líneas de post anteriores se expresan ideas prínceps de esta ciencia. Incluso el "psicomago" Jodorowsky, conocedor del psicoanálisis en cierto modo por cultura, indica que el trabajo terapéutico consiste en ayudar a otro a levantarse. La psicoterapia es cosa de dos, un trabajo que depende de que el otro se quiera curar. A veces no es tan fácil como eso, los "condicionantes", algo que horripila a Victor Frankl porque es un concepto que resta libertad al individuo y responsabildad, pueden jugar en contra. Lo de los "condicionantes" se ha instalado en la psicología popular desde hace tiempo. Esto quita una fracción importante del humanismo que tiene el trabajo terapéutico, que consiste en ayudar desde las emociones y sentimientos. Bien es cierto que las defensas se erigen intentando driblar a lo profundo por miedo a lo desconocido y a lo innombrable. La ayuda de un trabajo terapéutico consiste en asistir con intervenciones que no siempre son balsámicas, como un cuento, a veces el ayudar a que la persona tome conciencia de su actitud hay que señalar engorrosos caminos que pueden escocer, es un trabajo duro, parece que nos tenemos que parecer a personas que sean benevolentes siempres con todo, eso es una psicoterapia de apoyo.
Una psicoterapia dirigida al insight de la persona, y con esto a un cambio en su modo de constuir la realidad, debe surcar los caminos del "portarse bien" winnicottiano en el sentido de ser un "buen analista", conceptos paradójicos, que no significan lo que aparentemente parecen decir. Se trata de ser unos analistas correctos, con empatía, fundamento del trabajo terapéutico y con unas características personales y vinculares que inviten al paciente a realizar su propia interpretación, que es la más valiosa. Acudir a un psicólogo o psiquiatra y que nada suceda es una señal de que algo no ha empezado. Debe de haber un fluir de emociones bidireccional y un espacio de "juego" donde poder intercambiar puntos de vista que tienen que ser tomados en consideración. Es cierto que disponer del psicólogo como experto grandioso, tal y como me decía un amigo con un hermano esquizofrénico, he visto a muchos psiquiatras y se creen dioses, primero Dios, luego los psiquiatras y luego el Papa. Esas fueron sus palabras. Esto deshumaniza la profesión porque pone la autoridad delante de la relación. El respeto hay que ganarlo con trabajo, con las intervenciones y silencios pertinentes que inviten a la asociación libre del paciente. Ahora bien, no debemos ser omnipotentes, sí, tener autoridad pero brindada por una relación confiable. Se trata de un camino que hay que recorrer juntos, sorprendiéndose, con curiosidad, con cariño. Palabra esta que es algo cuestionable pero qué relación de pacientes pueden necesitar una experiencia emocional correctiva para deshacer falsos mitos de su imagen interna, de su representación interna del yo (self).

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