Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. rcordobasanz@gmail.com Teléfono: +34 653 379 269 Página Web: Conóceme
¿Quién fue Sigmund Freud?
Hace más de cien años, en las postrimerías del siglo 19, un médico llamado Sigmund Freud produjo una revolución intelectual, científica y cultural que instituyó un modo radicalmente novedoso de tratar el sufrimiento humano. Añadiendo rigor y orden al perspectivismo nietzscheano, Freud terminó por destituir el lugar de privilegio de esa facultad hasta entonces central y sagrada llamada "razón", "yo", "conciencia".
Su propuesta exigió, por un lado, depurar el terreno de la ciencia de arraigados prejuicios que obraban como obstáculo para la investigación de la psiquis (como los que enfrentó al formular su teoría de la sexualidad infantil) y, por otro, atender a fenómenos que hasta el momento se consideraban externos o metafísicos (los síntomas, los sueños, los actos fallidos, el chiste) y asignarles un lugar protagónico dentro del campo de la vida anímica.
Freud advirtió que el malestar neurótico, en el hombre moderno, es la regla y no la excepción. Constituye, por así llamarlo, el "resabio patógenico” de la relación inherentemente conflictiva, traumática entre las tendencias del individuo (pulsión) y la exigencias culturales. Como tal, este conflicto no podía ser abordado sin tener en cuenta los procesos inconscientes aunque ello implicara "perder tierra firme" y asustara a la comunidad científica de la época.
Contra todo pronóstico, las hipótesis, descubrimientos y técnicas transmitidas por Freud han prosperado a un nivel inimaginable. Han tenido un enorme impacto y una resonante difusión, afirmándose cada día como un valioso patrimonio del acervo cultural de la humanidad. Si a las profundas subversiones teóricas y epistemológicas planteadas por la teoría de Freud, sumamos los éxitos cosechados por su innovador método de tratamiento, entenderemos la vitalidad de la que goza el psicoanálisis cien años después de su creación.
El estilo literario de Freud
Los textos freudianos tienen una prosa sutil y una plasticidad dramática incomparable. Según Harold Bloom, Freud es tanto un asunto de la Crítica literaria como lo es del Psicoanálisis. "Su intención ha sido fundar una ciencia y con ello nos ha dejado como legado un canon literario y una disciplina para la curación”.
Además de su plurilingüismo, encontramos en Freud un notable cultivo del estilo en la lengua escrita, una erudición sobria aunque a veces brutal, una retórica formalizante. La claridad en su transmisión es el correlato necesario de la claridad de sus ideas. Se conjugan en su escritura un inconfundible estilo pulcro, un carácter preciso, sucinto y una retórica estéticamente cautivadora.
Freud logró, desde su escritura, hacer hablar al silencio, "conmover el aqueronte": describir y practicar la pluralidad contradictoria de un objeto de estudio tan vasto y complejo como el alma humana. Le gustaba pensarse a sí mismo como un aventurero abocado al desciframiento de lo desconocido, de lo impensado: de todo aquello que había sido excluido de la racionalidad clásica y catalogado como locura y alteridad.
Compilación realizada por: Guillermo Miatello. Psicoanalista. Director de Academia de Psicoanálisis
Guardar un secreto
“Aquel que tenga ojos para ver y oídos para oír se convencerá de que los mortales no pueden guardar ningún secreto. Aquel cuyos labios callan, se delata con la punta de los dedos; el secreto quiere salirsele por todos los poros”.
Recuerdo - Olvido
“Recordar es la mejor manera de olvidar”
El procedimiento
“Más aún que la apreciación que hagan ustedes de los resultados, me importa la atención que presten al procedimiento de que me he valido, procedimiento novedoso, de difícil manejo y, no obstante, indispensable para fines científicos y terapéuticos”.
La relación del delirio con la verdad
“Queda para el futuro decidir si mi teoría contiene más delirio del que yo quisiera, o el delirio, más verdad de lo que otros hallan hoy creíble”
El malestar en la cultura
“…Acaso llegaremos a familiarizarnos con la idea de que hay dificultades inherentes a la esencia de la cultura y que ningún ensayo de reforma podrá salvar”
La diferencia entre neurosis y psicosis
“En la neurosis se evita, al modo de una huida, un fragmento de la realidad, mientras que en la psicosis se lo reconstruye. Dicho de otro modo: en la psicosis, a la huida inicial sigue una fase activa de reconstrucción; en la neurosis, la obediencia inicial es seguida por un posterior intento de huida. O de otro modo todavía: la neurosis no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada de ella; la psicosis la desmiente y procura sustituirla. Llamamos normal o "sana" a una conducta que aúna determinados rasgos de ambas reacciones: que, como la neurosis, no desmiente la realidad, pero, como la psicosis, se empeña en modificarla”.
El poder ensalmador de la palabra
“Será preciso emprender un largo rodeo para hacer comprensible el modo en que la ciencia consigue devolver a la palabra una parte, siquiera, de su prístino “poder ensalmador”
La religión
“Si uno desea formar una verdadera estimación de la grandeza completa de la religión, hay que tener en cuenta lo que se compromete a hacer por los hombres. Les da información sobre la fuente y origen del universo, les asegura la protección y felicidad final en medio de las vicisitudes cambiantes de la vida, y guía sus pensamientos y movimientos por medio de preceptos que están respaldados por toda la fuerza de su autoridad”.
Las representaciones inconscientes
“Una representación inconsciente es una representación que no percibimos, pero cuya existencia estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas”
El poder de la transferencia
“La transferencia, en manos del médico, se convierte en el más potente de los instrumentos terapéuticos y desempeña un papel difícil de sobrevalorar en la dinámica del proceso de curación”
La cura psicoanalítica
“Del mismo modo que entre la salud y la enfermedad no existe una frontera definida y sólo prácticamente podemos establecerla, el tratamiento no podrá proponerse otro fin que la curación del enfermo, el restablecimiento de su capacidad de trabajo y de goce”.
La hiperseveridad del superyó
“La hiperseveridad del superyó no responde a un arquetipo objetivo, sino que corresponde a la intensidad de la defensa gastada contra la tentación del Complejo de Edipo”
La "elevada temperatura"...
Los síntomas, que para emplear una comparación tomada de los dominios de la química son los precipitados de anteriores sucesos eróticos (en el más amplio sentido) no pueden disolverse y ser transformados en otros productos psíquicos más que a la elevada temperatura de la transferencia”.
Re-encuentro
“El hallazgo de objeto es, en verdad, un reencuentro”
La sexualidad ¿normal?
“Ciertos aspectos perversos constituyen componentes de la vida sexual que raramente falta en las personas sanas”
La relación madre-hijo
“El trato del niño con la persona que lo cuida es para él fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas y tanto más por el hecho de que esa persona por regla general, la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho- las madre se horrorizaría si se le esclareciese que con todas sus muestras de ternura despierta la pulsión sexual de si hijo y prepara su posterior intensidad. Por el contrario, juzga su proceder como muestra de un amor puro, asexual.”
El inconsciente en la vida cotidiana
“Sólo me propongo recopilar lo cotidiano y apreciarlo científicamente. No entiendo por qué la sabiduría que es el precipitado de la experiencia común de la vida deberá estar proscrita de las adquisiciones de la ciencia”.
El determinismo de la vida anímica
“El psicoanalista se distingue por una creencia particularmente rigurosa en el determinismo de la vida anímica. Para él no hay en las exteriorizaciones psíquicas nada insignificante, nada caprichoso ni contingente: espera hallar una motivación suficiente aun donde no se suele plantear tal exigencia”.
La represión
“El no querer saber de los neuróticos es, en realidad, un no querer saber más o menos consciente”
La realidad psíquica
“Una continuada corriente de ´referencia a sí propio´ recorre mi pensar. Es como si yo estuviera constreñido a comparar con la persona propia todo cuanto oigo sobre personas ajenas, como si mis complejos personales se pusieran en movimiento cada vez que tomo noticia de otros. Imposible que sea una peculiaridad mía individual; más bien, tiene que ser una indicación del modo en que en general comprendemos el ´otro´”.
El sueño: via reggia de acceso al inconsciente
“El sueño constituye uno de los caminos por los cuales puede llegar a la consciencia aquel material psíquico que, en virtud de la aversión que suscita su contenido, fue bloqueado por la conciencia, fue reprimido, y así se volvió patógeno. Es uno de los rodeos por los que se puede sortear la represión, uno de los principales recursos de la llamada figuración indirecta dentro de lo psíquico”.
Síntoma y sexualidad
“Los síntomas en modo alguno nacen a expensas de la pulsión sexual llamada normal, sino que constituyen la expresión convertida de pulsiones que se designarían perversas si pudieran exteriorizarse directamente. Los neuróticos conservan, en su síntoma, el estado infantil de su sexualidad. Las psiconeurosis descansan en fuerzas pulsionales de carácter sexual. Con ello no quiero decir que la energía de la pulsión sexual preste una mera contribución a las fuerzas que sustentan a los fenómenos patológicos, sino aseverar expresamente que esa participación es la única fuente energética constante de las neurosis, y la más importante”.
El arte de la interpretación
“Freud ha creado un arte de interpretación destinado, por así decir, a extraer del mineral en bruto de las ocurrencias no deliberadas el contenido metálico de pensamientos reprimidos”
Zonas histerógenas
“Cuando en un enfermo orgánico se estimula un lugar doloroso, su fisonomía muestra la expresión del desasosiego o el dolor físico; además el enfermo se sobresalta, se sustrae del examen, se defiende. Pero cuando en la señorita Von R. se pellizcaba u oprimía la piel y la musculatura hiperálgicas de la pierna, su rostro cobraba una peculiar expresión, más de placer que de dolor, su rostro enrojecía, echaba la cabeza hacia atrás, cerraba los ojos, su tronco se arqueaba hacia atrás: Esa dolencia era una histeria y la estimulación afectaba una zona histerógena. El gesto no armonizaba con el dolor, sino que concordaba mejor con el contenido de los pensamientos escondidos tras ese dolor”.
La igualación de lo consciente y lo anímico
“La igualación convencional de lo psíquico con lo consciente es enteramente inadecuada. Los datos de la conciencia son muy lagunosos. No nos alcanzan para explicar ciertas manifestaciones de lo anímico. La vida anímica está repleta de pensamientos eficientes, aunque inconscientes: de éstos emanan los síntomas”.
La operación analítica
“La rectificación con posterioridad (nachtraglich) del proceso represivo originario, la cual le pone término al hiperpoder del factor cuantitativo, es la operación genuina de la terapia analítica”.
La relación psyche-soma
“La relación entre lo corporal y lo anímico es de acción recíproca; pero en el pasado el otro costado de esta relación, la acción de lo anímico sobre el cuerpo, halló poco favor a los ojos de los médicos. Parecieron temer que si concedían cierta autonomía a la vida anímica, dejarían de pisar el seguro terreno de la ciencia”.
La tercera herida narcisista
“«Entra en ti, en lo profundo de ti, y aprende primero a conocerte; luego comprenderás por qué debiste enfermar y acaso evitarás enfermarte». Así instruiría el psicoanálisis al yo. Ahora bien, esos dos esclarecimientos; que la vida pulsional de la sexualidad en nosotros no puede domeñarse plenamente, y que los procesos anímicos son en sí inconcientes, volviéndose accesibles y sometiéndose al yo sólo a través de una percepción incompleta y sospechosa, equivalen a aseverar que ´el yo amo en su propia casa´. Ambos, reunidos, representan la tercera afrenta al amor propio de la humanidad, que yo llamaría psicológica. No cabe asombrarse, pues, de que el yo no otorgue su favor al psicoanálisis y se obstine en rehusarle su crédito”.
El síntoma: tierra extranjera interior
“No estás poseído por nada ajeno; es una parte de tu propia vida anímica la que se ha sustraído de tu conocimiento y del imperio de tu voluntad. Por eso tu defensa es tan endeble; luchas con una parte de tu fuerza contra la otra parte, no puedes reunir tu fuerza íntegra como si combatieras a un enemigo externo. Y la que de ese modo ha entrado en oposición contigo y se ha vuelto independiente de ti ni siquiera es la peor parte o la menos importante de tus fuerzas anímicas. Me veo obligado a decir que la culpa reside en ti mismo. Has sobreestimado tu poder al creer que podrías hacer lo que quisieras con tus pulsiones anímicas y no te hacía falta tener miramiento alguno por sus propósitos. Entonces ellas se han sublevado y han emprendido sus propios, oscuros, caminos a fin de sustraerse de la sofocación, se han hecho justicia de una manera que a ti ya no puede parecerte justa. Y no te has enterado del modo en que lo consiguieron ni de los caminos que transitaron; sólo ha llegado a tu conocimiento el resultado de ese trabajo, el síntoma, que sientes como un padecimiento. No lo disciernes, entonces, como un retoño de tus propias pulsiones removidas, y no sabes que es su satisfacción sustitutiva”.
La sexualidad infantil
“A temprana edad, el niño da señales de una actividad corporal a la que sólo un antiguo prejuicio pudo rehusar el nombre de sexual, y a la que se conectan fenómenos psíquicos que hallamos más tarde en la vida amorosa adulta”
La política del avestruz
“La iniciación del tratamiento trae ya consigo una modificación de la actitud consciente del enfermo ante su enfermedad. Generalmente, se ha limitado a dolerse de ella y a despreciarla, sin estimar debidamente su importancia; pero, por lo demás, ha continuado observando, con respecto a sus manifestaciones, la conducta represora, la política del avestruz que practicó contra los orígenes de ella. El sujeto ha de tener el valor de ocupar su atención con los fenómenos de su enfermedad, a la cual no debe ya despreciar, sino considerar como un adversario digno, como una parte de su propio ser, fundada en motivos importantes y de la cual podrá extraer valiosas enseñanzas para la vida futura. Así es preparada desde el comienzo la reconciliación con eso reprimido que se exterioriza en los síntomas”.
Sexualidad y síntoma
“Los fenómenos patológicos son la práctica sexual de los enfermos”
Sobre el valor de la infancia en la vida anímica
“En su cuarto o quinto año de vida, el pequeño ser humano a menudo está hecho, y no hace sino sacar a la luz poco a poco lo que ya se encontraba en él”
El ello
“Nos aproximamos al ello con comparaciones, lo llamamos un caos, una caldera llena de excitaciones borboteantes. Imaginamos que en su extremo está abierto hacia lo somático, ahí acoge dentro de sí las necesidades pulsionales que en él hallan su expresión psíquica, pero no podemos decir en qué sustrato. Desde las pulsiones se llena con energía, pero no tiene ninguna organización, no concentra una voluntad global, sólo el afán de procurar satisfacción a las necesidades pulsionales con observancia del principiode placer”.
El beneficio de la enfermedad
“Es para nosotros algo consabido, señalo yo, que a los enfermos su padecer les procura una cierta satisfacción, de suerte que en verdad todos se muestran parcialmente renuentes a sanar”
Sobre la dificultad de la práctica psicoanalítica
“Quien, como yo, convoca los más malignos demonios que moran, apenas contenidos, en un pecho humano, y los combate, tiene que estar preparado para la eventualidad de no salir indemne de esta lucha”
El enigma de lo femenino
“La gran pregunta que nunca ha sido respondida y que no he sido capaz de responder a pesar de mis treinta años de investigación del alma humana es ¿qué quiere una mujer?”
La transferencia
“Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse. Y si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la realidad (Neurosis), él se verá precisado a volcarse con unas representaciones-expectativa libidinosas hacia cada nueva persona que aparezca. Esa investidura se atendrá a modelos, se anudará a uno de los clisés preexistentes en la persona en cuestión o, como también podemos decirlo, insertará al médico en una de las «series» psíquicas que el paciente ha formado”.
Acerca de los límites de la interpretación
“A veces un puro es simplemente un puro”
El enfermo es síntoma de una trama patológica
“Por lo general, el histérico o la histérica no es el único enfermo nervioso dentro del círculo familiar”
Acerca de la fuerza del dispositivo analítico
“En la confesión la persona dice lo que sabe; en el análisis dice más de lo que sabe”
Acerca de los riesgos de ceder...
“Uno empieza cediendo en las palabras y termina cediendo en los hechos”
Acerca de los vínculos co-dependientes
“Si dos personas están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos”
Un límite al infantilismo neurótico
“El hombre que prescinde de la ilusión religiosa se encontrará en una difícil situación: tendrá que confesarse su total desvalimiento, su nimiedad dentro de la fábrica del universo; dejará de ser el centro de la creación, el objeto de los tiernos cuidados de una Providencia bondadosa. Se hallará en la misma situación que el niño que ha abandonado la casa paterna, en la que reinaba tanta calidez y bienestar. Pero, ¿no es verdad que el infantilismo está destinado a ser superado? El hombre no puede permanecer enteramente niño; a la postre tiene que lanzarse fuera, a la «vida hostil». Puede llamarse a esto «educación para la realidad»; ¿necesito revelarle, todavía, que el único propósito de mi escrito es llamar la atención sobre la necesidad de este progreso?”
¿Por qué nos elegimos las personas?
“Toda la elección posterior de amistades y relaciones amorosas se produce sobre la base de huellas mnémicas que aquellos primeros arquetipos dejaron tras sí”
Ello, yo y superyó
“El ello es totalmente amoral, el yo se empeña por ser moral, el superyó puede ser hipermoral y, entonces, volverse tan cruel como únicamente puede serlo el ello”
Nadie está exento
“La sugestón (más correctamente: la sugestionabilidad) es un fenómeno primordial no susceptible de ulterior reducción, un hecho básico de la vida anímica de los seres humanos”
El sentimiento inconsciente de culpa y la reacciòn terapéutica negativa
“Es evidente la contribución que presta a la resistencia un superyó que ha devenido muy duro y cruel. El individuo no debe sanar, sino permanecer enfermo, pues no merece nada mejor”.
Acerca de la ambivalencia (amor-odio)
“El más tierno y más íntimo de nuestros vínculos de amor, lleva adherida una partícula de hostilidad que puede incitar el deseo inconsciente de muerte”
El amor
“Se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar el ideal”
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