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Paz y Ciencia

martes, 2 de marzo de 2021

El don de la bipolaridad

 



Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Presencial Y Online. Página Web: www.rcordobasanz.es  rcordobasanz@gmail.com

El don de la bipolaridad: úsalo a tu favor


Aceptar los altibajos emocionales y aprovecharlos para desarrollar capacidades creativas puede ayudar a alcanzar un equilibrio propio y singular.

La persona bipolar vive sujeta a cambios de humor que, a diferentes niveles, oscilan entre un extremo de desesperanza y depresión y otro de euforia. Nuestra cultura valora el equilibrio emocional que se traduce en una estabilidad del carácter: admiramos a quienes no cambian bruscamente sus estados de ánimo, no se dejan llevar por un arrebato o una pasión, nunca se aturden y siempre se presentan más o menos de igual humor.

Sin embargo, ningún equilibrio se consigue directa e instantáneamente: para alcanzarlo, a veces hay que pasar por momentos de inestabilidad en los que nuestro organismo y nuestro mundo afectivo no vuelven necesariamente a la misma posición.

Curiosamente, frente a la exigencia social de continuidad y permanencia, el número de personas diagnosticadas como bipolares no ha dejado de crecer en los últimos años.

SÍNTOMAS DE TRASTORNO BIPOLAR

La psiquiatría convencional considera la bipolaridad un trastorno afectivo caracterizado por reiterados cambios de humor que van de la extrema tristeza y desesperanza (depresión) a la euforia y la exaltación (manía).

En el polo depresivo, pierden el interés por sus actividades habituales; se sienten sin fuerzas, apáticas, y experimentan trastornos del sueño, pérdida de apetito y del deseo sexual, dificultad para concentrarse y razonar, sentimiento de culpa o incapacidad, deseos de morir e, incluso, ideas suicidas.

En el polo manía, por el contrario, el estado de ánimo eufórico, y a veces irritable, produce un aumento de energía: tienen menor necesidad de dormir, sus pensamientos saltan de un tema a otro, aumentan la actividad sexual, pierden la capacidad de autocontrolarse y muestran conductas megalómanas (gastos desmedidos, prodigalidad...).

Los síntomas depresivos hacen descender al paciente a una especie de infierno en el que se siente aislado porque su padecimiento, generalmente, no es comprendido por el entorno. En cambio, en el estadio de manía experimenta un bienestar excesivo y no entiende que los demás no puedan percibirlo.

La mayoría de los especialistas consideran que la causa de este “sube y baja” afectivo es un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales y dirigen sus esfuerzos a detener la oscilación y estabilizar al paciente.

Implícita o explícitamente, el bipolar recibe el mensaje de que oscilar es malo y que debe normalizar sus estados de ánimo, un concepto que no puede comprender porque carece de esa vivencia y, desconcertado, responde justamente con lo contrario: se vuelve aún más inestable.

LA OSCILACIÓN CREADORA

La búsqueda de estabilidad se va aprendiendo como un patrón de conducta desde la infancia. Al niño bipolar se le ordena constantemente: “Estate quieto, no te muevas, no vueles...”. Y delante de él se comenta: “Es un chico muy imaginativo”, como si esto fuera una desgracia.

Este tipo de enfoques se basan en una insuficiente comprensión del malestar de los pacientes y del significado del síntoma en su proceso evolutivo. Además, implican un etiquetado limitante que les marca con un estigma social.

El bipolar está subordinado a los momentos afectivos que va viviendo, lo que le quita capacidad para incluir otros aspectos importantes de la vida que la tonalidad afectiva que lo domina en ese instante no le permite ver e integrar.

APROVECHAR LOS SÍNTOMAS PARA DESARROLLAR LA CAPACIDAD CREATIVA

La alternativa que propongo es entender el síntoma no tanto como una falla a erradicar, sino como una potencialidad que transita por caminos equivocados y que es posible positivar y desarrollar. Es la creatividad mal encaminada, detenida o sofocada la que se hace locura.

La idea de aprovechar la oscilación emocional del paciente para desarrollar, entre otras cosas, su capacidad creativa ha sido corroborada por varios estudios que muestran una conexión íntima entre bipolaridad y creatividad artística, unidas en una estructura solidaria de organización psíquica donde los talentos mal encaminados, ahogados o incluso reprimidos, gritan su enojo y su desacuerdo por medio de la inestabilidad emocional.

Y gracias a esta oscilación, el paciente puede recuperar su creatividad; una cualidad acrecentada por su capacidad intuitiva, por el pensamiento en imágenes y multidimensional que posee, por la curiosidad y el espíritu de aventura que lo animan, y por esa particularidad de tomar contacto con una incomparable fineza de matices afectivos que pueden hacer de él un excelente comunicador, un intenso creador y un eficiente psicoterapeuta.

Considero la bipolaridad no como obstáculo sino como un camino de aprendizaje y crecimiento; no como una desventaja sino como un conjunto de talentos que, bien llevados, pueden conducir a la persona a alcanzar una plenitud gracias, precisamente, a su propia naturaleza oscilante, no por haber superado su “enfermedad”.

La estabilidad que el bipolar necesita conseguir no procede del afuera sino que es fruto de una referencia interior; equivale a un movimiento con sentido y proporción, no a una detención o quietud. No hay que pretender que deje de oscilar (la oscilación es, precisamente, su virtud), sino que sane la desproporción que lo traga en un eterno vaivén sin eje.

TERAPIA Y ACEPTACIÓN DE LA BIPOLARIDAD

La mayoría de los bipolares tienen biografías en las que predominan las dificultades y las desdichas vinculares que les han llevado a transformar el desamparo inicial –la incapacidad de atender a sus necesidades básicas con que todo ser humano viene al mundo, y las dificultades de su entorno para satisfacerlas– en creencia:

“Si no me dan lo que requiero, es porque no lo merezco; y si no lo merezco, es que soy indigno”.

Esto provoca, cuando se llega a la vida adulta, problemas relacionales que también oscilan entre la dependencia absoluta (en fase depresiva) y la negación de todo vínculo e, incluso, del dolor de la pérdida. Pero la vida no ha de ser ni dependencia ni falta de necesidad de los otros. Entre ambos extremos, la libertad es una herramienta que el ser humano debe construir.

Mientras el yo bipolar no pueda afirmarse en ningún lugar y viva saltando continuamente de la euforia a la tristeza, del amor al desamor, de la plenitud al más completo desengaño, no podrá curarse. Necesita integrar las polaridades, cambiar la creencia de que las cosas son necesariamente blancas o negras y asimilar el hecho de que en la vida predominan los grises, que todo en ella es ambivalente.

El conocido psiquiatra escocés Ronald Laing solía decir que el paciente, antes que un objeto a cambiar, es una persona a aceptar. En esta misma línea, lo importante de nuestra propuesta no son los aspectos técnicos sino la filosofía que la alienta, que apunta a la no dependencia, la autonomía, la creatividad y la libertad del paciente bipolar.

Pues, incluso aunque la carencia afectiva que origina la bipolaridad tal vez no pueda nunca ser cubierta, sí se puede ir aprendiendo paulatinamente a sentir con el cuerpo, expresar los afectos y ser un poco más libre cada día.

El Trastorno Bipolar cambia el curso de la vida de quien lo padece, al igual que de quienes le rodean, pero eso no quiere decir que no se puedan hacer grandes cosas.

Cuando se diagnostica a una persona de Trastorno Bipolar, es normal que al principio sienta miedo, escepticismo y rechazo hacia el diagnóstico, y es que se siente abrumada por la idea de tener una enfermedad de este tipo. Tal es la reticencia que algunos incluso, en vez de empezar un tratamiento, siguen con su vida sorteando como pueden varios episodios antes de aceptar la situación. Sin embargo, un diagnóstico preciso es un primer paso para la recuperación.

El Trastorno Bipolar cambia el curso de la vida de quien lo padece, al igual que de quienes le rodean, pero eso no quiere decir que no se puedan hacer grandes cosas.

Con un tratamiento y estrategias de autocuidado adecuados, las personas con Trastorno Bipolar pueden llevar vidas productivas y exitosas.

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Creencias y mitos sobre el Trastorno Bipolar

Además del injustificado estigma que rodea el Trastorno Bipolar, hay muchos conceptos erróneos acerca de sus síntomas, diagnóstico y tratamiento. Estos son algunos de los mitos que todavía existen:

  • Las personas causan su propio trastorno. El Trastorno Bipolar es causado por una compleja interacción de factores genéticos, biológicos y medioambientales.
  • Los cambios de humor no son tan problemáticos. Si el trastorno no se trata, éste puede causar estragos en la vida de una persona y de quienes la rodean. Se requiere tanto el tratamiento médico como psicoterapéutico.
  • Nunca van a ser normales. Muchos pacientes en un principio sienten que no serán capaces de lograr sus objetivos, que ser bipolar les impedirá casarse o conseguir el trabajo de sus sueños, pero a pesar de que su vida podría requerir ciertos cambios, esto no le impide perseguir sus sueños.
  • El Trastorno Bipolar es fácil de diagnosticar. A menudo es muy difícil de diagnosticar el Trastorno Bipolar basado en una visita inicial, por eso debe ser un psicólogo clínico especializado en el trastorno bipolar quien haga el diagnóstico. Y es que la conciencia que poseen de ellos mismos cambia con el estado de ánimo.
  • El tratamiento médico es peor que la enfermedad. Mucha gente considera que la medicación puede ser peor que la enfermedad por la posible dependencia a los fármacos. Por eso algunas personas pueden experimentar una mala reacción a tomar ciertos medicamentos, pero bien controlada y ajustada por el especialista, la medicación es muy beneficiosa en estos casos, de hecho la es clave para el tratamiento del Trastorno Bipolar.

A quién contar que se padece un Trastorno Bipolar

Tener un sistema de apoyo es fundamental en el manejo exitoso del Trastorno Bipolar. Pero es normal tener dudas sobre a quién contárselo y a quién no. Según los expertos es recomendable ser muy selectivos en este aspecto. No debe sentirse como un secreto o algo tabú, pero es aconsejable darse cuenta de que las reacciones de la gente son muy variables. Debido a que muchas personas no entienden la enfermedad, los pacientes pueden sentirse decepcionados después de revelar que Trastorno Bipolar a determinadas personas y ver sus reacciones.

Hay pacientes que tienen experiencias positivas en este aspecto, pero para otros no siempre es así, de forma que es mejor no precipitarse, sobre todo al hablar con alguien del entorno laboral, por ejemplo.

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