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Paz y Ciencia

sábado, 2 de mayo de 2020

La madre y el feto



Aunque diversos estudios científicos han demostrado que los pensamientos de la madre no se transmiten al feto porque no hay conexiones neuronales directas entre ellos, otras investigaciones prueban que hay relación directa con el feto por las emociones que se producen y las formas de pensamiento que se desprenden de ellas. Por ejemplo, un pensamiento cargado negativamente provoca una emoción negativa que libera hormonas. Esta química emocional influye sobre el feto. Tanto en el humano como en muchas especies animales -ya sean los pájaros, los cocodrilos o los mamíferos-, el feto es capaz de percibir los estímulos externos, y en particular los sonidos, al menos hacia el final de su desarrollo. Los sonidos percibidos pueden ser naturales (como la voz de la madre) o artificiales (música). Y el feto diferencia entre aquellos que le son o no familiares. Esta experiencia sensorial prenatal queda memorizada naturalmente. Así es como, desde el nacimiento, el bebé humano reconoce la voz de su madre, y puede mostrar preferencia por un tipo u otro de música que ha escuchado al final del embarazo. Entonces, se habla de transmisión "transnatal".

Capaz de aprendizaje por asociación -memorizando el vínculo entre un estímulo y su sentimiento-. el feto es por lo tanto sensible a las emociones que siente la madre. Lo que está demostrado es que el estrés y las emociones de la madre provocan una cascada de reaccione hormonales que modifican el caudal sanguíneo en el útero. De hecho, dada la compleja relación fisiológica entre la madre y el feto, lo sorprendente sería que el entorno uterino no contribuyera a dar forma al desarrollo fetal. Pero aquí "dar forma" no significa necesariamente dañar. Si la madre consume drogas o alcohol, eso puede tener una influencia nefasta para el bebé. Las emociones también tienen un papel. Por ejemplo, si la mamá está feliz, triste, alegre, estresada, tiene depresión, todo esto puede ser nocivo o benéfico para el bebé, según el carácter positivo o negativo de la emoción y de su intensidad repetitiva o no.

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