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Paz y Ciencia

miércoles, 13 de mayo de 2020

El Amor en la Gestalt




El silencio sobre el Amor en la Gestalt. Claudio Naranjo.

En la práctica psicoterapéutica que Perls instituyó también es más notorio el énfasis en la expresión de la agresión que el énfasis en lo amoroso. Pero no puede negarse que la gestalt es una terapia inusualmente eficiente, y mal podría decirse que es eficiente una terapia que no lleve a la gente a una condición de mayor salud mental. La salud mental va aparejada de una disposición más amorosa que la neurosis, como Fromm explicó tan bien, y la Gestalt ayuda a que la gente se torne más amorosa.

El amor es un asunto fundamental en el proceso terapéutico, pudiera ser tentador concluir que es irrelevante una teoría terapéutica que ni siquiera mencione aquello que constituye un asunto tan fundamental de la transformación.

Me parece que el escotoma en cuestión revela una rigidez dogmática que vino a complicar el entusiasmo con ciertas ideas nuevas, si no cierta grandiosidad. Pero en vista que se ha pensado la teoría de la Gestalt como un ropaje algo accesorio al que se recurrió para abrirle camino a la práctica en un mundo excesivamente académico, no puedo interesarme lo suficiente en azotar un caballo muerto.

Lo que me parece de mayor interés es la pregunta acerca del amor en la práctica de la Gestalt, y a ello paso ahora.

A primera vista parecería que con la práctica ocurre como con la teoría: la actividad del gestaltista a menudo parece más dura que tierna, por más que se repita una vieja fórmula respecto al deseable equilibrio entre el apoyo y la frustración. Pues Perls frustraba mucho más de lo que apoyaba, y aunque no haya sido el autor de la famosa frase "La sopa de pollo es veneno", ciertamente fue su manera de hacer terapia lo que la inspiró.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Nº Col.: A-1324
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