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Paz y Ciencia

jueves, 28 de mayo de 2020

Ciencia y Espiritualidad




Todos los vicios humanos se deben a la falta de conocimiento. Es el conocimiento lo que mostrará a las personas que, por su propio bien, es mejor ser sencillo y bondadoso, moderar los deseos terrenales y liberarse de las pasiones perniciosas”.

-Tao-


Pasamos gran parte de la vida intentando cambiar a los demás para que sean como creemos que deben ser. Nos molestan las personas que no se ajustan a lo que esperamos de ellas. Nos irrita quien discute algo que para nosotros está claro. Nos sublevan quienes no nos tratan con la deferencia que merecemos y, por eso, la reacción de incomodidad y desagrado es tan rápida que automáticamente cortamos la comunicación con ellos. Lo notamos nosotros y por supuesto lo notan ellos. No hace falta decir ni una palabra.

Todos tenemos dos tipos de neuronas: las espejo y las en huso -también llamadas de von Economo- que son capaces de captarlo, aunque no hayamos ni tan siquiera abierto la boca. La tensión se nota. Se nota la tirantez del padre con el hijo y de este con su padre. Se percibe entre el jefe y su empleado y entre el proveedor de un servicio y su cliente. La mente condicionada hace que cada uno reaccione de una manera distinta al percibir la misma situación de una forma radicalmente diferente:

- El padre ve a su hijo como un desobediente.
- El hijo ve a su padre como un tirano.
- El jefe ve al empleado como un incompetente.
- El empleado ve a su jefe como un incoherente.
- El proveedor de servicios ve a su cliente como un quisquilloso. 
- El cliente ve al proveedor como un manipulador.

Por eso, porque uno ve lo que ve con "tanta claridad" le resulta incomprensible que el otro no lo vea, y por eso, también, si no lo ve por las buenas, tendrá que hacerlo por las malas. No es de extrañar que aparezca de manera tan rápida la violencia mental, la verbal e incluso la física. Da la impresión de este estamos ante un problema sin solución. Sin embargo, creo que sí hay una opción mucho mejor.

Si yo acepto, si yo asumo, que la otra persona no puede actuar de otra manera que como lo hace, tomo la misma disposición que tendría no exigiendo a un perro que se comportara como un gato o a un león como a una oveja.

Esta aceptación hace que inmediatamente renuncie a todo intento de cambiar a nadie porque queda patente lo absurdo que es. Por eso nuestro corazón se mantiene en paz. Cuando alguien habla desde él, todo lo que expresa con sus gestos, con sus palabras y con sus acciones tiene una fuerza transformadora en la otra persona. Es en estos momentos cuando esta puede, ante respuesta tan sorprendente y tan poco esperada, elevar su nivel de conciencia y replantearse su conducta.

Un nivel de conciencia siempre va acompañado por un mayor nivel de compasión.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo.
Psicoterapeuta. N° Col.: A-1324
Teléfono: (+34 Prefijo España) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


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