En cualquier aspecto de la naturaleza, y en cualquier forma de nuestro organismo todo tiene su opuesto, noche-día, Yin-Yang, bueno-malo, claro-oscuro, fuerte-débil.....Todas, formas polares, son parte de nuestra naturaleza, y en si mismas no son incompatibles, somos nosotros quienes a través del juicio previo limitamos nuestra conciencia considerando adecuada una de las partes. Los seres humanos tendemos a conocer y valorar en parejas de contrarios, tendemos a fraccionar la realidad en pedazos, para poder analizarla. Nuestro proceso de conciencia, tras percibir la sensación que origina cualquier fenómeno, elabora un proceso mental de análisis, desmenuzando la realidad en dos partes, esto nos plantea un conflicto porque nos obliga a diferenciar y a decidir, sobre la bondad de una de ellas, eligiendo un lado y rechazando el otro, el contrario, a través de esta primaria discriminación rechazamos el todo, la unidad, y polarizamos nuestro existir. Si nos quedamos en esta primera fase de análisis "desintegrativa" y caemos en la exclusión incurrimos en una carencia. Por ejemplo en el dibujo de la copa de Rubin , se puede experimentar claramente el problema de la polaridad que este caso plantea, concretamente, caras/copa en figura /fondo. En esta imagen el negro depende del blanco. Esta interdependencia de los contrarios nos indica que, en el fondo de cada polaridad, existe una unidad que nosotros, los humanos, no podemos aprehender con nuestra conciencia, incapaz de percepción simultanea. Es decir, tenemos que dividir toda la unidad en dos polos, a fin de poder contemplarlos sucesivamente. Lo polar entonces no es el fenómeno, sino el conocimiento que tenemos de él a través de nuestra conciencia. En el caso de nuestra respiración: podemos dividirla en dos componentes, inhalación y exhalación, siendo la exhalación el contrario, el polo opuesto a la inhalación. No podría existir inhalación si no existiera su contrario la exhalación, si así fuera el proceso respiratorio, como lo conocemos, no existiría. Así que un polo, para su existencia, depende del otro polo. En la unidad, todo y nada se fusionan en uno, la nada no tiene manifestación o límite con lo que no es polar, en la unidad no hay reconocimiento, no hay discriminación posible, no hay empeño ni objetivo, solo hay ser porque no hay un algo externo que añorar, La relación de los opuestos consiste en que la existencia de uno necesariamente exige la existencia del otro; la interacción de los mismos funciona como un proceso dialéctico (Castanedo)
Las polaridades están relacionadas con la historia particular de cada persona y con la percepción de su realidad interior. Esta realidad determina que se desarrollen polaridades cuyas características son egosintónicas o aceptables para la conciencia de la misma y egodistónicas o inaceptables para el sí mismo. A partir de polaridades en pugna se generan conflictos polares que pueden ser tanto intrapersonales como interpersonales.
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